Con La fuerza, su tercer trabajo solista, publicado en julio del año pasado, Carmen Sánchez Viamonte logró lo mismo que a ella le producen los discos que la obsesionan. Una adicción que hace muy difícil la escucha de otras canciones. Cuando La fuerza empieza a sonar lo demás queda detrás. Se impone con guitarras, melodías, intensidad rockera y desprecio punk por “los chicos de moda”, como dice Carmen en uno de los temas, justo antes de largar un “puaj” que cae como un escupitajo en el medio de la cara de toda esa gente que suena tan parecida entre sí que ya es imposible diferenciarla.
El disco también muestra que es mentira eso de que los artistas tienen toda la vida para escribir las canciones de su debut y luego sólo cuentan con un año o dos para crear las del trabajo siguiente. Después de varios proyectos, Carmen consiguió su disco más personal, el más auténtico y el que, asegura, mejor la representa. Por eso, aunque no lo sea, La fuerza suena como patada inicial. Como puerta que se abre para una cantante y guitarrista que no estaba segura de sus propios pasos y llevaba años reflexionando sobre sí misma.
“Pienso que es el disco más genuino que hice hasta el momento. El que más se corresponde con quien creo que soy”, dice Carmen. Y cuenta que Episodios del deshielo (2018) y Eva (2019), sus trabajos solistas anteriores, dominados por un sonido más íntimo y folk, fueron intentos fallidos de no separar a la obra de la artista. Canciones que no lograron del todo eso que Carmen busca cuando escribe, que es conectar con lo que siente. “Creer en lo que digo me hace mucha falta al momento de mostrar algo”, explica.
Como Fabián Casas, esta platense de 24 años no tiene imaginación. Por eso, cuando escribe, habla de las cosas que la atraviesan. Empezó con diarios íntimos y siguió con poesía que casi no muestra. Su pasión por la escritura y el arte en general comenzó bien temprano. Cuando tenía seis años, su prima, Mora Sánchez Viamonte, tecladista de 107 Faunos y una referente del indie de La Plata, la llevó a un estudio a cantar con ella.
“Morita tenía una banda que se llamaba Dios salve a la reina y me invitó a cantar una canción que se llamaba ‘Espinacas’, una canción muy indie de ese momento. Fue la primera vez que fui a un estudio de grabación y la primera vez que vi a una mujer con una guitarra eléctrica tocando sus canciones. La guitarra era blanca con un sticker de Kitty. Eso me abrió mucho la cabeza”, cuenta.
En la adolescencia, cuando era fan de Spinetta y ya había incorporado las canciones de Silvio Rodríguez, Jaime Roos y Serrat que escuchaban sus padres, o las bandas de rock clásico que le pasaba su hermano Rodrigo, Carmen formó La Nena Transformer, el trío con el que empezó a conocer el under pre feminista, una escena que la espantó. “Me dio un poco de miedo ser mujer ahí”, dice.
“Tenía dos compañeros varones en mi banda, que hoy son de mis mejores amigos y los amo, pero me daba cuenta muchísimo del contraste que había entre cómo los trataban a ellos y cómo me trataban a mí, aún siendo yo la líder, la escritora de las canciones. Había un trato diferente con nuestros propios colegas, con la gente de los lugares, con el público. Y hoy en día, después de todo lo que pasamos, sigue habiendo, y eso es tremendo. Pero, si bien hay cosas que cambiaron, también yo cambié en mi forma de manejar esa situación”, cuenta.
La fuerza también es una respuesta a todo aquello. En el disco, Carmen se anima a todo lo que quiere. Es cursi y romántica cuando necesita serlo y se inspira en referentes como Marilina Bertoldi, Lucy Patané o Paula Maffía para mandar al carajo a los tipos que la mansplanearon. Les quita el sonido, se lo apropia y les dice que el único rock que está muerto es el de ellos.
Con la producción de Juan Pedro Lucesole, Carmen logró un disco heterogéneo inspirado en Alabama Shakes, Taylor Swift, Red Hot Chilli Peppers, Marilina, Dolina y Nora Ephron. Se viste con varios trajes y la mayoría le calzan bien. En “Tienes un e-mail I” canta como si estuviera abrazando ramos de rosas rojas. Desborda de amor, deseo y entusiasmo. Cita a Fito en “Sabrás acaso”. Convoca a Shaman Herrera, el único invitado del disco, que en “Última fuerza” sale a la superficie para poner su voz que todo lo abarca. En el hit inmediato “Pensamientos intrusivos” arranca casi arrabalera. Se pone melancólica y anti y apunta a la dependencia del like como forma de vida. “Mi generación y la ansiedad/ Me tienen cansada de verdad/ ¿Cuánto más nos falta para ver cómo cambiar la realidad?”, canta en uno de los pasajes más intensos del disco.
“Yo veo mucha gente de mi edad quejándose de lo que les cuesta encontrar pareja”, dice. “La virtualidad y las redes sociales tienen un funcionamiento que tiene que ver con la satisfacción inmediata. Y la vida no es así. Creo que a mucha gente de mi generación le cuesta muchísimo cruzar, pasar esa instancia del conflicto y seguir con la vida. Es más fácil quedarte en tu casa boludeando y solapando esa ansiedad y ese miedo con cosas, satisfacciones fáciles. Y es un peligro”.
A pesar de que La fuerza salió hace menos de un año, Carmen ya empezó a despedirlo. El ultimo show será el sábado 8 de julio en Morán, el centro cultural del barrio de Agronomía. Luego habrá que esperar para la próxima etapa, que ya tiene fecha de inicio: 31 de octubre, el día que aparecerá su nuevo disco, aún sin título, inspirado en trabajos como Women in Music, de Haim.
“Son quince temas, es la evolución de La fuerza. Tiene más variedad, tiene más rock, un poquito de punk. Tiene más pop, también, que era otro género al que no me animaba, por prejuiciosa, y después acepté que me encanta. Estoy muy fascinada para este disco nuevo”, cuenta Carmen y explica que “esta cosa de necesitar creer” en lo que canta la lleva a querer publicar las canciones lo más rápido que pueda. Tiene miedo que pierdan vigencia.
“Para el afuera esas cosas son más imperceptibles, pero tengo mucha más energía para hacer las cosas cuando las hago con esa emoción y convicción. Y creo que La fuerza tuvo su buen recorrido y me fui profesionalizando en el camino, aprendiendo muchas cosas. Aprenderé muchas más con el disco que viene. Por ejemplo, hacer giras, que todavía nunca hice. Pero tampoco me significan una presión o una ansiedad. Antes estaba llena”, dice y aclara que ahora no, ya no tiene más esas preocupaciones. Ahora, como canta en una de sus canciones, ya sabe que la libertad es de quien elige.