Parece ficción pero sabiendo que Agustín Canapino pertenece a esta dimensión podría ser tanto un caso aislado como inspirador. Su padre, el mítico constructor de autos de carrera Alberto Canapino, sobresalía entre el puñado de privilegiados el día en que su hijo condujo por primera vez un auto modificado para carreras. No tenía edad legal para manejar pero gastaba las teclas de su computadora viajando desde su habitación al circuito del mundo que quería, siempre que estuviera en la memoria del simulador. Con un par de cómplices logró que le presten aquel día, en el autódromo, unas vueltitas en el coche de Copa Megane, categoría promocional para jóvenes talentos mezclados con semi profesionales que despuntaban vicio de correr, generando una enorme impresión a los testigos. No solo eso, sino que al poco tiempo fue campeón y destrabó un ascenso interminable que hasta hoy le permite ser tetracampeón de Turismo Carretera, siete veces monarca en TopRace y bicampeón de TC2000, además de sus lauros en categorías de ascenso para alcanzar 15 coronaciones nacionales.
Como si este cuento fuera poco, hace un par de años Agustín recibió la invitación para correr un potente auto en Daytona y pocos meses atrás aceptó el desafío de manejar un monoplaza de Indycar, el más veloz de la tierra rondando los 380 km/h en ciertos circuitos ovales de Estados Unidos. Tiene ya 33 años pero genera la misma sensación en los avezados, que observan como un desconocido que nunca corrió en este tipo de autos hace las cosas como un experimentado. Especialmente, esta semana luce los colores de la selección de fútbol campeona en Qatar 2022 y fue habilitado para correr este domingo 28 en la 107ª edición de las 500 Millas de Indianápolis con un Dallara-Chevrolet largando en el 27° puesto, cortando para Argentina una racha de 83 años sin presencia en la capital mundial de la velocidad.
"Estoy muy orgulloso por mi equipo y muy feliz de estar corriendo la INDY 500 por primera vez en mi vida"
Nació en Arrecifes, la ciudad bonaerense donde se respira alto octanaje y a diario uno puede cruzarse a grandes pilotos. Sucede desde los tiempos de José Froilán González, el primer ganador con Ferrari en la Fórmula 1 y subcampeón mundial, pasando por el multifacético Carlos Alberto Pairetti (que corrió en Rafaela la única competencia que Indycar disputó en Argentina), o la dinastía que llegó tras la figura de Luis Rubén Di Palma y una inagotable lista que, ligado al trabajo de su padre, llevó al joven Agustín a crecer en el deporte motor. Para más, el representante de la 'Cuna de Campeones' corre en un equipo fundado por el argentino Ricardo Juncos, que viajó hace dos décadas con una mano delante y otra detrás escapando de una crisis financiera para cumplir el sueño de forjar su propia estructura deportiva.
Un cambio de vida
También marcó el récord a la hora de aprender el idioma y está confortablemente instalado en el nuevo hogar, con la compañía de su pareja, Josefina, y las mascotas 'Pistón' y 'Milo' junto a ellos. Todo comenzó con una serie de eventos que hace un año abrieron el impensado camino, cuando desde el Circuito Internacional Termas de Río Hondo se consultó qué hacer para organizar una carrera de Indycar en Argentina y al poco tiempo se coordinó un evento de exhibición con Agustín manejando el coche del Juncos Hollinger Racing tanto en Buenos Aires como en la pista satiagueña. El suceso impulsó la chance de que se sume como piloto estable junto al inglés Callum Ilott, en el JHR. El arrecifeño se aferró a esta oportunidad, preparó el físico para las exigencias de conducción y sumó kilómetros sobre un monoplaza de Fórmula 3. Ni más ni menos experiencia, para lanzarse a uno de los autos más nerviosos y complejos de dominar a altísimas velocidades.
Canapino puede que sea el hombre más mirado hoy en Indycar. Asegura haber vivido la experiencia más extrema de su vida con las vueltas de entrenamiento y clasificación, incluyendo un susto y la pericia para salvarse de un golpazo a más de 350 km/h. Tal como alguna vez un hombre de varios deportes, como Martín de Álzaga Unzué o Raúl 'Pulenta' Riganti siendo el único en completar el recorrido (14° en 1933), tanto como Juan Antonio Gaudino y sus medallas empeñadas para estar allí; Agustín será el cuarto representante de Argentina en desafiar los 805 kilómetros de carrera. Ni siquiera Juan Manuel Fangio en 1958 o 'Il Matto' Pairetti tuvieron un auto acorde para clasificar, por lo que Canapino y Juncos están ante un momento histórico. Y si bien hubo más argentinos en Indycar, como Enrique Mansilla, Fangio II (sobrino del 'Chueco'), Norberto Fontana o Gastón Mazzacane, ninguno de ellos estuvo en las 500 Millas. Por eso transita la semana más esperada y el domingo delante de 350 mil espectadores y el mundo será uno de los 33 temerarios que irán a cumplir esas 200 vueltas desde las 13:30 hs con el catalán Alex Palou (Dallara-Honda) largando primero tras marcar el récord de la pista.