Vestidos de luto, con lápidas, ataúdes y escenografía mortuoria, becarios e investigadores realizaron “un velorio de la ciencia”, ante el asedio del ajuste presupuestario instrumentado por el Gobierno. La protesta, en reclamo de respuestas de las autoridades, derivó en una breve toma pacífica del Ministerio de Ciencia. La respuesta oficial fue, por primera vez desde que existe la cartera, el envío de policías, que ingresaron y acordonaron el edificio ubicado sobre Godoy Cruz al 2200. Finalmente, tras el amplio repudio de la comunidad científica al despliegue policial, el ministro Lino Barañao recibió a representantes de las agrupaciones de investigadores y se comprometió a retomar las negociaciones, suspendidas desde hace tres meses, para reubicar a los 500 investigadores excluidos del Conicet por el recorte de fondos: según se anunció, la comisión conformada para tratar ese conflicto se volverá a reunir el 22 de agosto, y para ese día las organizaciones de científicos volverán a movilizarse al ministerio.
La protesta comenzó ayer a la mañana, pasadas las 10, para “velar a la ciencia argentina”. Con carteles que decían “No al ajuste” o “Ciencia argentina QEPD”, becarios e investigadores montaron un cortejo fúnebre, una procesión que recorrió la calle Godoy Cruz y culminó con un discurso dedicado a homenajear a la “ciencia difunta”. Además pensaban entregar un petitorio destinado al ministro Barañao y al presidente Mauricio Macri para exigir la reapertura de la comisión de seguimiento, la instancia de negociación acordada en diciembre del año pasado para tratar la reincorporación de los científicos excluidos del Conicet, pese a que habían superado todas las instancias de evaluación.
Ante la falta de respuesta, los manifestantes ingresaron al edificio y realizaron una toma pacífica del hall de acceso, que fue respondida por las autoridades con un amplio operativo policial. Los repudios a la amenaza represiva, expresados desde la comunidad académica y también desde un amplio espectro de organizaciones políticas, pronto recorrieron las redes sociales.
Fue entonces cuando los delegados de los científicos recibieron una propuesta de los funcionarios: Barañao los recibiría a cambio de que desalojaran el ministerio. Con el principio de acuerdo en pie, la Policía Federal se retiró hacia la calle. “Hubo un momento de tensión, afuera está todo militarizado, pero vamos a juntarnos con Barañao y, mientras, quedarán unos diez compañeros en el edificio”, decía a PáginaI12 Hernán Palermo, de Científicos y Universitarios Autoconvocados. Entre las organizaciones que participaron de la protesta también estaban Jóvenes Científicos Precarizados, Becarios Empoderados, Red Federal de Afectados del Conicet, ATE-Conicet y AGD-UBA.
“A más de siete meses de la firma del acta acuerdo, no se ha avanzado en solucionar la situación de los investigadores excluidos y las negociaciones se hallan virtualmente interrumpidas desde que la gestión de Macri y Barañao ha decidido no volver a convocar la comisión, reunida por última vez hace tres meses”, advirtieron entonces las agrupaciones de científicos.
En la reunión con el ministro, de la que participó también Alejandro Ceccato, presidente del Conicet, se acordó reabrir la comisión de seguimiento dentro de dos semanas.
Más allá del conflicto por los investigadores apartados del Conicet, en la protesta los manifestantes denunciaron el vaciamiento del sistema científico. “La oferta de becas se redujo en un 16 por ciento. Simultáneamente, se produjo el desmantelamiento de los programas de producción de vagones de carga, de radares y del Sistema Aéreo Robótico Argentino”, plantearon, entre otros ejemplos, e incluyeron la privatización parcial de la explotación comercial y la gestión del satélite Arsat 3. Los investigadores manifestaron, además, su rechazo al “plan estratégico” que promueven las autoridades del sector –sobre el que ya informó este diario el 18 de julio pasado–, al que definieron como “mercantilista”.
El velorio de la ciencia no sólo se realizó frente al ministerio, en la Ciudad de Buenos Aires, sino que tuvo réplicas en otras ciudades del país, como Rosario y Córdoba.