“Un festival acá resulta muy simbólico: es uno de los pocos lugares que tenemos para tocar hoy”. La cantante Karina Beorlegui habla en las oficinas del Club Atlético Fernández Fierro, uno de los baluartes del tango contemporáneo. A su alrededor asienten colegas que también están en la movida: Dema –de la orquesta Petitera–, Flavio “el Ministro” Reggiani –de los dueños de casa–, Patricio “Tripa” Bonfiglio –de Rascasuelos– y alguien a quien insisten para sumarse a la entrevista: el Tano Walter Coccaro, iluminador de siempre del CAFF. Si están todos reunidos, en cierto modo, es gracias a él, que fue quien propuso armar un festival que nucleara a todos los que hicieron de ese uno de sus escenarios predilectos. La idea prendió: el festival Familia CAFF comenzará mañana a las 20 y se extenderá durante nueve noches que se repartirán hasta el 26 de agosto con 40 grupos de tango y la participación especial de otros colectivos artísticos vinculados de un modo u otro al espacio (ver recuadros). Además, todo será transmitido en directo por la radio online del lugar (radiocaff.com.ar). “Quisimos juntar a todos los grupos de tango que tocaron acá y formaron una familia, hacer un festival con la política de la cooperativa”, plantea el Tano. En sobremesas, asambleas multitudinarias y boca en boca fue cuajando la propuesta, recuerda Dema. El espíritu colaborativo es la base del encuentro: cuando uno toca, el otro atiende la puerta, la barra, recibe a la gente o ayuda en lo que le toque.
El FA CAFF comienza el mismo día que el Festival/Mundial oficial. Cuando PáginaI12 pregunta si hay un espíritu de contrafestival, las respuestas son diversas. El Ministro plantea que, más allá de las fechas, están “haciendo el festival de tango más grande, el más importante” y apoya su afirmación en la cantidad de proyectos musicales, de enorme diversidad, que participarán en FA CAFF. Y aunque algunos de los grupos se presentarán en ambos eventos (la propia Beorlegui, el Quinteto Negro La Boca, Alto Bondi, por ejemplo), asegura: “No nos conformamos con que en un festival de tango haya cuatro grupos nada más, la escena tanguera actual la va a reflejar más este festival que cualquier otro”. Reggiani estima en 60 los grupos de tango contemporáneo y de esos, explica, dos tercios visitarán el CAFF estas semanas.
Su colega Bonfiglio dispara contra el encuentro mundialista: “Siendo que el oficial está tan vaciado de contenido, que no le da lugar a los que la pelean durante el año, que está todo formateado for export, donde el protagonista es la competencia –¡y el arte no es para competir!–, nos la dejan muy fácil: ¿cómo no vamos a hacer el mejor festival del mundo? Esto es asumir la responsabilidad, en función de nuestras posibilidades”. El compositor de Rascasuelos destaca la pluralidad estilística del FA CAFF, que conjuga a gobbianos como la orquesta típica La Martino, a seguidores de Di Sarli como la Misteriosa Buenos Aires, a rockeros pródigos como La Vidú, a cultores del folklore como Marian Farías Gómez, y casi cualquier otra variedad que imaginable dentro del amplísimo campo de posibilidades que ofrece el tango. “Cada uno tiene su sonido, pero a todos nos conocemos, hay amistad entre los grupos”, celebra Tripa. El Ministro celebra la “fraternidad” que se advierte en época de crisis, cuando la malaria económica pega en el mundo de la cultura “y más necesitás el apoyo del compañero”. Algo que Dema define como “la flor que surge del pantano”.
Para la cantante, la diferencia entre un encuentro y otro consiste en “la forma de encarar las cosas” y destaca que la movida del tango independiente “tiene una identidad que hoy se ve reflejada en este festival”. Para Beorlegui, no se le puede pedir al oficial que refleje lo que muestra este encuentro. “El FA CAFF refleja una forma de pensar la vida: los que estamos acá somos lo que van a ver y somos así todo el año. Eso le da una identidad distinta”, reflexiona.
–Circula la idea de que, sino desde el público, sí desde lo creativo el tango vive una nueva época de oro. ¿Lo perciben así?
Ministro: –Totalmente de acuerdo. De hecho, cuando empezamos con la Fernández Fierro no existía una orquesta típica que no fuese institucional, de una municipalidad o un teatro. Hoy hay un montón de típicas, hay un montón de grupos tocando su música. Hace quince años los grupos hacían covers para laburar en las tanguerías, lo que se pide para los turistas.
Dema: –Antes, lo máximo a lo que se aspiraba era a viajar a Japón. Pero las cosas cambiaron, fueron muchos años de gente haciendo tango. Mucha de esa gente se dio cuenta de que era una mierda apuntar solamente a esa gira a Japón, con un formato súper acartonado, y cada uno de esos músicos encontró su sonido en esos años de desarrollo.
Tripa: –Creo que salió algo que surge naturalmente en las bandas de rock, que empezaron a surgir así grupos de tango o bandas de tango.
Karina Beorlegui: –Insisto con esto de la identidad, con lo auténtico de las propuestas. No están armadas para vender un producto, como decía Tripa, de ir a Japón o algo. Si vienen y nos contratan para ir a Japón, así como estamos, bienvenido sea. Todos queremos ir de gira y ganar en euros. La realidad es que la venimos remando en dulce de leche, es muy difícil vivir de la escena local. Entonces la única que queda es unirse y así somos mucho más fuertes.
Muchos especialistas en el tema señalan que la gran influencia del rock en el tango contemporáneo no es tanto musical como metodológica. Es el laburo de hormiga de las bandas del under, un modelo que reproducen la mayoría de los grupos tangueros. “Es la línea del CAFF desde hace trece años y no vamos a cambiar ahora de política”, sostiene el Coccaro. “Autogestivo, cooperativo y dándonos una mano entre todos”, afirma, y cuenta que los músicos también serán los boleteros, tesoreros y asistentes de lo que haga falta durante el FA CAFF. “Todo queda entre nosotros y la plata que se recaude será reinvertida en el tango, no en una cuenta en Panamá”.
Otra virtud del FA CAFF, dice Tripa, es mostrar aquello que une a todos los grupos más allá de las diferencias musicales y estilísticas: “Ese hilo conductor es la contracultura porteña, la que ocurre en Buenos Aires y no ves en Bailando por un sueño, música popular y auténtica, entendiéndolo como lo que surge de abajo hacia arriba y no impuesto como producto de arriba hacia abajo”.
Para el Ministro, nada puede ser mejor que un festival organizado por los propios músicos. “Suena ambicioso, pero lo mejor que nos puede pasar es que el CAFF nos quede chico y tener que pensar cómo lo hacemos el año que viene”. Más allá de eso, la propuesta del FA CAFF no se limita a la música. Aunque no habrá milonga, sí habrá algunos bailarines, una feria de libros, exposiciones de fotografía y poesía mural, una muestra de la fundación León Ferrari y, destacan los músicos convocados por PáginaI12, todos los discos de producción independiente de los grupos participantes, en lo que confían será “la disquería de tango actual más grande y concentrada”, pues su producción suele estar desperdigada y la distribución, complicada. “El disco como formato está en crisis ante los canales virtuales –analiza Tripa–, pero hay gente que todavía lo quiere tener en físico y no lo encuentra en una disquería normal en toda su pluralidad. ¡Acá van a estar!”Ese ímpetu tanguero, que clama por un espacio de exposición, encontró su lugar en el FA CAFF. Por eso Dema parafrasea una histórica definición política argentina: “Dicen que si hay una necesidad hay un derecho, ¿no? Bueno, en este caso si hay una necesidad hay un tango”.