Fiel al lenguaje de la gráfica, la búsqueda permanente que caracteriza la práctica artística de Andrea Moccio la ha llevado a bucear en las posibilidades expresivas de distintas materialidades. En esta oportunidad, la elección de la tonergrafía sobre aluminio -gracias a una vieja máquina recuperada y al material de descarte proveniente de la industria del packaging- nos habla de un hacer contemporáneo a partir del entramado de afectividades y redes vinculares.

Sus ecos aparecen inicialmente en la serie “Monumentales”, título elegido para las miniaturas de monumentos relevados por la artista durante sus escapadas barriales en los años de pandemia. Observación, registro y mirada crítica son los pasos meticulosos que derraman en el posterior tratamiento de las imágenes a través de la impresión y su sucesivo gofrado.

La pequeña escala se expande en “Blindados” y estalla la indagación sobre el barrio, las calles, sus transeúntes y la habitual circulación de camiones de caudales. Moccio propone un recorte de situaciones frecuentes en su territorio cotidiano, a la vez que disfraza letreros comerciales y carteles indicadores. De esta manera, lo conocido se codea con lo desconocido y deviene en un escenario otro, cargado de inquietantes climas.

En tanto piezas únicas, esta suerte de daguerrotipos actuales se distingue -incluso- porque la ironía, el azar y los accidentes de la tecnología son abrazados por la artista como parte de su lenguaje plástico. Así lo especular de la imagen fotográfica desaparece, reforzando un incómodo desdibujamiento de la realidad que se espera ver representada.

A pesar de su delicadeza el material elegido se revela dúctil y potente, permitiéndole un nuevo abordaje de las situaciones observadas en el espacio público. Para ello selecciona, deliberadamente, tres casos de la estatuaria monumental porteña en los que las figuras femeninas tienen un rol protagónico. Las piezas seleccionadas son: el relieve -que replica con algunas licencias el cuadro de Blanes- ubicado en la cara frontal del “Monumento a las víctimas de la fiebre amarilla” de Juan Ferrari (1876), la “Cautiva” de Lucio Correa Morales (1906) y la escultura de la Reina Isabel del “Monumento a España” de Arturo Dresco (1936).

El relevamiento inicial se transforma progresivamente en una acción performática registrada en el video “AAMEPP no existe”, en coautoría con el videasta Tomás Saralegui, y en donde la complicidad de lo colectivo se plasma en delantales y herramientas a través de la serigrafía. La copia de las obras, metódica y cuidadosa, permitió la obtención de una serie de fieles y lábiles calcos que dialogan poderosamente -en términos formales y discursivos- en el ámbito expositivo. El pasaje de la plaza a la galería conlleva una serie de decisiones significativas tomadas por la artista, tanto en su fragmentación como en el carácter de envoltorio de las réplicas. Así declaman, claramente vaciadas del contenido original.

De la intimidad de los jardines y sus flores, Andrea Moccio se abre a otros tiempos, otro espacio y a otro universo iconográfico. Capa sobre capa, las diversas dimensiones de sentido presentes en estas obras recientes, asociadas a las tensiones de los valores materiales e ideológicos del pasado y del presente, permiten disparar la reflexión. Las frágiles láminas de aluminio, arrugadas tanto en la opacidad como en el brillo, fijan y blindan lo que diariamente vemos pero dejamos de mirar.

* Docente e investigadora universitaria. Texto escrito especialmente para la muestra. En la galería Cecilia Caballero, Suipacha 1151, de lunes a viernes, de 14.30 a 19, hasta el 30 de junio.

Itinerario de Andrea Moccio

Nació en Buenos Aires en 1964. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Se formó en los talleres de Matilde Marín, Alfredo Portillos y Diana Aisenberg. En la Escuela Nacional de Bellas Artes de Paris cursó en el taller multidisciplinario de Christian Boltanski y se especializó en edición de obra gráfica en serigrafía en Arteleku, con Manuel Bello, en San Sebastián, España.

En 2006 comienza un proceso de experimentación gráfica, mediante la incorporación de técnicas preindustriales serigráficas. Desdibuja los límites gráficos para la construcción de obras de carácter inmersivo: Exhuvia, en la Usina del Arte,(2021), En el Cristal de un Sueño Centro Cultural Kirchner (2016). A partir de 2018 comienza a investigar la tonergrafia en diversos soportes.

Entre las distinciones que recibió se destacan el Premio Konex de Platino (2022), especialidad Grabado, Primer Premio de Grabado Salón Manuel Belgrano, Primer Premio Nacional de Grabado (2018), Primer Premio Alberto Trabucco de Grabado (2016) de la Academia Nacional de Bellas Artes.