Brasil asiste al advenimiento de una liturgia medieval que funde a la religiosidad evangélica con la doctrina de las fuerzas de seguridad. Un retorno a la comunión de la cruz y la espada, pero en su versión neopentecostal de la biblia y el fusil. Los templos de la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD) se llenan cada vez más de uniformados. Policías, militares y bomberos, reciben asistencia espiritual en ceremonias que se repiten desde 2018 en la mayoría de los estados del país.
Bajo el programa llamado FPU, la organización que lidera el pastor Edir Macedo, fundada en 1977, promociona su credo electrónico entre la feligresía castrense. Utiliza como excusa el auxilio de esas almas que siguieron al expresidente Jair Bolsonaro como si fuera el flautista de Hamelin hasta ocupar el Planalto. Cuatro años después, el 8 de enero de 2023, entre los invasores o custodios despreocupados del palacio de gobierno había miembros activos o retirados del ejército.
La congregación de la IURD celebra cada 25 de agosto el Día del Soldado como tributo al brazo armado de la nación. Sus santuarios se llenan de tropas que buscan la bendición de Dios en tiempos ultramontanos. Un hecho que ya no sorprende. Pero que sí proyecta nubarrones espesos sobre el futuro de la nación con más católicos del planeta.
La grey que sigue al Papa Francisco disminuyó del 70 por ciento al 54 % en diez años, entre 2002 y 2012. En un decenio semejante (2000-2010) se dio el proceso inverso entre los evangélicos brasileños. Su crecimiento alcanzó al 61 % y con el movimiento neopentecostal como el más numeroso. Hay estudios locales que estiman para 2040 un cambio de época. Los evangélicos superarían a los fieles católicos.
En un estado autoproclamado laico y que garantiza la libertad religiosa esa estadística no debería ser inquietante. Pero el uso del Programa Fuerzas Policiales Universales (FPU), que según la iglesia de Macedo es de voluntario cumplimiento, “se desarrolla en las 27 unidades federativas del país, con el propósito de brindar apoyo espiritual y social a hombres y mujeres que día a día ponen en riesgo su vida para proteger y servir a la población”. Bajo esa proclama se explayó la policía militar de Goiás, una de las tantas que participó de la movida neopentecostal y castrense.
Una investigación del sitio digital The Intercept brasileño publicada el 29 de mayo pasado por el periodista Gilberto Nascimento, autor del libro El Reino – la historia de Edir Macedo y una biografía de la Iglesia Universal y la editora general del medio, Tatiana Dias, da cuenta de esta operación a gran escala. En el texto se describe un hecho que ocurrió el 14 y 15 de marzo de este año en el templo de la IURD ubicado en la calle Guaicurus, en Lapa, al oeste de San Pablo.
El lugar – contaron los autores- lucía “abarrotado de policías uniformados del Comando de Policía del Área Metropolitana 5, así como el estacionamiento repleto de vehículos. Ese día, según la iglesia, el obispo Júlio Freitas, yerno del obispo Edir Macedo, casado con Viviane Freitas, una de las hijas del líder Universal, realizó un ‘momento de reflexión’, con oración por todos los presentes. La publicación de la iglesia también dice que el comandante, coronel Forner, ‘agradeció a la Iglesia Universal por la ayuda brindada a sus tropas…’”.
La IURD llama asistencia espiritual a lo que se comprueba en diversas imágenes como adoctrinamiento. En el informe periodístico se observan distintas fotografías con cientos de policías vestidos de uniforme mientras asisten al oficio religioso y decenas de camionetas de la fuerza estacionadas en el interior del templo. Las imágenes fueron divulgadas por la propia iglesia. Actos como el de San Pablo se repitieron en otros estados: Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Río Grande do Norte, Roraima y Goiás.
Un trabajo publicado en 2021 por Rodrigo Lentz y Ana Penido en la Revista de Estudios Brasileños, (Con la biblia y el fusil: notas exploratorias sobre el ascenso de los evangélicos en las fuerzas armadas), se basa en “datos cuantitativos relacionados con la religión de los cadetes de la Academia Militar de Agulhas (Agujas) Negras (2002-2012) y del examen cualitativo de la influencia religiosa en la doctrina de la Escuela Superior de Guerra (1974-2016)”. Es muy notorio cómo ha permeado el credo neopentecostal en el mundo castrense y policial.
Los resultados de esta última investigación, todavía exploratorios, “apuntan a más semejanzas que discrepancias entre la doctrina militar y la religiosidad evangélica, y en las relaciones con lo que los militares llaman el mundo civil”, dicen los especialistas Lentz y Penido.
Tarcísio Gomes de Freitas, el actual gobernador de San Pablo, exmilitar y exministro de Infraestructura de Bolsonaro, que además es el político con mejores expectativas de voto a futuro en la ultraderecha, mantiene una alianza estratégica con Macedo. Un vínculo que se extiende a la fuerza política que representa, Republicanos. Una relación que puede potenciar aún más la competitividad electoral de las fuerzas reaccionarias que gobernaron Brasil entre 2019 y 2022. Y que cómo se verificó en expedientes judiciales, alentaron el asalto de los principales edificios del gobierno en Brasilia, una semana después de que el presidente Lula había asumido el cargo por tercera vez en su historia.
En la Constitución, el Estado brasileño se declara laico y garantiza la libertad religiosa. Pero en los hechos, iglesias como la IURD colonizaron amplios sectores de sus fuerzas armadas y policiales, hasta transformarse en una usina de doctrina para el aparato represivo.
En lo que va de 2023, según The Intercept, se organizaron más de setenta encuentros de pastores y su feligresía uniformada. Hubo repartos de biblias y oraciones pastorales con olor a naftalina. Algunos se hicieron en la región del ABC de San Pablo, el corazón industrial de Brasil.
El 2 de febrero se le adjudicó una medalla a la Iglesia Universal del Reino de Dios en el Batallón 12 de la Policía Militar Metropolitana. Fue uno de los tantos reconocimientos por su programa FPU cuyo objetivo consiste en “proporcionar asistencia de mejora espiritual, social y humana no solo a los defensores de la ley, sino también para sus familias a través de conferencias sobre temas como corrupción, ética, drogas, estructura familiar, matrimonio, educación infantil, donaciones de libros y Biblias, ocio, reuniones con desayuno gratis y lo principal: la dirección a través de la fe en Dios, lo que alienta, da libertad y fuerza a tantos profesionales”.
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