El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, anunció este jueves el comienzo del traslado de las armas nucleares tácticas rusas hacia su país, que comparte frontera con Ucrania, mientras que los mercenarios rusos del Grupo Wagner iniciaron su repliegue de la ciudad oriental de Bajmut, tras anunciar su captura el pasado sábado.
Las armas nucleares
"No voy a revelar el número y su emplazamiento. Acordamos el despliegue de las armas nucleares: dónde, cuándo, las ojivas. Había que tomar una decisión y ésta corresponde al presidente ruso. Con Rusia cualquier cuestión que hoy presentamos, se decide en cuestión de unos pocos días", señaló Lukashenko, que se encontraba en Moscú para participar en la cumbre la Unión Económica Euroasiática, y garantizó la seguridad de dicho armamento destacando que los bielorrusos son "gente cuidadosa".
El jefe de Estado mencionó además que su homólogo ruso, Vladímir Putin, le informó que había firmado el decreto correspondiente, tras lo cual los ministros de Defensa de ambos países, Serguéi Shoigú y Víktor Jrenin, rubricaron hoy en Minsk una serie de documentos que reglamentan el almacenamiento de esas armas en territorio bielorruso.
Los dos países justifican este paso con la "política extremadamente agresiva" de los países de la OTAN junto a sus fronteras. "En el contexto de una escalada extremadamente fuerte de las amenazas y de la actividad de las misiones nucleares conjuntas de la OTAN estamos obligados a tomar medidas de represalia en el ámbito militar-nuclear", subrayó el ministro ruso Shoigú. "Rusia no transfiere armas nucleares a la República de Bielorrusia: el control sobre ellos y la decisión de utilizarlos sigue siendo de la parte rusa", enfatizó.
En marzo pasado el jefe del Kremlin anunció un acuerdo con su homólogo bielorruso para el despliegue de armas nucleares tácticas en el país vecino. En abril, el Ejército bielorruso recibió formación en Rusia sobre el uso de municiones especiales para los misiles Iskander-M y completó el entrenamiento para operar aviones de ataque Su-25, que fueron equipados para portar armas nucleares tácticas.
Críticas al anuncio
La Casa Blanca tachó de "irresponsable" el traslado de armas nucleares tácticas rusas a Bielorrusia, pero precisó que no ven indicaciones de que Rusia se prepare para utilizarlas. "No vimos ninguna razón para ajustar nuestra postura nuclear", indicó la portavoz gubernamental, Karine Jean-Pierre, durante una rueda de prensa. A su vez aseguró que Estados Unidos continuará monitorizando la situación y destacó que el país sigue comprometido con la defensa de la OTAN.
La Comisión Europea también cuestionó el anuncio: "Este no es un paso hacia la desescalada, es un paso que solo aumenta la tensión que puede enmarcarse en el contexto de la agresión ilegal de Rusia y la cooperación de Bielorrusia", remarcó el portavoz de Exteriores del Ejecutivo comunitario, Peter Stano.
La opositora bielorrusa en el exilio, Svetlana Tijanóvskaya, denunció que estas acciones representan una amenaza para todo el continente europeo. "Esto no solo pone en peligro la vida de los bielorrusos, sino que también crea una amenaza para Ucrania, para toda Europa", explicó Tijanóvskaya desde su cuenta de Twitter. "Hará que los bielorrusos se conviertan en rehenes de las ambiciones imperiales rusas", añadió.
El repliegue
El anuncio de Lukashenko coincidió con el comienzo de la retirada de los mercenarios del Grupo Wagner de la ciudad ucraniana de Bajmut. "Retiramos las unidades de Bajmut. Hasta el 1 de junio la mayor parte se instalará en campamentos en la retaguardia", afirmó este jueves el jefe de los wagneritas, Yegueni Prigozhin, en un vídeo supuestamente grabado entre la ruinas de la ciudad. Y agregó: "Le entregamos todo a los militares: posiciones, munición e incluso raciones de comida".
Prigozhin no desperdició la oportunidad de lanzar una pulla a la jefatura militar rusa, a la que criticó e incluso insultó en los últimos meses, al afirmar que dejaba a dos de sus hombres por si los militares necesitan ayuda para defender Bajmut. La retirada se produce tras la incursión de combatientes llegados de Ucrania el lunes y martes en la región rusa fronteriza de Belgorod, que Moscú tardó más de 24 horas en repeler, poniendo de relieve una vez más las dificultades de las fuerzas rusas.
Por la captura de la ciudad, para la que necesitaron nueve meses y medio, los mercenarios pagaron un elevado precio: 16.000 muertos, 10.000 de ellos presidiarios reclutados en penales rusos, según admitió el también conocido como "chef" de Putin en una entrevista publicada el miércoles.
Canje de prisioneros
Por su parte, las autoridades ucranianas informaron la liberación de 106 militares ucranianos que habían sido hechos prisioneros en Bajmut en una operación de canje. "Entre aquellos que vuelven de su cautiverio hay algunos que habían sido dados por desaparecidos”, indicó el jefe de la oficina presidencial ucraniana, Andriy Yermak.
Oficialmente la parte rusa no confirmó el canje, del que en la redes sociales se publicó un video grabado desde un dron en el que se aprecia un intercambio de prisioneros en un camino el que se encuentran varios blindados de las dos partes con grandes bandera blancas.
El asesor de la oficina presidencial ucraniana, Mijailo Podolyak, afirmó que la contraofensiva ya está en marcha y que este tipo de operaciones no comienza con una acción concreta. "No es un 'acontecimiento único' que comience a una hora específica de un día específico con un acto de cortar una cinta", explicó Podolyak en su cuanta de Twitter ante las reiteradas especulaciones sobre en qué momento Ucrania lanzará su próxima operación para recuperar el territorio ocupado por Rusia.