El papa Francisco designó al obispo de Río Gallegos Jorge García Cuerva como nuevo arzobispo de Buenos Aires, en reemplazo del cardenal primado Mario Poli, quien renunció a ese cargo por haber llegado a la edad jubilatoria de 75 años.
Su perfil es de lo más cercano al que Jorge Bergoglio le imprimió a la iglesia católica. Es considerado un obispo con perfil académico pero de amplia inserción pastoral. Lo que Francisco llama “pastores con olor a oveja”.
Tiene 55 años, es abogado y teólogo, y su historia pastoral está ligada a los sectores más vulnerables de la sociedad. Misionó en algunos de los barrios más pobres del conurbano y se desempeñó en diversos penales como parte de la pastoral carcelaria bonaerense.
En las villas y en las cárceles
García Cuerva había sido nombrado obispo Auxiliar de Lomas de Zamora el 20 de noviembre de 2017 y luego obispo de Río Gallegos desde el 3 de enero de 2019. Desde 2021 es miembro del Dicasterio para los Obispos y el año pasado asumió como Comisario Pontificio del Instituto de derecho diocesano Miles Christi.
El 14 de marzo de 1989, García Cuerva ingresó al seminario de la Diócesis de San Isidro. Fue ordenado sacerdote el 24 de octubre de 1997 en la Catedral de San Isidro por el entonces obispo diocesano Alcides Jorge Pedro Casaretto.
En la década del ’90 se asentó en la Diócesis de San Isidro, donde inició su ministerio en los barrios populares del conurbano, como El Palito y El Garrote, de la localidad de Tigre. Luego fue vicario parroquial de la Iglesia Nuestra Señora de La Cava, ubicada en una de las más conocidas villas de emergencia.
En 2006 pasó a ser párroco de la Iglesia Santa Clara de Asís en la localidad de El Talar, partido de Tigre, en los barrios populares San Pablo y Almirante Brown; y en 2014 volvió a La Cava como párroco.
En el ámbito de la Pastoral Carcelaria fue capellán de unidades carcelarias en la provincia de Buenos Aires (2011); delegado diocesano de la Pastoral Penitenciaria (1997); delegado regional de la Pastoral Carcelaria, y representante de América Latina y el Caribe ante la Comisión Internacional de la Pastoral Penitenciaria Católica (ICCPPC) en 2010 y 2017.
Su perfil académico
Como parte de su formación sacerdotal, realizó estudios de Filosofía y Teología en el Instituto de San Agustín y obtuvo el grado de Bachiller en Teología, por la Pontificia Universidad Católica Argentina.
En esa misma universidad obtuvo los siguientes títulos de posgrado: Licenciatura en Teología (2003), con especialización en historia de la Iglesia y Licenciatura en Derecho Canónico (2016). Por la Universidad Católica de Salta, Argentina, obtuvo el grado de Abogado (2009).
Además fue
miembro de la Comisión Nacional sobre la Drogodependencia de la Conferencia
Episcopal Argentina (hasta el año 2013). En la diócesis de San Isidro fue
vicepresidente de Cáritas (2012-2017); asesor de Derecho Canónico (desde 2016);
y promotor de Justicia en el Tribunal Interdiocesano de San Isidro-Merlo-Moreno.