El “renunciamiento” de Mauricio Macri a una nueva candidatura presidencial, hace ya un mes, generó una escalada en la interna que disputan Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, que ni las fotos de familia logran aplacar. Pero lo que ocurre en los territorios, a nivel de las candidaturas municipales, es aún más virulento. San Martín es un caso paradigmático, similar al de Quilmes, relatado recientemente por este medio, en el que la dispersión favorece las chances del oficialismo local.
Ya es un hecho que, por primera vez en muchos años, el ministro de Obras Públicas Gabriel Katopodis no encabezará la boleta del oficialismo. Ese lugar lo ocupará Fernando Moreira, quien hoy se desempeña como intendente interino. Katopodis, habitué de la Mesa de Ensenada y de excelente vínculo con todos los sectores del justicialismo, tendrá probablemente destino legislativo. La oposición repite como un mantra que Moreira no es Katopodis, pero antes de pensar en sus adversarios, Juntos por el Cambio debe ordenar un panorama por lo menos complejo.
De acuerdo a los sondeos a los que tuvo acceso BuenosAires/12, quien más mide es el abogado mediático y diputado provincial mandato cumplido, Mauricio D'Alessandro, que, siempre aclara, no tiene ningún parentesco con Marcelo D’Alessandro, el ex ministro de Seguridad de Larreta, que debió renunciar luego de que se filtraran chats que lo involucraban en el viaje a Lago Escondido organizado por Clarín y en el cobro de coimas por concesiones de grúas y estacionamientos de la ciudad.
La trayectoria política de Mauricio es sinuosa. Se inició junto a Francisco De Narváez, con cuya boleta accedió a una banca en 2011, luego se integró al Frente Renovador que conduce Sergio Massa. En los últimos años, fue fichado por el possismo, a instancias de la mano derecha del intendente de San Isidro, el sanmartinense Walter Carusso. Carusso, radical de toda la vida, diputado por la primera sección electoral y socio de D’Alessandro en un importante estudio jurídico, es el verdadero artífice de su candidatura.
Su postulación, que aventaja a las de Andrés Petrillo y Santiago López Medrano, está basada en la expectativa de los vecinos de que San Martín se convierta en San Isidro, con independencia de las diferencias de composición socioeconómica y capacidad recaudatoria de ambos distritos.
Petrillo, que en 2021 ganó la PASO local, viene un poco más atrás en los sondeos opositores. El hoy concejal fue un importante dirigente de la Franja Morada a mediados de los años noventa, que tras un paso por el centro de estudiantes de Arquitectura, llegó a presidir la FUBA. Integra junto con personajes como Lautaro García Batallán y Darío Lopérfido, la denominado "Generación Sushi", que tras el final del gobierno de Fernando De La Rúa, encontró en el PRO la oportunidad de reciclarse. Más cerca en el tiempo, Petrillo fue subsecretario de Servicios Públicos de Jorge Macri en Vicente López, donde además de cobrar como funcionario facturaba como proveedor.
El ex ministro de Desarrollo Social de María Eugenia Vidal, Santiago López Medrano, es el tercero en discordia. Responde políticamente a Cristian Ritondo, el gran descartado por Patricia Bullrich al ungir a Néstor Grindetti como candidato a gobernador. En 2018, él y sus principales funcionarios aparecieron en la lista de aportantes a la campaña de 2017, por la que se inició la causa popularmente conocida como “aportantes truchos”, aunque nunca presentaron ninguna documentación que acredite esos movimientos. Actualmente preside la Corporación Sur.
Efecto Mariposa
Petrillo aspiraba a integrarse a la boleta de Santilli y Rodríguez Larreta, según las encuestas más competitiva que la de Grindetti y Bullrich, y más afín al electorado de origen radical, pero la tensión entre su jefe político Jorge Macri y el jefe de gobierno porteño por su sucesión, complica severamente ese objetivo.
Por su parte, López Medrano, como el resto del vidalismo, vio virtualmente desaparecer su espacio, al quedar Vidal y Ritondo fuera de competencia. Ocurre que en el PRO, hoy, no hay tercera posición: se está con Larreta o se está con Bullrich.
D’Alessandro, a su vez, tiene números a su favor para mostrar, pero necesitará otro nivel de acuerdos superestructurales, porque responde a un sector minoritario del radicalismo bonaerense. Ese partido, hoy está en manos del diputado provincial Maximiliano Abad, que sigue postergando su lanzamiento y aspira, de manera cada vez más evidente, a secundar a alguno de los postulantes del PRO al sillón de Dardo Rocha.
Por el lado del oficialismo, el único que amaga con competir es Leonardo Grosso, del Movimiento Evita. Pero su jefe político, Emilio Pérsico, retomó contactos con el kirchnerismo en las últimas semanas. La columna del Evita en Plaza de Mayo, bajo la lluvia, fue de las más nutridas, señal innegable de armisticio.
San Martín, al noroeste del conurbano, tiene una población de 450 mil habitantes. Durante el siglo XX tuvo un perfil marcadamente fabril, pero desde las políticas neoliberales y desindutrializadoras de la última dictadura militar, se convirtió en un territorio de serios contrastes.