La habilidad del ex ministro de Educación, Esteban Bullrich, para hacer declaraciones desafortunadas volvió a salir a la luz con un sentido de la oportunidad cada vez más preciso. A pocos días de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias y ante la mirada atónita de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, el candidato a senador de Cambiemos trató de hacer una enumeración de los “logros” de la gestión macrista: “El camino que hemos emprendido todos los días tiene un metro más de asfalto, una sala más, un pibe más que está preso”, afirmó Bullrich, que continuó hablando sin reparar en sus palabras. Rápidamente recibió una serie de críticas que fueron desde la oposición hasta agrupaciones como la Asociación Argentina de Magistrados, Funcionarios y Profesionales de la Justicia de Niñez, Adolescencia y Familia (Ajunaf).
Durante una entrevista para un canal de televisión el lunes por la noche, Bullrich respondía junto a Vidal sobre las acciones del Gobierno. Después de la frase en la que se mostró orgulloso de que todos los días hay “un pibe más que está preso”, siguió su exposición. “Ayer, en la provincia de Buenos Aires, la Policía Bonaerense, que antes era sospechosa, puso preso a otro, otro... –se trabó Bullrich al darse cuenta de su exabrupto e intentó volver sobre sus palabras– otro delincuente que está acusado de ser parte de una red de corrupción.”
El revuelo que provocaron esas afirmaciones obligó al ex ministro a intentar una explicación: “No hablaba de chicos, tampoco de pibes chorros, yo hablaba de adultos. Hablaba de que después de años de la mala policía, hoy es la que arresta a los narcos, corruptos”, dijo y se escudó en que se realizó una interpretación maliciosa como “parte del juego de la campaña”.
La cara de sorpresa que la gobernadora Vidal no pudo disimular ante las cámaras durante aquella entrevista no le dio demasiado crédito a la supuesta malinterpretación del aspirante a senador de Cambiemos.
“Las declaraciones de Bullrich reflejan cuál es el tipo de políticas que tiene Cambiemos para los chicos. No son políticas de cuidado, de protección, de educación. Las únicas políticas que tienen para con los chicos son de punición y persecución. Son políticas en las que los chicos son percibidos como un peligro.”, afirmó Daniel Filmus candidato a diputado de Unidad Porteña. El ex ministro de Educación durante el kirchnerismo agregó que “al mismo tiempo que las políticas son de punición, estos chicos son los que están sufriendo en sus hogares la falta de trabajo, las políticas económicas de Macri que no les permiten llegar a fin de mes, la falta de vacantes en las escuelas y la falta de políticas para la niñez”. “Son doblemente víctimas. No nos interesa analizar si fue un fallido o no, el planteo de fondo que ha hecho Bullrich es cómo imaginan ellos a los chicos más humildes y los imaginan en la cárcel”, concluyó Filmus.
Desde la Ajunaf consideraron “lamentable que el logro de un gobierno, o la propuesta electoral de un partido político, tenga como eje mostrar solamente una respuesta punitiva a los niños, generando estigmatización y estereotipando negativamente a los niños”. Según la asociación presidida por César Raúl Jiménez “se vislumbra el comienzo de una nueva etapa represiva en violación a garantías constitucionales, que incluye la persecución penal y la represión a adolescentes”.
No es la primera vez que el ex ministro macrista realiza definiciones polémicas sobre temas sensibles. La semana pasada lo hizo con el aborto y la violencia de género cuando dijo “Ni una menos es también que si hay una beba adentro (del cuerpo de la mujer embarazada), ni una menos porque también la estás matando”. Así tergiversó el concepto de Ni Una Menos que lucha contra la violencia machista.
Otras de las frases que salieron de la boca de Bullrich y pasaron para la historia fueron la de Ana Frank, cuando, en referencia al nazismo, dijo que la niña había sido víctima de “una dirigencia que no fue capaz de unir”; la de la “nueva campaña de desierto pero sin espadas con educación”, en relación al proceso histórico que diezmó a las comunidades originarias; y que los despedidos deberían tener sus “proyectos propios como cervecerías artesanales”.