La caída de la producción de petróleo va de la mano del cambio de política del gobierno nacional para el sector. En el primer semestre del año, la extracción de crudo se redujo en un 7,8 por ciento con respecto a igual período del año pasado. Pero la comparación con respecto a la producción en la primera mitad de 2015 arroja un descenso del 10,7 por ciento, quebrando la recuperación histórica iniciada en 2013, año posterior a la renacionalización de YPF. A partir de ese momento, el gobierno nacional de entonces había puesto en marcha un programa en pos del autoabastecimiento petrolero, a través de una agresiva política de inversiones de YPF, pero también comprometiendo al conjunto del sector en ese objetivo. A partir del inicio de la gestión de Cambiemos, el ministro de Energía, Juan José Aranguren, encabezó una política de desestructuración de esa intervención oficial de autoabastecimiento. No es casual que la caída de la producción local venga de la mano de un notable aumento de las importaciones de crudo por parte de las principales empresas del sector (cuadruplicaron los volúmenes del año 2015), que pese a la baja de la actividad interna mantuvieron o incrementaron su rentabilidad.
La desregulación petrolera trajo como reflejo el cambio de actitud de las empresas del sector. Las áreas de concesión, principalmente en el norte (cuenca del Noroeste) y en el sur patagónico (cuenca del Golfo San Jorge) sufrieron las consecuencias. El desarrollo de Vaca Muerta (Neuquén), con perspectivas de muy elevada rentabilidad, además subvencionada por precios diferenciales para el gas y el petróleo, motivó que aquellas empresas que se decidían a invertir allí, desinvirtieran en las áreas convencionales del Norte y el Sur. Hasta YPF siguió ese patrón de conducta.
Esta política oficial, de aliento a Vaca Muerta y desaliento al resto, provocó cortocircuitos entre Aranguren y su segundo en Energía, José Luis Sureda, quien terminó presentando la renuncia en duros términos respecto a la política energética liderada por el primero, con origen y larga trayectoria en Shell. Sureda proviene, en cambio, de PAE (grupo Bridas más Cnooc de China), empresa con fuerte apuesta en Chubut y en la cuenca Noroeste, y una de las más afectadas por la contracción del subsidio al crudo de exportación de los yacimientos del Golfo. Subsidio que el gobierno tiene intenciones de eliminar a partir del año que viene.
La política de desregulación de Cambiemos tiene impacto directo sobre la producción, mucho mayor que el que puede atribuirse a la caída del precio internacional. YPF y PAE tuvieron un recorte de producción más moderado que el resto (5,6 por ciento la primera, 4,1 la segunda). En cambio, Tecpetrol (grupo Techint) funciona en sintonía con la política orientada desde el gobierno nacional. Si se comparan sus inversiones en exploración y explotación del año 2015 en el Golfo San Jorge, de 11 y 96 millones de dólares respectivamente, se observa la violenta caída que está en marcha. En 2016, la inversión en exploración se redujo a un nivel escasamente significativo de 2,5 millones de dólares, y para este año ya anunció que no hará inversiones en el rubro. En lo que respecta a explotación, es decir el mantenimiento de lo que ya está en producción, registró inversiones por 60 millones de dólares en 2016 y anunció 39,2 millones para el corriente año (información recogida de agencia de Noticias Cadena del Sur). Es decir, que en dos años, sus inversiones en explotación se redujeron en 60 por ciento y en exploración, en 100 por ciento. No es sorprendente, entonces, que la producción de Tecpetrol en la zona resulte este año un 50 por ciento inferior a la del primer semestre de 2015.
La otra cara de este cambio de política es la importación, y cómo responden las distintas empresas a las señales del gobierno. La menor producción de crudo doméstico empezó a ser reemplazada, aceleradamente, por importación, tanto de petróleo como de combustibles (nafta y gasoil). Axion (Esso) y Oil vieron crecer sus compras externas, la primera, de 27 mil a 41.500 metros cúbicos de 2015 a 2016 (período enero a mayo), subiendo a 73.500 este año. La segunda, pasó de 22.700 m3 a 42.400 en 2016, y a 84 mil m3 este año. Shell prácticamente duplicó sus importaciones en el último año (de 42.800 pasó a 81 mil), mientras que YPF se sumó al club de los importadores este año, con compras por 67.800 m3. “Obviamente, ganan más comprando más barato en el exterior e invirtiendo menos internamente”, señaló el director de Oetec Federico Bernal, fuente además de los datos consignados.