El abogado e integrante de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos Eduardo Tavani repudió a los dichos del excapellán militar Rodrigo Vázquez contra la designación del obispo García Cuerva.
En diálogo con AM750, Tavani afirmó que le "sorprendió como a la mayoría" este hecho aunque "estamos acostumbrados a este tipo de discursos".
En este sentido, Tavani invitó a preguntarse "a quiénes está dirigido" este discurso. "Es ciertamente un discurso de odio que pretende estigmatizar a José Ignacio García Cuerva", dijo.
"Sus palabras quieren dañar, herir a la persona y destruirlo de alguna manera, que es lo que estamos viendo no solo de estos personajes sino también de los medios de comunicación", sentenció.
"Los organismos de derechos humanos somos contundentes ante estos discursos: les respondemos con nuestra lucha de memoria, verdad y Justicia", cerró.
El violento audio por el nuevo arzobispo de Buenos Aires que nombró el Papa
“Muy buenos días a todos, queridísimos amigos, camaradas de este grupo tan distinguido. No soy de escribir ni hablar mucho, pero participo asiduamente de este grupo, escuchando y rezando por las intenciones de cada uno de ustedes, la Santa Misa y el Santo Rosario”, comienza por decir Vázquez en el mensaje. Luego habla de la designación de García Cuerva como arzobispo de Buenos Aires.
He aquí sus argumentos: le atribuye ser “una persona gay, que apoya el LGTB, toda esa porquería”; agrega que “además apoya el terrorismo, es kirchnerista, peronista y es recontrafrancisquista”. Apunta que “es antimilitar por supuesto, amigo de las Abuelas de Plaza de Mayo, por supuesto que sí”. Concluye que se trata de “lo peor que puede haber sucedido así que a rezar mucho y pedirle al Señor que con su providencia nos acompañe. Que viva Cristo Rey, viva María Reina y el glorioso Patriarca San José”. El caso es similar al del obispo Antonio Baseotto cuando, en el debate público sobre el aborto, pidió "que le cuelguen una piedra a Gines González García y lo tiren al mar".
José Ignacio García Cuerva, el objeto del odio, fue designado por el Papa como arzobispo de Buenos Aires para reemplazar a Mario Poli, que se retiró tras cumplir 75 años. García Cuerva, veinte años menor, tiene un perfil vinculado al trabajo con los pobres. Se ordenó como sacerdote en 1997 y su primer destino fue la villa de La Cava, en San Isidro. Luego participó de la Pastoral Carcelaria; también fue capellán de varios centros penitenciarios de la provincia de Buenos Aires. De ese recorrido le quedó la identificación de cura villero, que más tarde pasó a ser de obispo villero. El Papa acaba de instalarlo en la diócesis más visible del país, en la principal vidriera de la Iglesia en Argentina.