Serbia informó este sabado que las unidades de su Ejército se extendían para tomar posiciones en la línea administrativa con Kosovo, en medio de renovadas tensiones y enfrentamientos en esa zona derivadas de unas elecciones locales celebradas el mes pasado en los municipios kosovares de Zvecan, Zubin Potok y Leposavic. La comunidad serbia, mayoritaria en la zona, había llamado al boicot, lo que se tradujo en una participación mínima -inferior al 4 por ciento- y en la victoria de representantes de partidos vinculados a la minoría albanesa que ahora intentan asumir los cargos.
"Se está produciendo el despliegue de unidades del Ejército serbio hacia la línea administrativa, esperamos que tomen posiciones en las próximas horas”, declaró el ministro de Defensa serbio, Milos Vucevic, citado por la agencia de noticias Sputnik. ”No queremos jugar a ningún juego de guerra, pero las líneas rojas para Serbia son conocidas", añadió.
Por su parte, decenas de miles de personas, según medios locales, salieron este sábado a las calles de Belgrado para protestar contra el Gobierno y exigir a la televisión pública RTS que informe mejor sobre sus protestas. Los manifestantes exigieron la destitución de sus directivos y corearon lemas contra el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, al que pidieron su dimisión.
El presidente
En este contexto, Vucic anunció este sabado su renuncia como líder del gobernante Partido Progresista Serbio y durante una reunión del partido en la ciudad de Kragujevac transmitida en línea por la cadena Tanjug, propuso para ese puesto la candidatura del ministro Vucevic.
La renuncia se dio a conocer luego de que ayer la población serbia local se reuniera frente a las oficinas de las nuevas autoridades vinculadas a la minoría albanesa para evitar que pudieran acceder a sus despachos, lo que generó enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. La Policía entró en el ayuntamiento de Zvecan y usó gas lacrimógeno y granadas aturdidoras, también se escucharon disparos. En Leposavic se cortó la comunicación telefónica.
Vucic, que ejerce también la función de comandante de las Fuerzas Armadas, pidió el viernes aumentar el nivel de alerta de combate al Ejército y ordenó el despliegue de tropas cerca de la frontera con Kosovo, una antigua provincia serbia que en 2008 proclamó una independencia que todavía no es oficialmente reconocida por cerca de la mitad de los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Kosovo es el hogar de aproximadamente 120.000 serbios, muchos de los cuales siguen siendo leales a Belgrado, especialmente en las áreas del norte cerca de la frontera, donde hay frecuentes disturbios, manifestaciones y brotes de violencia ocasionales.
Repercusión mundial
Ante la escalada de la situación, la vocera de la Cancillería rusa, María Zajarova, publicó un comunicado en la web del Ministerio de Exteriores ruso, en el que afirmó que "Moscú condena enérgicamente las acciones de Pristina que amenazan la seguridad en la región de los Balcanes y responsabiliza de lo ocurrido a Estados Unidos y la Unión Europea". Según ella, estos se desempeñan como "instigadores del conflicto" que retrasan el logro de una solución mutuamente aceptable basada en la resolución 1244 del Consejo de Seguridad de la ONU.
La portavoz de la Alianza Atlántica, Oana Lungescu, indicó en su cuenta oficial en la red social Twitter: "Instamos a las instituciones en Kosovo a reducir la tensión de inmediato y llamamos a todas las partes a resolver la situación a través del diálogo".
El Departamento de Estado estadounidense acusó el viernes al Gobierno kosovar de "acceder por la fuerza a los edificios municipales" del norte del territorio, "acciones que tomó en contra de Estados Unidos y los socios europeos". Según la diplomacia estadounidense, estas acciones no hicieron más que aumentar las tensiones "de manera aguda e innecesaria" y "socavando" los esfuerzos de Washington por "normalizar las relaciones entre Kosovo y Serbia", con lo que tendrán "consecuencias" respecto a las relaciones bilaterales.