La negociación transita por los típicos asuntos de casta. Que sí pero dame un legislador provincial más. Que no porque ya te estoy proyectando. Puede ser, pero tengo que asegurarme el territorio, y ya que estamos méteme alguno propio en la lista de diputados nacionales. Que no porque te estoy dando demasiado, no jodas. ¿No jodas? ¿Qué te creés, que me inventaste vos y que nací ayer?

Y como es una negociación de casta, no se sabe el resultado hasta el último segundo.

Tan de casta es, que el de más abajo, o el que teóricamente está más abajo, se subió el precio. Algo raro, pero que en la casta no se ve mal. Apenas con asombro. Es lo que hizo Guillermo Britos frente a Javier Milei. 

Lo que se conoce públicamente es que Milei dijo que su candidato ideal para gobernar la provincia de Buenos Aires es Britos. ¿Las razones? Le metieron dos tiros cuando era comisario de la Bonaerense. “Tiene dos tiros encima”, dijo Milei como si eso fuera tan raro. Está lleno de gente que anda por la vida con balas encapsuladas a las que algún médico recomendó dejar para no tocar una zona delicada. Balas perdidas, incluso, salidas de las armas que usa la casta policial o la casta delictiva. 

“Le estamos poniendo el moño”, dijo Milei, el candidato a Presidente que afirma combatir a lo que él llama “casta política”. Un invento izquierdista: lo acuñó Podemos en España, esa fuerza que arrancó bien pero terminó mal. El domingo último fue un desastre. 

Britos dijo que lo pensaría. Es decir que le bajó el precio a un eventual Presidente. Típica negociación de casta. Audaz, eso sí. Que es, exactamente, lo que comentan de Britos en la ciudad que gobierna desde 2015, Chivilcoy. No es lo que se dice un tipo políticamente correcto. Es, más bien, un áspero.

La presentación pública es familiera. En Twitter informa @BritosGuillermo a sus 12.827 seguidores: “Abuelo de Lola y Gala, padre de Fabricio, Guillermina y Micaela. Esposo de Marcela. Hijo de Chicha y Pipe. Intendente de Chivilcoy. Diputado provincial mandato cumplido”.

Antiguo admirador de Florencio Randazzo, el ex ministro del Interior de CFK que hoy imagina un futuro junto a Juan Schiaretti, Britos intenta emitir el discurso de un hombre común. “Los que tenemos cargos con responsabilidad lo que tenemos que hacer es pedir disculpas”, declaró el martes. “Nuestro país tiene todo para ser una potencia, pero tiene cifras alarmantes de pobreza, desempleo e inflación”, explicó antes de su llamado a “trabajar todos juntos” para que la Argentina “sea la potencia que todos los argentinos merecemos que sea”.

Britos hizo carrera policial en toda la Provincia y tuvo la suerte de terminarla en su pueblo. Después, de la mano de Francisco de Narváez, aquel empresario que quería ser Presidente a pesar de haber nacido en Colombia, aprovechó el cansancio de 12 años de randazzismo y ganó las elecciones de 2015. Una de las agrupaciones afines de entonces fue Unión Celeste y Blanco, un pequeño partido que actualmente es una de las estructuras de apoyo para conseguir fichas de afiliación y fiscales de La Libertad Avanza, de Milei. El dirigente de Unión era un amigo de Britos, Fernando Oscar Rozas, un abogado de 49 años que sí pasó por el vidalismo, nada menos que como auditor general del Servicio Penitenciario Bonaerense y asesor de su ministro de Justicia Gustavo Ferrari. También jugó con el intendente de La Plata Julio Garro. Con él, Rozas ganó poder. Era el hombre de Garro para el Hipódromo y el Mercado Regional. Pura casta, diría Milei.

En 2015 Britos le ganó a Juntos por el Cambio, que no llegó a colocar ningún concejal, igual que al peronismo en 2019, algo que puede asombrar a los forasteros pero no a los lugareños. En 1983 Raúl Alfonsín ganó la presidencia y Alejandro Armendáriz la gobernación. Pero en Chivilcoy, el radicalismo salió tercero. En 1995, cuando Carlos Menem reeligió, los radicales ganaron la intendencia. En 2019 el Frente de Todos ganó en la Nación con Fernández-Fernández y arrasó en la Provincia con más del 50 por ciento para Axel Kicillof. En Chivilcoy ganó Britos.

Al revés de la comunicación de Milei, la de Britos en redes no destila odios. Mucho deporte, mucha felicitación a maestras jardineras y médicos, mucha feria artesanal.

¿Milei lo busca por campechano? “Si es así se equivoca”, dice un lugareño que lo conoce bien y se guarda la identidad hasta que haya definiciones. “Simpático no es, y me parece que tampoco le interesa serlo. Es capaz de contestar un tuit de alguien con cuatro seguidores.”

¿Por qué no se pasó al PRO, o al bullrichismo dentro del PRO, si ahora se acerca a Milei? Tras varias consultas, Buenos Aires/12 informa, castamente, que en ese aspecto Britos es un especímen puro de la casta política. María Eugenia Vidal, con la colaboración de los castos Federico Salvai y Cristian Ritondo, creyó varias veces que ya lo tenía con ella. Puro jueguito. Nunca se pasó. Sucede algo parecido con el peronismo. Está terminando el gobierno de Kicillof y ahí anda Britos, o solitario o acercándose a Milei. Con el peronismo, nada, aunque nadie lo define tampoco como un gorila. Sí como una persona de derecha. Un intendente pragmático capaz de reunirse con Kicillof por el programa Municipios a la Obra o con Fernando “El Chino” Navarro y Victoria Tolosa Paz por herramientas y maquinarias.

“O sea que es un profesional”, dijo un legislador de la provincia de Buenos Aires. Que viene a traducirse así: un hombre de casta. Un intendente promedio del interior de la Provincia que conoce el Gran Buenos Aires de cuando fue oficial de la Bonaerense, sobre todo en la zona norte. Son dos territorios distintos con dos agendas diferentes. 

En todo caso, si Milei cierra con Britos no estaría haciendo algo diferente de lo que ya hizo en otros sitios. 

En Tucumán su referencia es Ricardo Bussi hijo. Hijo del dictador, de cuyos crímenes de lesa humanidad no abjura.

En La Rioja, donde ganó el peronista Ricardo Quintela, su candidato fue Martín Menem, que con el 15 por ciento de los votos provocó el enojo del gobernador jujeño y presidente del radicalismo Gerardo Morales. "Nos hizo perder en La Rioja", dijo. Juntos por el Cambio sacó el 32 por ciento con la candidatura de Felipe Alvarez.

En La Matanza acaba de confirmar a El Dipy, el cantante que se hizo famoso con "Cumbia Cha Cha" y luego pasó al negacionismo. De CFK, por caso, cuyo peligro de vida por magnicidio banalizó, y de la capacidad de la  masa electoral a la que quiere dirigirse: "La gente en La Matanza es boluda", dijo sobre el voto.

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires escogió a la economista Diana Mondino, que nunca fue un cabo suelto del establishment. Directora de la Fundación Mediterránea de Domingo Cavallo, que para Milei fue el mejor ministro de Economía de la historia argentina, Mondino será primera candidata a diputada nacional para aprovechar su tupida presencia en televisión. Casta superior.