El Seleccionado Argentino Sub 20 arrancará este miércoles ante Nigeria sus mano a mano del Mundial de la categoría rodeada de un favoritismo impensado hace diez días cuando arrancó la maratón de partidos. El mismo ambiente del fútbol que desconfiaba del equipo de Javier Mascherano se dio un baño de repentino exitismo y ahora cree que si se mantiene el rendimiento creciente y se alinean los planetas, Argentina tranquilamente puede levantar la Copa del Mundo el domingo 11 de junio en el estadio Diego Maradona de La Plata.
Es cierto que después de un comienzo lleno de dudas pese a la victoria ante Uzbekistán, el Seleccionado fue levantando su perfil. Pero el bajo nivel de oposición que presentaron Guatemala y Nueva Zelanda obliga a moderar el optimismo. Argentina ganó, goleó y de a ratos gustó porque también tuvo enfrente rivales que flotaron sobre la cancha, casi no lo atacaron y le permitieron todo. Y aunque el camino rumbo a la final no parece inaccesible, se supone que Nigeria en octavos, Ecuador o Corea del Sur en cuartos e Inglaterra, Italia, Colombia o Eslovaquia en una hipotética semifinal seguramente ejercerán una resistencia mucho mayor.
De todas formas, Argentina tiene con qué sustentar sus ambiciones. Y no solo por su condición de local. El plantel le ofrece a Mascherano variantes de mitad de cancha en adelante que acaso no tenía (o no le funcionaron) en el Sudamericano de Colombia en enero pasado. El técnico empezó jugando con Máximo Perrone y Mateo Tanlongo en el mediocampo pero cuando ingresaron Ignacio Miramón y, sobre todo, Federico Redondo ganó allí en generación de juego y estética. Entre el elegante Valentín Carboni y el habilidoso Matías Soulé se estableció un interesantísimo diálogo de zurdos, más cuando los dos se buscan y encuentran por adentro. Pero con sus goles y su estilo desmañado apareció Luka Romero y ahora pide pista desde el principio.
Y en el ataque, Brian Aguirre y Juan Gauto ofrecen piques, gambetas y desbordes por los costados para abastecer el poder goleador de Alejo Véliz que respalda desde el banco Ignacio Maestro Puch. O sea: Mascherano puede poner y sacar sin resentir la potencia y el fútbol de su equipo, y a diferencia de lo sucedido en el Sudamericano, su mensaje parece haber llegado al plantel. Pero a partir de ahora, no sólo jugará lo futbolístico. La presión de ir por el título del mundo pondrá inevitablemente a prueba la fortaleza anímica de los pibes argentinos.
Los Mundiales Sub 20 son torneos imprevisibles. No siempre juegan las reglas y los favoritismos de los Mundiales más grandes. Y por eso, las chances de la Argentina no son mayores ni menores que las del resto de los equipos. La Selección parece marchar con onda verde pero sería un exceso cargar a los pibes con el peso de una candidatura excluyente. O de repetir la gloria eterna de Qatar. El título y la eliminación quedan a la misma distancia. Debería tenérselo en cuenta antes de que empiece a rodar la pelota.