Los descubrimos en el Mundial de Qatar. Los hinchas japoneses le dieron una lección al mundo futbolero. Después de cada partido se quedaban a limpiar las tribunas. Y durante el presente Mundial Sub 20 que se juega en nuestro país, los simpatizantes japoneses repitieron tal conducta ejemplar: les tocó jugar por el grupo C con Senegal, Japón e Israel.
Y en los tres encuentros el comportamiento fue el mismo: botellita de gaseosa que tiraron, botellita que juntaron. Papel de caramelo Media Hora que comieron, papel de caramelo que recogieron. Latita de cerveza que algún hincha argentino arrojó a la platea, latita que fueron a buscar al término del partido y que colocaron en un cesto para reciclar.
La última participación de “Los Samurais” ocurrió el sábado 27 de myo ante Israel. A pesar de haber sido derrotados 2-1, los abnegados hinchas nipones se distribuyeron bolsas y comenzaron a juntar hasta el último papelito, hasta el último chicle pegoteado adherido al piso sin preguntar si eran de ellos o no.
Según pudimos saber, un directivo de un club de ascenso, haciéndose el pillo, pensó en hacer una convocatoria de nuevos socios de nacionalidad japonesa para evitar la contratación de personal de maestranza, con la esperanza de que estos nuevos hinchas le ahorren al club unos pesos a la hora de limpiar papelitos, vasos y envoltorios de golosinas de las tribunas. A ese pillo le decimos, enfáticamente y con voz sonora: “Andá pa’ allá, bobo”.
“Son un ejemplo a imitar”, dijo el “Negro Morcipán”, jefe de la barra brava de Defensores de Lomas del Voyeur (ex Lomas del Mirador). “Nosotros tenemos que seguir su conducta”, les dijo a sus compañeros de tablón, subido a un paravalanchas, mientras le manoteaba un vaso de Coca al cocacolero que pasaba. Y así ocurrió: en el partido de contra Once Voluntades de Villa Urquiza, ni bien el árbitro hizo sonar el silbato final, la ex barra brava, ahora autodenominada “Los limpitos del tablón”, recolectaron todos los proyectiles del campo de juego que le habían arrojado al árbitro Evaristo Sánchez. Es más, al comprobar que el árbitro en cuestión terminó con la camiseta manchada por ocasionales restos de una lata de cerveza, se la pidieron prestada -a la camiseta- y se la devolvieron a la hora en su domicilio bien lavadita y planchadita.
Bien ahí. Por algo se empieza.
Anticipo: en el próximo artículo de “Peligro de Wolf” hablaremos de un hecho que nos preocupa: las propuestas de Javier Milei referidas al fútbol: la derogación de “La Ley del Ex”, la privatización de los bancos de suplentes, y la dolarización de las coimas a los árbitros y al VAR.