Enviado Especial a Shanghai y Beijing
En uno de los pisos altos del edificio del Nuevo Banco de Desarrollo en Pudong, Shanghai, se escuchó primero la voz de Dilma Rousseff: "Tengo que darte una buena noticia", le dijo la titular del banco de los BRICS al ministro de Economía, Sergio Massa, quien había empezado a articular una charla. Con el oído atento, prestó atención además Máximo Kirchner, quien acompañó al ministro en el mitin. La novedad es que con el padrinazgo de Brasil, el directorio del organismo de crédito aceptó que en agosto, en la reunión que se desarrollará en Sudáfrica, se trate la incoporación de Argentina como miembro del banco. En ese mismo momento, se debatirá también la incorporación de otros tres países, entre ellos Zimbawe, Arabia Saudita y Egipto.
"Es un muy buen resultado", les dijo Massa a los propios tras salir del encuentro, que se llevó a cabo en la zona neurálgica de lo financiero en China. La noticia se celebró porque Massa venía padeciendo metralla interna y externa sobre la supuesta negativa del Brasil de colaborar con Argentina en materia de financiamiento. Si bien esta incorporación, que es casi un hecho, no redundará en la previa en desembolsos de dinero, es para el ministro un activo que quiere exhibir: sale del laberinto económico con una movida política que le permite ya no discutir si le dan o no dinero, sino más bien tallar en la elaboración de esquemas de financiamiento.
Uno de los choques que Massa había tenido sobre el tema Brasil fue con el propio presidente, Alberto Fernández, quien deslizó por diferentes medios que Lula Da Silva no tenía en mente salir a respaldar a Argentina. A luz de los hechos, vale la aclaración, hubo acciones de Brasil que fueron particularmente inhabituales en un interlocutor con ganas de ayudar. Uno de esos gestos, la promesa incumplida del ministro de Economía brasielño, Fernando Haddad, de venir a la Argentina a cerrar el acuerdo de financiamiento de importaciones brasileñas con fondeo de los bancos de inversión y del BNDES.
En este escenario, si bien Massa diferencia —y se planteó en la propia charla con Dilma— que el BRICS no es la política de Brasil, sí cree que el empuje del país vecino fue fundamental para apadrinar a Argentina. Funcionarios cercanos al ministro contaron a PáginaI12 que Massa no sabía la novedad de antemano, y que le mandó un mensaje de Whatsapp para avisarle al presidente Alberto Fernández, que estaba camino a Bolivia a la inauguración de un gasoducto.
Los tiempos y los aspectos técnicos
La normativa interna del BND les exige a los países miembros del banco de los BRICS un aporte de capital que, en este caso, debe ser de un 25 por ciento del total de 1000 millones de dólares cada uno. En principio, Argentina cumplirá esa meta con bonos soberanos que saldrán del Fondo de Garantías de Anses, el Banco Central (BCRA) y el Tesoro nacional. Durante la hora cuarenta que duró la reunión, Dilma recordó además que mantuvo con Massa una reunión por Zoom el 25 de mayo, y que hizo lo propio con Cristina Kirchner, información detallada que la brasileña le contó a Máximo Kirchner.
La líder del banco BRICS mostró que está dispuesta a jugar fuerte y le expresó a Massa el apoyo. Se cae de maduro, más allá de las especulaciones temporales, que Argentina y los tres países propuestos, tendrán su confirmación de ingreso a la entidad en la cumbre del mes de agosto.
Siguen los yuanes y el FMI
Este viernes, ya arribado a Beijing, Massa se reunirá con el titular del Banco Central chino para cerrar la ampliación del dinero líquido disponible en el swap de yuanes acordado entre los países. En esa reunión estará además el titular del BCRA, Miguel Pesce. La idea es que los actuales 5000 mil millones de dólares líquidos que hay hoy en el paquete de 18 mil millones totales, se amplíen en tres mil millones. De esta manera, el ministro conseguiría 8000 mil millones de libre disponilidad, mientras se aguarda la resolución sobre el acuerdo con el Fondo Monetario.
En paralelo, en el entorno del ministro de Economía ya preparan un viaje a Washington que será justo después de la llegada de Massa a Buenos Aires tras su gira por China. Irá el ministro a rubricar el acuerdo con el organismo, que tiene dos premisas en las que vienen trabajando el viceministro Gabriel Rubinstein y el jefe de Gabinete de Hacienda, Leonardo Madcur: seguirá la autorización de intervenir en el mercado cambiario y, en paralelo, se exigirá cuidar el gasto pero se habilitará la acción de obras públicas. Lo que se debatirá son los montos adaptables para tales fines del famoso "front load", el adelanto de más de 10 mil millones de dólares que hará el organismo que comanda Kistalina Georgieva.