Llevar al escenario un programa de radio. En 2019, a Gustavo Campana le dio por tal trasvasamiento bajo el propósito de encarar la historia argentina a través de reflexiones, relatos y canciones a cargo del cantautor Gabriel Torres. Salió bien. Tanto que al austero relato de Funes, el memorioso que dio el puntapié inicial en el Centro Cultural Caras y Caretas, se le fueron sumaron luego entrevistas en vivo, actuaciones, programas de radio devenidos videos, cantores, músicos y locaciones que sumaron alternativas a la inicial.
Pero la esencia del programa radial que brilló entre 2011 y 2019, a través de más de trescientos capítulos, sigue siendo la misma. “Lo que nosotros planteamos es que todos los secretos del presente y el futuro están en el pasado y que, por lo tanto, los títulos de mañana tienen un kilómetro 0 muy lejano”, explica el periodista y escritor. “Por caso, duele ver cómo los medios logran deshistorizar a millones de seres humanos, que al no poder saber de dónde vienen, son desclasados sin rumbo. Hace un rato largo que algunos sectores de sociedad argentina padecen un analfabetismo político fabricado a medida que impide que millones descubran quien es su verdadero enemigo”.
Campana y Torres volverán a jugar de local en el Caras y Caretas (Venezuela 330) este sábado 3 de junio a las 21. El disparador temático rondará esta vez los 40 años de democracia que se están cumpliendo en la Argentina. “Pienso que hace 213 años Argentina es escenario de una batalla inconclusa entre el modelo de país y el proyecto de colonia y por supuesto, la democracia no quedó al margen de esa disputa”, diagnostica Campana en la previa. Y desarrolla sobre los polos en pugna: “El campo nacional y popular sostuvo soberanía política, independencia económica y justicia social, con industria nacional, derechos laborales, distribución de la riqueza, defensa territorial, Patria grande, derechos humanos, etcétera. Y el Poder real apuntaló achique, ajuste, endeudamiento externo, fuga de capitales, patria financiera, negacionismo, monopolio de la palabra, lawfare y defensa de los privilegios de la minoría”.
-¿Y cómo operó la democracia en esta recurrente tensión?
-Bueno, en estas cuatro décadas, fruto de victorias y derrotas, tuvimos marchas y contramarchas; pero la democracia es una herramienta, no ordenó privatizaciones, ni convertibilidad, ni leyes de perdón, ni fue a buscar préstamos al Fondo. Fueron las decisiones políticas y económicas de hombres y mujeres, que en algunos casos jugaron a favor del pueblo y en muchas otras, operaron para el establishment. Todos llegaron a través del voto popular, algunos para cumplir promesas, otros para traicionarlas y el neoliberalismo para ser fiel a su ADN.
A este tipo de reflexiones como marco apuntan las composiciones de Torres y otros creadores que interpreta en cada puesta de Funes, el memorioso el cantor y guitarrista Leonardo Pastore. “Las canciones y el guión van de la mano, se complementan, dicen lo mismo desde distintos lugares”, cuenta Campana, otrora lugarteniente radial de Víctor Hugo Morales en La mañana de la 750, entre 2016 y 2020. “Con Gabriel, buscamos el engranaje perfecto entre sus clásicos y las canciones nuevas, casi siempre a través de un tema completo o con un par de estrofas de una canción, que se enlace con el guión”.
Entre tales, sonarán esta vez “Ninguna derrota”, “Warnes”, “Milagro”, “Troya”, “Resistiremos”, “Discípulos de Discépolo” y “Milonga del Paparulo”. “Sostengo que el pueblo siempre vuelve y que la historia inexorablemente pone las cosas en su lugar. A veces tarde, otras muy tarde, y sin respetar nuestros tiempos finitos. Pero como decía Paco Urondo, 'sé que futuro y memoria se vengarán algún día'”, señala Campana quien, además de seguir con sus cotidianas tareas en Radio Nacional, está terminando Batalla Inconclusa, libro que precisamente aborda los 40 años de democracia.
-A propósito de libros: ¿Cómo vuelven hacia vos, hoy, las páginas de No les tengo miedo (Un militante que respetó su pasado), el libro que escribiste sobre Néstor Kirchner?
-Regresan como aportes, preguntas, lecturas comparadas con otros gobernantes, recuerdos repletos de ternura y nostalgia. Siempre las devoluciones construyen un libro paralelo.
-¿Cómo fue el devenir de ese trabajo? ¿Acecha, como planteabas en algún pasaje, el peligro de que el peronismo vuelva a transformarse en ese partido del establishment, que temía Néstor y teme Cristina?
-Si la fecha de nacimiento del peronismo es el “Día de la Lealtad”, es porque ese 17 de octubre fueron derrotados los traidores. Estamos hablando de una marca de nacimiento que persigue a los partidos populares. Alem encontró en el suicidio un camino para escapar de la traición. Castelli dijo antes de morir, después de ver como los propios se comían sus sueños, “Si ves al futuro, dile que no venga”. Pero ninguna victoria ni ninguna derrota son eternas. Si triunfan los que alguna vez instalaron el “desarmadero” del pensamiento nacional, es porque encontraron campo fértil para avanzar. Pero el peronismo regresó de las bombas en la Plaza, de los fusilamientos, de la persecución, de la proscripción, de la desaparición de personas, de los vuelos de la muerte, del robo de bebés… Por lo tanto, ya dio pruebas de su ser un eslabón importantísimo del encadenamiento de causalidades que construyeron los mejores días de la argentinidad política.
-¿Qué, a quiénes y por qué leer hoy?
-Hoy tengo mucha necesidad de literatura periodística, de confirmar a través de clásicos de catálogo y de algunos nuevos imprescindibles, que hay que poner patas para arriba el relato oficial. ¿Hay algo más presente que Scalabrini Ortiz?: “Todo lo que nos rodea es falso o irreal. Es falsa la historia que nos enseñaron. Falsas las creencias económicas con que nos imbuyeron. Falsas las perspectivas mundiales que nos presentan y las disyuntivas políticas que nos ofrecen. Irreales las libertades que los textos aseguran”.