En La revolución es un sueño eterno, de Andrés Rivera, el cáncer de lengua de Juan José Castelli es el trágico pretexto para contar de qué manera el “sueño emancipatorio” de Castelli y de Moreno, de una tierra integrada hasta este confín que somos el Norte para el puerto y la pampa, quedó anclado en una derrota polvorienta y quitada de heroísmo.
Pero este Norte fue pródigo en batallas, en hijos e hijas que supieron darla, aunque nos hayan enseñado sólo una parte: a pintar el cabildo amarillo, los paraguas bajo el cielo plomizo y el grito unánime y ficticio: “¡El pueblo quiere saber!”.
Aún hoy esa misma “revolución” nos seguimos interpelando. Y tal vez lo mejor es apurarse antes que “algo” nos quite la palabra, nos corte la lengua y nos aleje más de la utopía de creer -como Castelli y Moreno- que pueblos son todos, que patria es uno mismo en “respeto a un prójimo”.
Catamarca/12 habló con el historiador, profesor, y jefe del Archivo Histórico de Catamarca, Carlos Carabajal, para seguir desentrañando un tanto más esa historia.
¿Cómo se vivió la revolución de Mayo en Catamarca, para englobar a los territorios que ahora somos?
Los hechos políticos que se manifestaron en Buenos Aires en mayo de 1810, recién se conocieron el 22 de junio, ya que el correo llegaba una vez a la ciudad de Catamarca, por lo tanto los cabildantes se reunieron para informarse sobre los acontecimientos políticos que habían sucedido en Buenos Aires, como lo señala el acta redactada en esa ocasión: “Fueron convocados (los cabildantes) para abrir los pliegos que se han recibido por correo ordinario dirigidos a este magistrado de la Capital de Buenos Aires”
Al llegar las noticias de la Revolución de Mayo, Catamarca seguía siendo una pequeña ciudad alejada de los centros urbanos, considerada como en los confines del virreinato del Río de la Plata. Una ciudad de casas bajas, de calles polvorientas y de un ambiente bucólico.
El cabildo de Catamarca funcionaba frente a la calle Real o la calle Brava, hoy sería República y Rivadavia, en frente la plaza amplia con árboles nativos y de poca sombra, en la otra cuadra se levantaba la Iglesia Matriz y al lado del templo, el campos de las ánimas. El paisaje era adornado por la imponente construcción de la iglesia de San Francisco.
Con la llegada de las noticias de la capital del Virreinato, se congrega a un Cabildo abierto con la “parte principal y más sana del vecindario” para elegir a un representante ante el Congreso General, dicho congreso sería para optar qué forma de gobierno sería la más adecuada.
Como lo señala el historiador Ramón Rosa Olmos la noticia fue recibida con “profunda alegría” por los criollos y los españoles la tomaron con cautela.
Los hechos revolucionarios de mayo fueron un acontecimiento puramente de Buenos Aires donde prevalecieron los intereses inmediatos de la política y la economía del puerto, desde luego, los criollos, en su mayoría, se sentían ninguneados y el monopolio comercial privilegiaba a un grupo reducido que tenía los beneficios de la administración del Virreinato platense. Y esos grupos criollos vieron, en la Revolución, una oportunidad de sobresalir y de constituir gobiernos por cuenta propia. Buenos Aires se posesionó como la “hermana mayor” y por lo tanto las provincias y ciudades deberían obedecer ese paso histórico que estaban dando.
Esa revolución fue un hecho nacido en la ciudad de Buenos Aires, pero tuvo una repercusión y aceptación que lo volvió trascendental.
¿Hubo apoyo, representantes en el Cabildo de Buenos Aires?
El Cabildo de Catamarca tuvo que elegir un representante, y recién el 23 de julio se reunieron los 52 vecinos que eligieron a don Francisco de Acuña para el cargo de diputado por Catamarca.
Francisco de Acuña, nacido en Galicia, había ocupado en más de 20 años diversos cargos en nombre de la Corona y contaba con una reputación entre los catamarqueños. Acuña juró ante los cabildantes, pero exigió que se le retribuya la dieta correspondiente, en caso contrario no iba a caminar hasta que se le pague. Seguramente las arcas del ayuntamiento catamarqueño no eran las más nutridas de la región y lo que realmente se requería en este caso era un sacrificio por parte de los representantes. El 25 de agosto llegaron noticias de Buenos Aires donde se señalaba que para ser diputado representante del pueblo local no debería ser español nativo, por lo tanto don Francisco de Acuña quedó excluido de dicha obligación. Se puede atribuir que la actitud tomada por Acuña, de priorizar lo monetario por sobre la “patriótico”, se la interpretó como subestimación a la causa revolucionaria. Después de estos sucesos Acuña se refugió en su hacienda en Polcos.
Ante esta eventualidad y la urgencia de la situación, los cabildantes se reunieron nuevamente para elegir de una vez por todas al diputado por Catamarca. El 31 de agosto los vecinos eligieron al Síndico Procurador don José Antonio Olmos de Aguilera. Era un manifiesto adherente a la causa de Mayo y con un presupuesto ajustado y por su propia cuenta tomó viaje, en un duro itinerario de 25 días hasta llegar al Cabildo de Buenos Aires.
Feliciano de la Mota Botello fue elegido por el Gobierno central para sustituir a Acuña, Mota Botello a partir de su actividad como comerciante tuvo contacto con los patriotas de Mayo, lo que le valió ser el primer Comandante de Armas de la era revolucionaria, entre sus primeras medidas de gobierno fue darle de baja a las autoridades españolas en nuestro Valle y gestionó entre los vecinos una colecta para equipar a las milicias que integrarían el Ejército del Norte.
Se conformó un batallón de ciento cincuenta personas que estuvieron bajo las órdenes del coronel José Manuel Figueroa Cáceres, un confeso partidario de la revolución.
¿Hay documentos sobre esos días en la provincia (más bien en el territorio)? ¿Cuál es el más significativo?
El Archivo histórico de la Provincia atesora una gran cantidad de material documental, cuenta con distintos fondos y secciones desde el siglo 16 en adelante. Y con respecto al periodo de la Gesta de Mayo cuenta con los Libros Capitulares donde quedó registrado de puño y letra el relato vivo de los acontecimientos de esa época, los cuales vienen a construir una historia rica en datos y significativa para la conformación de una identidad propia. En el acta del 22 de junio de 1810 escrita con elegante cursiva termina con la refrenda de los vecinos catamarqueños.
¿Qué impacto tuvo entonces la Revolución?
La Revolución de Mayo tuvo un impacto significativo, una ciudad alejada de los principales circuitos de poder, tomó con beneplácito dicho cambio, y sobre todo al tener un gobernante como Mota Botello que implementó medidas radicales para que nuestro territorio sea partícipe de tan enorme empresa.
Los historiadores marcan que varias personas de la ciudad como de la “campaña” colaboraron de manera desinteresada, entregando lo poco que tenían para la causa emancipadora.