Luis Darío Salamone es psicoanalista de la Escuela de Orientación Lacaniana y miembro de la AMP. Además desde hace 30 años integra la Red TyA (Toxicomanía y Alcoholismo) nacional e internacional. Ha publicado libros como El amor es vacío, Topología del amor, El silencio de las drogas, Una mujer y un hombre después del análisis, este último escrito con la psicoanalista brasileña Leda Guimaraes, que ya no está entre nosotros, y otros libros además de intervenciones publicadas en revistas y en Congresos y Jornadas. Motiva esta entrevista hablar de su último libro Psicoanálisis, drogas y Rock and Roll.
-Seguramente no casualmente usted que pertenece al TyA, red del Campo Freudiano destinada a la investigación, estudio y atención de las toxicomanías y alcoholismo, se aboque a una pregunta sobre una música actual como el rock y a lo que los psicoanalistas podemos aprender de estos músicos.
-Desde su creación, hace más treinta años, el TyA (Departamento de Toxicomanías y Alcoholismo del Instituto Clínico de Buenos Aires) se dedicó a la investigación del abordaje de sujetos que tienen alguna relación con el consumo. Hemos trabajado muchos aspectos con respecto a la ingesta de sustancias, por lo que decidí poner el foco en algo que me permitía articular dos pasiones, el psicoanálisis y la música. Conocer sobre la vida y obra de grandes artistas de rock and roll, considero que aumenta la posibilidad de disfrutar la música. Un ejemplo: quienes vieron la serie sobre Fito Páez pueden entender mejor algunos temas que ha compuesto a partir de momentos duros que le ha tocado vivir
-A propósito de su nuevo libro Psicoanálisis, drogas y Rock and roll, usted mismo dice en la introducción que se trata de una aventura en tanto que deseo, un navegar a dos aguas, psicoanálisis y rock and roll ¿Nos puede contar sobre esta aventura?
-Los psicoanalistas de orientación lacaniana no solemos interesarnos por las biografías, ya que nos dedicamos a escuchar lo que se juega en un plano discursivo. Pensé cómo conciliar dos temas que me interesan. Le propuse a Martín Fuster dictar un seminario en el que plantee un método muy simple, hacer dialogar libremente a dos tipos de escritos: los del psicoanálisis y aquellos que tratan sobre la vida y obra de un artista.
Es una aventura en el sentido de Georg Simmel, que nos habla de una experiencia ligada al deseo, con características que son propias del inconsciente. La aventura es algo que se desprende del contexto de la vida, que está como desgajado, pero a la vez está unida a la misma. La vida es pensada como un proceso homogéneo y la aventura discurre al margen de su continuidad, como un cuerpo extraño que, sin embargo, está en relación a su centro. Simmel vincula al aventurero con el artista, quise explorar que nos pueden enseñar los artistas de rock, además de su música.
-Entiendo que se trata también de una aventura por los músicos para ver… ¿qué nos pueden enseñar, no sólo de su relación a la música, sino también de sus sufrimientos y sus problemas que muchas veces intentan conjurar con las drogas?
-Así es, por eso como una bisagra entre esas dos territorios que navegamos aparece la cuestión de las drogas. Pero está muy lejos de ser la única temática que abordamos. La relación con la música, con el amor y otros aspectos de su vida que puedan resultar interesantes, son tomados en cuenta.
-Habla también de la singular relación a la droga en cada cual, esa “x” enigmática, de la que habla Ernesto Sinatra cuando escribe adicción con x –adixión- para significar esa singularidad. Cada músico a través de sus cartas, entrevistas, escritos, ¿Puede develarnos algo de esa incógnita?
-Ese es el desafío. He elegido una serie de músicos precisamente porque cuento con el material necesario. Autobiografías, diarios, cartas, poemas, canciones. Para mí resulta muy importante trabajar con escritos. Los artistas que he tomado y seguiré tomando en otras publicaciones, ya que esto recién comienza, nos brindan ese material. Ernesto Sinatra es alguien con quien trabajé toda la vida, le debo mucho. Al comienzo de su trayectoria nos brindó una brújula muy importante que fue plantearnos cual es la función que un tóxico puede desempeñar en la economía subjetiva de alguien. De alguna manera esa x a resolver apareció al comienzo de su trabajo para orientarnos. Voy tomando a cada artista, uno por uno, precisamente para rescatar su singularidad. Han desfilado cinco: Kurt Cobain, Syd Barrett, Keith Richards, Phil Collins y Michael Jackson. Seguirán muchos más. La segunda temporada que ya ha comenzado con Jim Morrison. La tercera serán artistas nacionales.
He buscado procurar salir de esa repetición a la que uno mismo estaba sometido, intentando escribir algo que no suene a lo mismo. Es un riesgo, por eso tiene la dimensión de la aventura.
-Es interesante por otra parte la relación entre el éxito y el fracaso que insinúa en aquella introducción, es decir el fracaso que sobreviene al éxito en muchos casos ¿Cómo lo piensa?
-Ya lo pensó Sigmund Freud cuando escribió su apartado sobre los que fracasan al triunfar. El éxito es perseguido con mucho esfuerzo pero, una vez obtenido, no es fácil de soportar. Allí se juegan algunas cosas que nos permiten comprender algo sobre el funcionamiento del supeyó, el sentimiento inconsciente de culpa, la pulsión de muerte, entre otras cuestiones que resultan de interés para el psicoanálisis.
-Para terminar una pregunta quizás obvia sobre la sublimación en los músicos y en especial en los músicos de rock que casi siempre se muestran como cuestionadores de la realidad y del mundo actual. Y además que parecen sufrir esa realidad actual. ¿Cómo lo ve o qué puede decirnos de esta sublimación tan singular?
-Me interesa sobremanera la cuestión de la sublimación, no se trata de un concepto sencillo de plantear. De hecho Freud pensaba dedicarle un texto de su metapsicología al tema, comenzó a escribirlo, pero no se encontró conforme con el resultado y lo tiró a la basura.
Lo que uno aprende con estos grandes artistas es que sus creaciones les permiten sublimar, sin embargo suelen terminar enredados con la pulsión de muerte, muchas veces directamente arrasados por la misma. ¿Cómo puede ser que muchísimos de los grandes músicos, escritores, artistas que amamos, terminaron sus días de esa manera? ¿Acaso sobrevaloramos los efectos de la sublimación? ¿Realmente la podemos pensar como una solución? Sucede que la misma resulta efectiva en tanto se cuenta con ella, pero eso puede complicarse en un sujeto por el incremento del goce, algo que en muchas ocasiones no resulta ajeno a la cuestión del consumo. El psicoanálisis implica una apuesta a la sublimación, pero por otro camino.
*Psicoanalista. Coordinador y editor de la Página de Psicología de Rosario12.