“Non non tu n’as pas de nom / Non tu n’as pas d’existence / Tu n’es que ce qu’on en pensé”, canta la compositora e intérprete Anne Sylvestre, gran dama de la canción, en No, tu n’as pas de nom, oda a la maternidad elegida, no impuesta, donde defiende abiertamente la interrupción voluntaria del embarazo. La pieza es del año 1974, momento crucial en la lucha por el aborto en Francia. Es entonces cuando Simone Veil, a la sazón ministra de Salud, demanda frente al Parlamento que la situación cambie urgente. “Ya no podemos cerrar los ojos ante los 300 mil abortos que, cada año, mutilan a las mujeres de este país”, declara SV en esas históricas jornadas donde hace frente a una mayoría de varones; muchos de ellos, hostiles, que la injurian, la agravian, la acusan de genocida. A su modo, Anne Sylvestre pone en canción esta batalla al entonar “Aujourd’hui je te refuse / Qui sont-ils ceux qui m’accusent?” en la mentada, jugada composición que devino símbolo de un derecho que, al año siguiente, estaría oficialmente conquistado, promulgada la Ley Veil en el ’75.
No, tu n’as pas de nom es una de las tantas canciones comprometidas de Sylvestre, que asimismo se refiere a la brutalidad de la violación en Douce maison, o bien, satiriza los misóginos prejuicios religiosos en La faute à Ève… De las más populares de su repertorio, todavía tiene tanto peso que ha sido escogida por la respetada periodista francesa Rebecca Manzoni para Music Queens, su más reciente proyecto. Se trata de un libro ilustrado donde, en formato tebeo, la autora relata la historia detrás de hits de los años 60s hasta la actualidad, contando la forma en la que compositoras, músicas y cantantes ayudaron a cambiar el modo en que las mujeres eran percibidas en su tiempo, desafiando en simultáneo las reglas de una industria dominada por varones…
“Una historia de poder femenino”, reza la sucinta sinopsis de esta flamante aventura editorial centrada en los secretos de fabricación y el subtexto detrás de éxitos atemporales del pop, del rock, del rap, que salió hace apenas una semanas en Francia y que cuenta con ilustraciones de Leslie Plée (historietista parisina con varios títulos propios en su haber; entre ellos, el celebrado Moi vivant, vous n’aurez jamais de pauses, un relato humorístico de su vida como librera en un supermercado).
En el menú de Music Queens, de todo como en botica: Piece of My Heart, de Janis Joplin; Nina Simone y el tema Ain't Got No, I Got Life; la mencionada Sylvestre con Non tu n'as pas de nom. Y también: The Ballad of Lucy Jordan, de Marianne Faithfull; la eterna Gloria, de Patti Smith; Heart of Glass, de Blondie; Like a Virgin, de Madonna; Rebel Girl, de Bikini Kill, referentes del movimiento Riot Grrrl; U.N.I.T.Y., de Queen Latifah; Run the World (Girls), de Beyoncé; por citar algunos temas que, para la melómana Manzoni, son mucho más que simples éxitos: acompañan las dudas y las ambiciones de las mujeres, las elevan y animan a ir por la vida con la cabeza en alto. De allí que haya querido presentar una fiel radiografía del contexto histórico de cada canción, contar la importancia que tuvo en la vida de cada artista, explicar cómo y por qué incidió en la sociedad toda; una idea revisionista que le ha reportado unos cuantos elogios de la prensa especializada francesa.
“¿Dirías que el rock ha sido un factor de emancipación para las mujeres?”, le preguntaron a la escritora y periodista en una interviú reciente, y esta fue su respuesta: “Más bien diría que ellas se aferraron al rock, al pop y luego al rap para expresar mil y una formas de ser. Las mujeres han mostrado creatividad, originalidad al momento de manifestar su indocilidad y rebeldía, de decir que la feminidad puede ser múltiple, elegida y fuente de fortaleza. Las letras, la inventiva sonora y la actitud son esenciales en estas artistas que parecen decirnos: Yo soy así y me encanta. Si no te gusta, jorobate”. Rotundas palabras de quien, por cierto, acaba de ser anunciada como la sucesora de Jérôme Garcin para presentar el programa cultural Le Masque et la Plume, de culto, que emite la señal France Inter hace más de cinco décadas.
“Decir que la industria discográfica no las recibió con los brazos abiertos es quedarse cortísima. Marianne Faithfull, por ejemplo, se enfrentó a la misoginia desde sus inicios; sin más, el mánager de los Rolling Stones se refería a ella -y cito- como la chica ‘de grandes pechos y carita de ángel’. Que una mujer tome las riendas de su carrera y decida su sello, controle su imagen, elija a su productor, ¡es muy, muy reciente!”, enfatiza la también columnista musical y productora de radio, que dará a Music Queens una segunda vida. Porque, además del mentado libro lanzado por editorial Bayard, hay bonus track para esta iniciativa…
Desde el 5 de junio, la señal Arte emite los episodios de Music Queens, la serie animada basada en el susodicho volumen, firmada por la propia Manzoni en colaboración con Émilie Valentin (coguionista), la mentada Leslie Plée (dibujante) y Amandine Fredon (codirectora con chapas: su largometraje anterior, Le Petit Nicolás, inspirado en la homónima tira de Goscinny y Sempé, fue nominado a mejor film animado en los últimos Premios César). Dueñas todas, en fin, de una producción con capítulos breves que recuperan a, por caso, C'est la ouate, de Caroline Loeb, “una canción de resaca y un himno a la pereza, alejada del modelo de las working girls de los años 80”, según adelanta la troupe que también vuelve sobre Nina Hagen, Lizzo, Cyndi Lauper, Bárbara, las Ronettes, Françoise Hardy, Dolly Parton…
“Hemos querido cruzar generaciones, épocas, registros musicales, tópicos que abordan”, aclara Rebecca, que ha convertido la secuencia final de cada episodio en un momento karaoke, consciente de que “muchas veces tarareamos estas canciones sin pensar qué nos están diciendo. En ocasiones el mensaje llega tarde, pero al final del día, como señala Georges Brassens, una canción popular no deja de ser propaganda de contrabando”.
En el caso de The Ballad of Lucy Jordan, uno de los grandes éxitos de Faithfull, el mensaje es fuerte y claro. Aquí la maravillosa artista inglesa presta la voz grave y profunda para pintar un cuadro de situación doloroso: del ama de casa suburbana alienada, desesperada frente a su día a día monótono, cuyos anhelos incumplidos sumados el tedio cotidiano le han quebrado tanto el espíritu que se arrima a fatal desenlace, el suicidio. Cabe resaltar que resulta impar y empática la interpretación de Marianne de esta composición escrita por el poeta y músico Shel Silverstein, que la británica publicó originalmente en su álbum de 1979, Broken English, y que forma parte de la selección de Manzoni para Music Queens, obvio es decirlo. Al igual que Gloria, de su adorada Patti Smith, “la mujer que sentó las bases del punk. En una época donde el rock psicodélico requería virtuosismo, ella regresa a lo esencial, al hueso del rock n’ roll”, nos refresca, por si las mosquitas, la autora.
“Vocalmente, Patti parece mirarnos por encima del hombro: hay enojo pero también languidez y sensualidad en su interpretación. No importa cuántas veces la escuche, todavía me conmueve”, cuenta Rebecca, que seguramente advierta en su libro y su serie de tevé que Gloria es el primer track del disco debut de PS, el incombustible Horses, de 1975, y ¡menuda carta de presentación! “Jesus died for somebody's sins, but not mine”, entona la díscola dama, recuperando un verso de un viejo poema suyo, Oath, con el que interviene y empieza a reescribir la composición de Van Morrison…
“Muchas de estas artistas han sido sumamente importantes en mi historia personal”, se sincera Rebecca Manzoni, y pronto recuerda algo que dijera otra música muy admirada, una cita que todavía resuena en ella: “Fue Debbie Harry la que, en los 70s, manifestó que las mujeres iban a ser el nuevo Elvis: esa es la única salida para el rock n’ roll, ellas son las únicas capaces de expresar algo nuevo, diferente”.