Los precios minoristas registraron un incremento del 2,0 por ciento en julio, motorizados por los aumentos en los hoteles durante las vacaciones de invierno, el rubro indumentaria y calzado, las subas autorizadas a la medicina prepaga y el alza en los combustibles. La medición realizada por el Instituto Estadístico de los Trabajadores representa una aceleración frente al 1,2 por ciento que había marcado en junio y acumula durante los primeros siete meses del año una suba del 15 por ciento. En la comparación interanual el indicador registra una escalada del 24,2 por ciento mientras que la proyección del ritmo de inflación observado en lo que va de 2017 arrojaría una suba de precios del 27,1 por ciento. La cifra no solo supera en diez puntos porcentuales la cota superior de la meta oficial del 12-17 por ciento sino que está significativamente por encima del 20 por ciento que comenzaron a publicitar como objetivo desde el Poder Ejecutivo.
Junto con la estimación de la inflación percibida por los trabajadores registrados, el IET de la UMET difundió un IPC de los jubilados. La inflación para ese segmento de la población ascendió el mes pasado a 1,5 por ciento y acumula un aumento del 25,9 por ciento contra julio de 2016.
Durante el mes pasado, el rubro que más subió en el IPC de los trabajadores fue esparcimiento. El alza del 4,7 por ciento estuvo impulsada por el encarecimiento de precios de los alojamientos en los destinos turísticos por las vacaciones de invierno. El segundo aumento en relevancia fue en “indumentaria y calzado”, que registró un incremento del 3,3 por ciento en un contexto de crisis sectorial por la apertura importadora. El podio lo cierra el rubro salud, donde la escalada del 2,7 por ciento la explican los aumentos en las cuotas de las prepagas autorizados por el Gobierno. También afectó a la dinámica de precios la suba en los combustibles a partir del alza del dólar, que impactó de lleno sobre el ítem transporte y comunicaciones, donde la variación mensual fue del 2,5 por ciento. Por su parte, “Alimentos y bebidas” trepó 1,3 por ciento de la mano de las subas en lácteos y cárnicos. Como no hubo cambios en las cuotas de los colegios privados incluidos en el relevamiento, “Educación” fue el rubro que menos subió (0,7) por movimientos de precios en útiles escolares.
El mes pasado la inflación fue más intensa en los hogares asalariados registrados de mayores ingresos. Las mediciones del IET arrojan que los precios para los trabajadores de menores ingresos subieron 1,58 por ciento mientras que el segmento con mejores salarios experimentó aumentos del 2,48 por ciento. “Eso se explica por el hecho de que los servicios públicos no subieron y los alimentos lo hicieron por debajo de la media (afectando proporcionalmente menos a los deciles bajos) y a que, por el contrario, las subas en prepagas, taxis, naftas y vacaciones de invierno afectaron más a los deciles más altos, que destinan una parte mayor de sus gastos a este tipo de rubros”, explica el informe difundido ayer. Sin embargo, en la comparación interanual, la inflación del 10 por ciento de los trabajadores de menores ingresos es la más elevada de todas al marcar una suba interanual del 27,2 por ciento, mientras que los sectores con remuneraciones más altas perciben una inflación del 23,0 por ciento. La brecha entre extremos se ubica alrededor de los 4,2 puntos porcentuales. La razón de la inflación más intensa del primer decil es la suba de servicios públicos.
Cuando se retrotraen los registros hasta el comienzo del gobierno de Mauricio Macri, la inflación acumulada de los asalariados formales fue del 67,1 por ciento. Sin embargo, la inflación de los trabajadores de menores ingresos fue del 79,6 por ciento, esto es, 12,5 puntos porcentuales más intensa que la del promedio de los asalariados registrados, y 19,1 puntos porcentuales más alta que la del sector de mayores ingresos.
En cuanto al nuevo índice de los jubilados, el año pasado marcó una suba del 44,2 por ciento. Como el indicador se construye considerando las pautas de consumo específicas de ese sector de la población -mayores gastos en alimentos, servicios públicos y salud- el guarismo se ubica por encima del 42,1 por ciento que marcó el aumento general y del 40,6 por ciento experimentada por los asalariados registrados. El IPC de los jubilados acumula una suba del 25,9 por ciento interanual por encima del IPC del conjunto de la población (24,5) y asalariados registrados (24,2).