- Se enfrentaban Túnez e Irak en La Plata, en el segundo partido de la jornada que había empezado con el cruce de Inglaterra y Uruguay. Jugaban mal, aburrían, empataban cero a cero y no llegaban a las áreas. De pronto, desde una de las cabeceras cayó el ingenioso canto fuera de contexto, como mandan los manuales del humor: “jugadores/ la concha de su madre/ a ver si ponen huevos/que no juegan con naaadie”. Y un rato más tarde cuando los tunecinos se pusieron en ventaja el mismo grupo volvió con su carga graciosa: “Túnez, mi buen amigo, esta campaña volveremo a estar contigo”. Esto es folclore y no los inadmisibles gritos racistas que se produjeron en los últimos días en las canchas de Racing, Gimnasia y Huracán.
- Elijo creer, cómo se decía durante el Mundial de Qatar. Véase esta curiosa coincidencia: en este Mundial Juvenil la Argentina ganó los tres partidos de la primera fase con 10 goles a favor y 1 en contra. En el 79, aquel equipo de Menotti que se consagró campeón había ganado los tres partidos de la primera fase, ¡con 10 goles a favor y 1 en contra! Sí, ya se sabe que en aquel equipo jugaba Diego Maradona y el DT era César Luis Menotti y eso marca distancias enormes, pero los datos están ahí y llaman la atención.
- Se llama Darko Giaby, es negro, inglés, de origen ghanés, juega de volante central con el número 14 en la espalda. Se formó en la academia del Manchester City y ahora está en el Leeds. Le hizo un golazo a Uruguay. La rompió toda en el partido contra Uruguay.
- Otro proyecto de crack es Federico Redondo, elegante como el padre, aunque no es zurdo. Le hace honor al apellido cada vez que pasa la pelota. No va a durar mucho en el fútbol argentino, lamentablemente.
- Luka Romero, el del golazo contra Nueva Zelanda arrancando desde la mitad de la cancha, nació en Durango, México (su padre jugaba ahí en el 2004), tiene pasaporte español, es parte del plantel de Lazio de Italia y juega en nuestra selección. En las redes sociales más de un mexicano se le quejó a Dios porque no les tira un centro.
- El Colo Valentín Barco juega fenómeno, le sobra clase. En el partido contra Nueva Zelanda, con la goleada ya consumada hizo un innecesario pase de los llamados "no look" , es decir mirando para otro lado. No había ningún rival cerca al que se lo pudiera confundir con esa acción. Y todo quedó entonces en una canchereada. Barco es muy pibe y se comprende la necesidad de meter algún lujito en un partido en el que a sus compañeros le salían todas, pero alguien del cuerpo técnico le debe haber explicado que esas cosas no se hacen; que con los neocelandeses no pasa nada, pero si eso se lo hacés a un sudamericano caliente te puede costar un tobillo.
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