La sugestiva investigación abierta por la policía de Berlín tras el show de Roger Waters, quien se presentó en esa ciudad el pasado 17 de mayo en una de las estaciones de su gira This Is Not a Drill -que llegará al estadio de River los días 21 y 22 de noviembre-, provocó una respuesta casi inmediata del músico británico. 

El bajista, cantante y compositor puso el foco en las intenciones políticas detrás de un argumento que malinterpreta el sentido original y actual de The Wall, y señaló sus opiniones como principal razón de las críticas alemanas e israelíes, que señalaron especialmente la imagen de Anna Frank en las pantallas.

Aquí el comunicado completo:

Mi reciente performance en Berlín ha atraído ataques de mala fe que buscan silenciarme porque están en desacuerdo con mis opiniones políticas y principios morales. Los elementos cuestionados son claramente una declaración en contra del fascismo, la injusticia y el fanatismo en todas sus formas. Los intentos de retratar esos elementos como otra cosa son falsos, y están políticamente motivados. El retrato de un fascista demagogo desquiciado ha estado presente en mis shows desde Pink Floyd The Wall, en 1980.

He dedicado mi vida a hablar en contra del autoritarismo y la opresión allí donde la vea. Cuando era chico, tras la guerra, a menudo en mi casa se pronunciaba el nombre de Anna Frank, y ella se convirtió en un recordatorio de lo que ocurre cuando no se controla al fascismo. 

Mis padres lucharon contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial, y mi padre pagó el precio mayor. Sean cuales sean las consecuencias de estos ataques contra mí, seguiré condenando la injusticia y a todos aquellos que la perpetran.