Desde Brasilia
Luiz Inácio Lula da Silva anunció que este mes se reunirá con el papa Francisco en el Vaticano. Hablarán de la guerra en Ucrania y de las propuestas de paz defendidas por ambos pese a la reprobación de Estados Unidos y sus aliados como el Reino Unido y , en menor grado, Alemania, cuya ministra de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, arriba este lunes a Brasilia para conversar sobre el conflicto.
Tanto Berlín como el gobierno francés se enrolaron en el plan belicista de la OTAN sin que por ello hayan dejado de tomar nota de la propuesta sobre un club de países facilitadores del diálogo entre Rusia y Ucrania presentada por Lula, el líder latinoamericano de mayor proyección global.
Plan de paz
"Hablé con el Papa, lo felicité por su esfuerzo en pro de la paz en Ucrania y en el combate a la pobreza. Le agradecí los gestos que tuvo en defensa de la democracia en nuestro país en los últimos años. Invité al Santo Padre a visitar Brasil", contó.
Lula detalló al Papa lo conversado sobre su propuesta de paz y las reacciones ante la misma por parte de varios presidentes, incluyendo los de Rusia, Vladimir Putin, y Ucrania, Volodimir Zelenski. Estos dos últimos recibieron en Moscú y Kiev a su asesor especial de asuntos internacionales, el excanciller Celso Amorim.
Lula y Jorge Bergoglio acordaron encontrarse este mes o más tardar en julio en Roma, informó la oficina de prensa del Palacio del Planalto. El diálogo telefónico entre ambos ocurrió el miércoles un día después de la Cumbre de Presidentes Sudamericanos celebrada en el Palacio Itamaraty, de la Cancillería.
Al abrir el encuentro Lula puso de manifiesto las implicancias nocivas de la guerra en lo económico y político para los países pobres, como son los este subcontinente. Creer que la lejanía geográfica de la guerra la hace irrelevante para los doce países sudamericanos es un grave error: dijo y repitió Lula.
Paz y democracia
"Lo que está necesitando América del Sur es paz y democracia , y es eso lo que simboliza el liderazgo de Lula, y allí está la importancia de esta cumbre", declaró a Página/12 el diputado Carlos Zarattini, del Partido de los Trabajadores (PT). Un mundo en guerra "no contribuye a la estabilidad de la que estamos precisando en estos momentos", acotó.
Así como en los años 60 y 70 Sudamérica fue víctima "de las dictaduras militares ahora somos amenazados por el autoritarismo a través de acciones lanzadas por movimientos de ultraderecha incentivados desde fuera de América Latina".
Según el parlamentario, uno de los hombres más influyentes en la bancada oficialista, no se puede analizar al fenómeno bolsonarista en Brasil, ni a la ultraderecha pinochetista vencedora en el reciente referéndum chileno sin ubicarlos en el contexto extremista global, que va del trumpismo estadounidense a sus socios europeos.
Moneda e infraestructura
El éxito de encuentros presidenciales como el realizado en Brasilia el martes pasado depende de que sean capaces de dar lugar a posiciones comunes consistentes y a la implementación de planes con impacto en la realidad.
En ese sentido Carlos Zarattini plantea dos ejemplos sobre como llevar a la "práctica" lo acordado en este cónclave. Por un lado "es preciso avanzar en la posibilidad de que los países comiencen a negociar en monedas locales" y aspirar a que en el futuro sea creada una unidad de pago común, u otros instrumentos favorables a la "integración monetaria y crecimiento del intercambio comercial ".
Unido a lo anterior están los proyectos de infraestructura y energía, como el ducto que llevaría gas de Vaca Muerta hasta el estado brasileño de Rio Grande do Sul, o el corredor interoceánico, en el que China ha demostrado interés y podría contar con financiamiento del Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS, al frente del cual está la expresidenta Dilma Rousseff.
Claro que para hacer realidad ese trazado entre el Atlántico y el Pacífico se requerirá el acuerdo estratégico de varios países el cual no pareció lograrse en la cita del Palacio Itamaraty donde Uruguay, Paraguay, Perú y Ecuador plantearon cuestionamientos a las propuestas brasileñas, que también fueron replicado en algunos puntos por el gobierno chileno. El presidente Gabriel Boric dijo discrepar con Lula luego de que éste aseguró que Venezuela es es víctima de una "narrativa" sesgada por parte de la prensa internacional. Además repudió el "bloqueo" comercial estadounidense contra el gobierno chavista y propuso reactivar el comercio bilateral incluso utilizando yuanes y retomar acuerdos energéticos dejados sin efecto durante el gobierno de Jair Bolsonaro.
Bolsonaro
En una entrevista a CNN y a través de una serie de posteos en las redes Jair Bolsonaro habló pestes de Lula y la cumbre sudamericana y denostó la acogida de "popstarr" al mandatario Nicolás Maduro en Brasilia.
Tal vez el más notorio de los excesos fue haber divulgado un discurso que pronunció marzo de 2019 en la Casa Blanca junto a Donald Trump, justificando una posible invasión a Venezuela. Volvamos en el tiempo: en enero de 2019 Trump asedió a Venezuela desde las fronteras de Brasil, donce acababa de asumir Bolsonaro, que habló de ceder bases militares en la Amazonia para cazabombarderos norteamericanos, y la Colombia de Iván Duque.
Militarizar
El Bolsonaro y las Fuerzas Armadas siguen una misma premisa: fogonear las tensiones reales o fantasiosas para justificar la militarización. Así sucedió en 2019 en la frontera con Venezuela dando lugar al pretexto para el envío de de tropas y armamento con la consiguiente suba del presupuesto de defensa. Paralelamente se divulgaban informes, o "papers" escritos por generales, sobre la bastante inverosímil amenaza de una invasión china a la Amazonia y la necesidad de pertrecharse para repelerla.
Con la guerra en Ucrania el script es similar. Fuentes militares citadas por diarios brasileños dejaron trascender su interés en vender armas a Ucrania, haciéndose eco del pedido planteado por países de la OTAN. Ese suministro ha sido rechazado públicamente por Lula, actitud que junto a su propuesta de paz y declaraciones hechas en una visita a China, merecieron críticas de la Casa Blanca y los principales medios occidentales.
Fue en ese contexto que una delegación militar estadounidense fue recibida hace diez días en Brasilia por la comandancia del Ejército con un temario del que se divulgaron informaciones vagas. Una interpretación plausible a esa visita es la de atribuir a los militares brasileños, o una parte de ellos, más sintonía con Washington que con el gobierno lulista.
Francisco y Petro
El mismo día en que hablo por teléfono con Francisco, Lula recibió en el Palacio de Alvorada a su colega colombiano Gustavo Petro. Al igual que el Papa y mandatario brasileño , el líder colombiano se ha manifestado en defensa de la paz, y ha rechazado un pedido estadounidense para el envío de armas a Kiev.
En varias entrevistas recientes, dos de ellas en Francia y España, Petro cuestionó la "invasión" rusa a Ucrania aclarando que también deben ser repudiadas las de Estados Unidos. Y defendió la integridad territorial de los estados.
"Lo mejor que podemos hacer es defender la paz. Si Lula quiere firmar con nosotros, con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador una exhortación a finalizar la guerra nosotros estamos dispuestos a firmarla," afirmó.
En su paso por Brasilia Petro fue uno de los presidentes que expresó un acuerdo más claro con Lula y anunció su reingreso a Unasur, a la cual había renunciado el expresidente Iván Duque, tal como lo hizo Bolsonaro.
Esta alianza Lula-Petro fue uno de los logros de la Cúpula Sudamericana -donde no faltaron disidencias significativas- la cual debe ser reforzada en la próxima reunión bilateral que mantendrán en Leticia, ciudad colombiana en la frontera amazónica con Brasil.