¿Cuándo nació el kirchnerismo? ¿Hace 20 años cuando el 25 de mayo de 2003 Néstor Kirchner asumió la presidencia? ¿O fue, como algunos dicen, que nació en las calles cuando en 2008 se desató el conflicto con el campo por la resolución 125, esa que pergeñó plagada de errores el entonces ministro de Economía, Martín Lousteau? Hay otros momentos más posibles o probables. Todos y todas tienen una. Yo también.

Todas esas fechas o sucesos son más o menos momentos iniciáticos, de nacimiento, de parto de un movimiento político como el kirchnerismo que --a diferencia de otros que lo intentaron-- pudo convertirse en un factor de poder, de gobierno y, sobre todo, de transformación de la Argentina. Un país que en su proceso de recuperación democrática había sufrido tropiezos, algunos más crueles que otros. Hiperinflación, leyes de impunidad, indultos, el invento de la convertibilidad, su caída y la represión del gobierno de la Alianza, con la UCR a la cabeza.

En ese momento y fruto de ese instante de la historia fue creciendo y desarrollándose --apenas sobre la superficie social y política-- el kirchnerismo. Ese que hoy cumple 20 años con la llegada Néstor Kirchner a la presidencia y que, al momento de la asunción, convocó al pueblo a "construir prácticas colectivas de cooperación que superen los discursos individuales de oposición".

¿Pero hay un día? Se dice que el peronismo nació el 17 de octubre de 1945. Pero para ese día antes tuvo que haber, por lo menos, un Perón en la Secretaría de Trabajo.

Entonces en esa búsqueda de la partida de nacimiento del kirchnerismo se puede pensar en el 7 de septiembre de 1987, cuando Kirchner se convirtió en intendente de la ciudad de Río Gallegos. Según relatan los memoriosos, desde el primer día le impuso una impronta que se desarrollaría a través de su carrera a la Casa Rosada. Mucha gestión, ordenamiento de las cuentas públicas y contención de los sectores más desprotegidos.

También se puede fijar como punto de partida el año 1991, cuando por primera vez ganó la gobernación de su provincia. Al fin y al cabo fue el debut del Frente para la Victoria Santacruceño. Pero era algo muy local, poco conocido para el resto del país.

El 3 de mayo de 1999, Kirchner compite y se convierte por tercera vez consecutiva en el gobernador de Santa Cruz. Le gana al armado menemista y radical con el que pretendían de desplazarlo de la conducción provincial. "Y ya lo ve, y ya lo ve, es para Menem que lo mira por TV", cantaba a voz en cuello la entonces diputada nacional Cristina Fernández de Kirchner. Las crónicas de esos días cuentan que lo hizo junto a un grupo de militantes cuando comenzaron a llegar los datos del escrutinio que confirmaban a Kirchner como gobernador.

Al día siguiente, en una charla con Página/12, éste dijo que comenzaba su último mandato como gobernador y que tenía planeado competir por la presidencia en 2007. Consideraba que la entonces Alianza, previsible ganadora de las elecciones presidenciales, iba a estar dos mandatos seguidos. No contaba Kirchner con el desastre que sería el gobierno de Fernando de la Rúa y el violento final que tuvo.

Es por eso que el 25 de mayo de 2003 se puede considerar como "la" fecha de nacimiento del kirchnerismo. Ese día, ante la Asamblea Legislativa, Néstor Kirchner anticipó que su gobierno llegaba para "cambiar los paradigmas" y que ese proceso de cambio se debía hacer con "decisión y coraje", sin caer en "jugadas mágicas o salvadoras ni en genialidades aisladas". También avisó que para cambiar "importa aprovechar las diversidades sin anularlas".

Ese día, en ese recinto de la Cámara de Diputados, Kirchner comenzaba a recuperar el papel principal del Estado como "reparador de las desigualdades sociales", los valores de la solidaridad y la justicia social para transformar la sociedad, para que sea más equilibrada, más madura y más justa. Ese fue el día que confesó que había soñado toda su vida el país podía cambiar y, como quedó en la memoria histórica, propuso el sueño de "una Argentina unida": "Quiero una Argentina normal, quiero que seamos un país serio, pero, además, quiero un país más justo".

Es verdad, este debería ser el día en que nació el kirchnerismo. Que todos los demás fueron imprescindibles y necesarios para que este movimiento político se transforme en una realidad. Pero como todas y todos tienen una fecha, yo también tengo la mía.

Me gusta pensar que entre el 2 y 3 de octubre de 1998 se produjo un alumbramiento. En esas dos jornadas, vividas en la lejanísima Patagonia, se reunió un grupo de dirigentes e intelectuales del peronismo en El Calafate, que le dio el nombre del grupo que allí surgió en un principio para elaborar líneas de acción de lo que debería ser un verdadero gobierno peronista. Por ese entonces, Eduardo Duhalde se anotaba como precandidato presidencial y este espacio, que se podría llamar de centro izquierda, le otorgaba una pátina progresista que necesitaba para zafar de los años de la vicepresidencia con Menem.

El documento final fue aprobado por los presentes que, con el correr de los años y las circunstancias, se transformarían en funcionarios del gobierno de Kirchner. Después algunos cruzaron de vereda, se volvieron feroces críticos para luego --ante la mano abierta-- volver a aliarse y a poco de andar volver a traicionar, como ocurre en la actualidad.

Lo valioso de ese documento es que bien podría considerarse como un Manifiesto Liminar. En esas 18 páginas se describe el país destruido por las políticas neoliberales, el peso de la deuda externa, la concentración mayor de la riqueza en unos pocos, "la precarización del trabajo y la desaparición de la una red de protección social".

Allí se planteó la necesidad de que desde el Estado frene la desigualdad social, le otorgue mayor presencia y desarrollo a la salud y educación pública; la protección a los sectores más vulnerables y el desarrollo de políticas activas para crear empleos y mejorar la distribución del ingreso. En ese sentido habla el documento de la formación de un nuevo Estado a través de construcciones políticas colectivas, sin importar las pertenencias partidarias. Todo un anticipo de la transversalidad.

En esos días se habló de la elaboración de un nuevo contrato social, donde además de los sindicatos y las organizaciones patronales, participen también aquellos que habían quedado fuera del aparato productivo fruto de las políticas neoliberales.

Muchas de esas afirmaciones, ideas y propuestas se desarrollaron durante el gobierno de Néstor Kirchner y, sobre todo, en los dos siguientes de Cristina Kirchner, donde se profundizó y avanzó mucho más de lo que esbozaron aquellas 18 páginas. Es por eso y nada más que por eso que, si se quiere caprichosamente porque pude estar presente, le otorgo a esas jornadas la categoría de nacimiento (o uno de ellos) del kirchnerismo.