Los vecinos y vecinas de Chacarita se sumaron a la lista de barrios que se oponen al avance inmobiliario provocado por la aprobación del nuevo Código Urbanístico (CUR) en el año 2018. Al igual que otros barrios porteños como Belgrano, Núñez, Villa del Parque, Villa Ortúzar o Palermo, presentaron un proyecto de ley en la Legislatura con el objetivo de limitar las alturas de edificación permitidas por la nueva normativa urbana. Aseguran que el CUR aumentó las alturas en diversos polígonos, provocando una situación de "construcción desenfrenada" dentro del barrio, en el que ya relevaron más de 150 obras, terrenos en venta o casas demolidas desde la modificación normativa.
Fue un primer grupo de vecinos y vecinas el que hizo sonar las alarmas del resto del barrio, cuando hace seis meses se encontraron con que al lado de sus viviendas se empezaba a construir un edificio de siete pisos, algo a lo que no estaban acostumbrados en las zonas de casas bajas de Chacarita. "Después de eso empezamos a registrar muchos carteles de 'en venta' y una mayor cantidad de demoliciones, y obviamente la elevación del costo de la tierra", recuerda a este diario Luis Herrera, integrante de Amparo Ambiental Chacarita, la organización de vecinos y vecinas que presentó el proyecto de ley en la Legislatura.
Los fundamentos de la iniciativa están acompañados por un mapa realizado de forma colaborativa por los y las vecinas. Actualizado al día de hoy, el mapa cuenta con 151 marcaciones: en marrón las "obras en ejecución", en amarillo los "terrenos baldíos y/o tapiados", en rojo los terrenos o casas "en venta para edificar" y en verde las viviendas que sufrieron "demolición total". En el proyecto se especifica que estas últimas son 8, más 33 obras en ejecución y 58 lotes en venta. Los vecinos y vecinas también temen que la construcción acelerada termine por saturar la provisión de servicios como la luz o el agua.
"Creemos que la especulación y la situación de construcción desenfrenada que se generó tiene que ver con la posibilidad de aumentar la altura", sostiene Herrera. El vecino de Chacarita explica que el proyecto presentado busca que en tres polígonos del barrio se retrotraigan las alturas a lo fijado antes de la aprobación del CUR. "Antes existía el Factor de Ocupación Total (FOT) que determinaba qué altura podía tener un edificio en relación a la superficie constructiva de un terreno. Eso hacia que en los lotes grandes no pudiera haber más de tres pisos de altura. Este es es un barrio así, de casas bajas de no más de tres pisos", señala el integrante de Amparo Ambiental Chacarita.
Según el colectivo vecinal, la eliminación del FOT "permitió construir edificios en las esquinas, adelantó la línea de frente y redujo los pulmones de manzana, y esto trajo como consecuencia el aumento de la capacidad constructiva". En cuanto a las alturas, aseguran que "en el entramado interno del barrio, se pasó de una altura máxima de tres pisos, unos nueve metros, a una de siete, más de 23 metros". El primero de los polígonos apuntados se enmarca entre las avenidas Córdoba, Federico Lacroze, Forest, Corrientes y Juan B. Justo, incluyendo también una pequeña parte de Villa Crespo; el segundo entre Federico Lacroze, Alvarez Thomas y Forest, mientras que el tercero comprende al perímetro de las avenidas Forest y Elcano, y las calles Guevara, Céspedes y Fraga.
Según relata Herrera a este diario, la experiencia de otras organizaciones barriales fue colaborando para guiar a los vecinos y vecinas de Chacarita en el camino hacia el proyecto de ley. Los casos de Núñez y Belgrano son los únicos, hasta el momento, en haber tenido éxito al lograr que sus proyectos lleguen a ser aprobados dentro del recinto. En ambos casos se limitaron alturas o capacidades constructivas para zonas específicas de los barrios, como Lomas de Núñez. En Villa Devoto, Villa del Parque, Villa Ortúzar o Palermo, por ejemplo, todavía no tuvieron esa suerte y sus proyectos siguen sin ser debatidos en comisiones. En las últimas semanas, en tanto, vecinos y vecinas de Boedo, Almagro y Balvanera comenzaron a reunirse para evaluar acciones a seguir ante las situaciones similares que atraviesan sus barrios.
"Cuando se decidió abrir la discusión al barrio, acá armamos una primera asamblea a la que asistió mucha gente. La respuesta fue muy rápida, encontramos que es una causa que atañe a buena parte de la comunidad, tanto partidarios de la oposición como a votantes del oficialismo a los que esta situación evidentemente ya no les agrada. Eso está bueno porque genera un movimiento de conciencia. Deberíamos conocer estos temas más a fondo, casi como una materia del secundario. Hay que saber bien cuáles son nuestros derechos en los temas urbanísticos y de vivienda", señala Herrera.
En pocos meses, Amparo Ambiental Chacarita logró conformar una organización estructurada que ya se divide en cinco comisiones de trabajo: Proyecto de Ley y Enlace Institucional, Comunicación, Relaciones Interbarriales, Relevamiento y Patrimonio, y Banderas. Hacen pancartas que cuelgan en las ventanas o balcones de sus casas, imprimen folletos para repartir o planillas con las que juntan firmas para apoyar el proyecto y la acción de amparo que presentarán si la iniciativa no prospera. Ponen mesas para firmar en Parque Los Andes o en el Corredor Jorge Newbery.
"En el barrio ya había una preorganización de otras actividades que colaboró a agruparnos por esta causa. Hay grupos que ya hacen reciclajes de compost instalando composteras en distintos puntos, otros que en la pandemia hacían compras comunitarias y uno más de reciclado. Todo eso ayudó muchísimo a la organización", considera Herrera. El vecino de Chacarita concluye que el Gobierno porteño no hay "ninguna perspectiva de construcción de una ley urbanística que contemple el bienestar y el ambientalismo urbano, y que sea dirigida a una mejor forma de vida de los habitantes. Es sólo una cosa desenfrenada de negocios y de construir".