“¿Qué significa que le vaya bien a una banda en Mendoza? Que no ponga más plata y que tenga su sala de ensayo”, whatsappea Fabri Potenzone, guitarrista de Pasado Verde, desde la capital cuyana. “Cuando presentamos Fuego y flora hubo gente que quedó fuera del lugar. Los pibes que nacieron en el ‘95 o ‘96 son más fans, y empezaron a elegir ver grupos en vez de salir a bailar.” Así que tras posicionarse en su ciudad natal, recién en marzo el quinteto decidió sumarse a la avanzada del Manso Indie que en el último año asaltó Buenos Aires. “Demoramos en ir porque queríamos sentar base en Mendoza debido a que lo que generamos acá nos ayuda a ir allá”, explica Exequiel Stocco, violero y cantante.
Potenzone se explaya: “Debíamos tener el show aceitado. Padecíamos el bache emocional porque no existía un puto lugar para tocar y había más ensayos que shows. Una cagada. Los montañeses no somos tan innovadores y lanzados. Nuestra llegada a Buenos Aires tiene que ver con lo que hicieron desde Mi Amigo Invencible hasta Luca Bocci, que con Simón Poxyran son unas topadoras que abren espacio en el medio del bosque”.
Lo que cuenta el tándem no sería especial si no fuera porque Pasado Verde es parte de la generación fundadora del indie mendocino. “Un amigo nos dijo hace poco que somos una joya del under porque nos mantuvimos ahí. Mientras un montón de gente, como Mi Amigo Invencible, se fue a Buenos Aires”, comparte Stocco. “Pese a que la escena no caminaba, fue una época de mucha ebullición musical.”
Pero si el líder de Perras on the Beach, al igual que el resto de su progenie, reconoce y admira a este grupo creado hace una década, no sólo se debe a su condición de pionero sino también a su idiosincrasia sonora. “No sé a dónde vamos, pero sí de dónde venimos”, advierte Stocco. “Hay una línea de influencia en la que hay punk y hardcore, porque los mamamos.” Potenzone ahonda: “Estamos en un momento de la música en el que todo pasa muy rápido. En Pasado Verde puede entrar un pedacito de todo, estamos abiertos a la experimentación y eso nos mantiene muy activos”.
Si su disco debut, Para crecer y olvidar (2007), reflejó la beligerancia adolescente, su tercer trabajo, Fuego y flora (2016), denota caos y cambio. “Yo tengo 28 y lo que me enoja hoy no es lo mismo”, afirma el cantante. “Fue un proceso de captación natural, en el que te asustan algunas cosas y les cantás a otras. Mutamos bastante.”
* Martes 15 a las 20 en Niceto Club Lado B, Humboldt 1356. Con Leones y Galaxias y Lucía Miremont.