El presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, puso en un mismo plano a los partidos de derecha y extrema derecha y llamó a los votantes de izquierda a "dar la batalla" en las elecciones generales anticipadas del 23 de julio. Sánchez comparó al Partido Popular (PP) y a Vox con la forma de hacer política del expresidente estadounidense Donald Trump y del brasileño Jair Bolsonaro, y advirtió a sus compañeros de partido que respondan a la "catarata de insultos" con argumentos y a las falsedades con datos.
"La derecha y la extrema derecha están envalentonadas", señaló Sánchez, quien afirmó que el PP y Vox son formaciones "ya del todo semejantes en la forma y en el fondo", en una intervención ante diputados y senadores del PSOE en el Parlamento. "En España podemos parar esta corriente reaccionaria, por nuestros hijos e hijas", aseguró el líder socialista.
Sánchez recordó su reunión del martes en Madrid con la exsecretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, quien fuera rival electoral del expresidente Trump. El jefe de gobierno español alertó que durante la campaña la derecha intentará destapar supuestos escándalos, como hizo Trump contra Clinton, y si gana la izquierda "hablará de pucherazo", es decir fraude electoral, tal como hizo el magnate republicano después de perder las elecciones con Joe Biden.
El gobernante español consideró que los partidos opositores intentarán "crispar hasta límites insospechados" para que no se escuchen los argumentos de los socialistas, con el fin de que bajen los brazos y desmovilicen al electorado, ya que sostienen una "posición de dominio" en las grandes empresas y en grandes medios de comunicación.
"Hay que clarificar (en las urnas) si los españoles quieren seguir políticas de ampliación de derechos o quieren derogar esos derechos", dijo Sánchez al recordar el eslogan del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, quien llamó a "derogar el sanchismo", lo que implica una marcha atrás en la conquista de derechos en España. Entre las reformas en riesgo, Sánchez enumeró el aumento del salario mínimo, la reforma laboral para terminar con la precariedad, impuestos excepcionales a los beneficios de los bancos y las empresas energéticas y una ley sobre cambio climático.
El PP parte como favorito en las elecciones de julio pero, según los sondeos, necesitaría para gobernar el apoyo de Vox, que salió tercero en las municipales del domingo pasado, con 7,19 por ciento de los votos. De hecho este es el caso prácticamente en la totalidad de las regiones en las que el PP se impuso el domingo al PSOE como la fuerza más votada, y en las que tendrá que alcanzar acuerdos con Vox para formar gobiernos.
El PP y Vox ya gobiernan juntos desde el año pasado en la norteña comunidad autonómica de Castilla-León. La imagen de Sánchez ha sufrido por el desgaste luego de más de cinco años en el gobierno y el impacto de la inflación y la merma del poder adquisitivo de la población, pero también por los constantes enfrentamientos entre los socialistas y sus socios de coalición de Podemos.