Desde México D.F.
2024 va a ser un año importante para América Latina. Por un lado, la segunda economía más grande de la región tras Brasil, un país del G20 como México, tiene elecciones presidenciales a mediados de año. Y pocos meses después se celebran elecciones en el único país, decía Eduardo Galeano, que nunca sufre golpes de Estado, debido a que no cuenta con una Embajada de Estados Unidos. Sí, las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024 son importantes para América Latina, y aunque el Deep State, Wall Street y el complejo industrial-militar mantienen un gobierno permanente, no es lo mismo si lo hacen con Joe Biden, Donald Trump o incluso el aún más extremista Gobernador de Florida Ron DeSantis, en la Casa Blanca.
Tan cerca de EE.UU.
México es un caso atípico en América Latina, un país donde la consigna de la Revolución Mexicana “Sufragio efectivo, no reelección” sigue vigente, por lo que se gobierna por sexenios, periodos de gobierno de 6 años, sin posibilidad para el presidente de volver a ser electo. Otra consigna muy presente en este país norteamericano es “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”.
México, el país donde resido, es un país complicado; es América del Norte y es América Latina, al mismo tiempo que se ha convertido en la frontera sur estadounidense para decenas de miles de migrantes centroamericanos y caribeños que buscan el american way of life, mientras que al mismo tiempo casi 40 millones de mexicanos (sobre)viven en el gringo.
Este contradictorio país ha sido gobernado los últimos 5 años por Andrés Manuel López Obrador, con resultados también contradictorios. Si bien se consolidó un proceso de transformación que hizo implosionar el viejo sistema de partidos conformado durante el neoliberalismo (con el viejo partido-Estado del PRI a la cabeza), sus principales heridas, la pobreza y la violencia, no han podido cerrarse. Este mes de mayo del 2023, y según cifras oficiales gubernamentales, se han superado los 156.066 homicidios que se contabilizaron durante todo el sexenio de Peña Nieto (2012-2018) y la tendencia indica que se va a terminar cerca de las 200 mil personas asesinadas en 6 años, a las que hay que sumar las cerca de 50 mil personas desaparecidas, un drama nacional. También, y según la CEPAL de Naciones Unidas, hay más pobres en 2023 que en 2018, y en cuanto a desigualdad, México es el tercer país más desigual del continente, después de República Dominicana y Perú.
La interna de Morena
Tras el cambio de 2018, la oposición sigue perdida y sin candidatos/as relevantes, por lo que la verdadera elección de 2024 se juega en 2023. Entre junio y septiembre el partido de gobierno Morena pone en marcha un proceso interno para escoger mediante encuestas (a pesar de que pareciera ser más democrático un sistema de internas como las PASO de Argentina) a su candidato o candidata a la presidencia. Podemos afirmar sin ninguna duda que quien gane la encuesta o encuestas, será el próximo Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
Y esa disputa presidencial adelantada ha quedado delimitada a dos personas, el Canciller Marcelo Ebrard, y la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum (foto).
Cada uno de los dos candidatos tiene sus virtudes y sus defectos. Sheinbaum, una científica sin carisma entre los sectores populares con una gestión irregular en la Ciudad de México (cuyo máximo exponente es los constantes accidentes del metro de la ciudad, todo un símbolo para los sectores populares que a diario se desplazan en él) sí puede presumir de tener la mayor cercanía con López Obrador de entre los pre candidatos/as, además de algunos logros como un descenso claro de los feminicidios, en contraste con el conjunto del país.
Por su parte, Ebrard, que ya sucedió a AMLO como Jefe de Gobierno entre 2006 y 2012, puede presumir una excelente gestión en la Secretaría de Relaciones Exteriores, además de haber sido el responsable de la negociación, compra y llegada de vacunas a México, uno de los mayores logros gubernamentales de este sexenio.
Por el momento, Sheinbaum, que lleva 2 años en campaña y puede disponer para su campaña de todo el aparato del Gobierno de la Ciudad de México, y un presupuesto multimillonario para comunicación social, va adelante en las encuestas. Pero esa ventaja, de pocos puntos, se va a convertir en una desventaja, pues al haber sido electa por la ciudadanía, no puede renunciar a su puesto, al que debería dedicarse 24/7 hasta 2024. En cambio, todo parece indicar que Marcelo Ebrard dejará en el mes de junio su puesto de Canciller para dedicarse de pleno a recorrer los 32 estados del país, para no solo hacer campaña, sino acuerdos territoriales con las estructuras locales de Morena, lo que, unido a una campaña de comunicación en el territorio, probablemente lo ponga como puntero de cara a la encuesta o encuestas.
Es posible, por tanto, que en pocas semanas conozcamos el nombre de quién gobernará México entre 2024 y 2030.