"Un futuro de Buena Energía, sin petróleo ni gas” es el lema del concurso Proyecto Eco Eco dirigido a escritores, músicos y humoristas para que presenten obras sobre la crisis ambiental y climática que nos atraviesa y cómo ven el estado del mundo por venir. Esta primera convocatoria -que se lanza este lunes 5 de junio, en el Día Mundial del Medio Ambiente- es una iniciativa de Periodistas por el Planeta, una organización dedicada a promover nuevas narrativas sobre la crisis planetaria.
El jurado estará integrado por las escritoras Gabriela Cabezón Cámara, Dolores Reyes y Gabriela Borrelli Azara, el escritor Julián López, el cantante, compositor y poeta Pedro Aznar, la historietista y escritora Maitena, el diseñador gráfico Alejandro Ros y el dibujante y humorista gráfico Sergio Langer. Algunos interrogantes medulares orientan este primer llamado: ¿Te preocupa que suba la temperatura? ¿Los incendios incontrolables? ¿La suba del nivel del mar? ¿Hay causantes? ¿Tenés esperanza? ¿Angustia? ¿Cómo te ves de acá a 30 años?
“La industria fósil controla la narrativa de lo que se supone es desarrollo, de lo que es progreso económico y bienestar, ocultando los efectos directos que sus actividades tienen sobre los cuerpos de las personas, el ambiente y, finalmente, el clima. Por eso, se entorpece el desarrollo de energías limpias”, explica Marina Aizen, cofundadora de Periodistas por el Planeta junto con Pilar Assefh y Laura Rocha. “La industria sabía desde los 50 que sus productos iban a causar daños irreversibles en todo el sistema terrestre. En los 70, Exxon, por ejemplo, condujo sus propias investigaciones y llegó a la conclusión de que había que dejar de quemar gas y petróleo porque las consecuencias serían catastróficas. Pero lo ocultaron con enredos de palabras, lógicas falsas. Lo siguen haciendo. Y acá estamos: con un mundo más caliente”, plantea la periodista y precisa que con este concurso “intentamos que la gente exprese sus propias angustias y se empodere con sus narrativas, lejos de lo que les dicen desde el poder, usando su corazón y su creatividad”. Aizen agrega que “la industria ya los condenó a vivir un lugar distópico; por eso es necesaria ‘una buena energía’, en todo sentido”.
La convocatoria del concurso comprende tres categorías: Literatura (cuento y poesía), Música (canción y rap) y Humor (meme y viñeta). Para cuentos y poemas el primer premio será de 300.000 mil pesos, el segundo de 200.000 y el tercero de 150.000. El jurado podrá además otorgar menciones honoríficas. En canción y rap habrá tres premios de 250 mil pesos. En la categoría Memes se seleccionarán dos memes por llamado y habrá tres llamados diferentes. En total, se otorgarán seis premios de 120.000 pesos cada uno. En el rubro Viñetas se seleccionarán dos piezas en cada uno de los tres llamados y se entregarán seis premios de 120.000 cada uno. El plazo de cierre para Literatura y Música es de 60 días a partir de su lanzamiento (5 de junio). En la categoría Humor, los llamados se realizarán con distintos cierres: 5 de agosto, 5 de septiembre y 5 de octubre.
En el cincuenta aniversario del Día Mundial del Medio Ambiente, que se estableció por primera vez el 5 de junio de 1973, Aizen traza un balance de progresos y retrocesos. “Se avanzó en que tenemos el Acuerdo de París, que busca limitar la suba de la temperatura a 1,5° C, y se avanzó en el hecho de que la transición energética ya empezó en muchos países. Sin embargo, todo eso no está reflejado en la física de la atmósfera, que es lo que realmente importa. Y es muy preocupante”, subraya.
“Las emisiones de gases que calientan el clima siguen siendo record y al menos que no desciendan drásticamente de aquí a 2030, o sea, en siete años, nos enfrentaremos a un mundo peligrosamente desconocido. La temperatura ya subió 1,2° C y lo que vemos es desconcertante. Tuvimos una ola de calor en marzo, en la que la temperatura no bajaba de los 40° C. El otoño parece este año un recuerdo de un pasado distante. Todo eso tiene un impacto directo en la economía, ya que condiciona no sólo nuestras vidas sino la disponibilidad de agua, de predecir los ciclos para sembrar y cosechar. Estamos en problemas”, advierte la coautora de (Re)calientes (Siglo XXI).
“El negacionismo climático es un invento de la industria fósil; está documentado”, confirma Aizen. “Luego de la implementación del Acuerdo de Montreal, que es el que se ocupó de terminar con los gases que producen el agujero de ozono, los ejecutivos de las principales empresas de hidrocarburos se reunieron en un salón VIP del aeropuerto La Guardia, de Nueva York, y dijeron: ‘esto no nos puede pasar a nosotros’. Lo sabemos porque existen las minutas. Se estaba por hacer la cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro, que es cuando se crearon los mecanismos de las Naciones Unidas para hablar de clima, y se propusieron dinamitarlo, creando la maldita herramienta de la duda. Usaron su cercanía con los gobiernos (y lo siguen haciendo) y todo el poder de fuego de las agencias de publicidad y relaciones públicas. Se hicieron así, primero, carne del partido Republicano en los Estados Unidos y luego de todas las derechas delirantes. Ya lo vemos en este país”, compara la periodista sin mencionar al negacionista Javier Milei.
“Los juegos de palabras siguen existiendo para ocultar los trágicos efectos de los hidrocarburos; lo podemos comprobar con todo el entusiasmo que genera Vaca Muerta", ejemplifica la periodista. "Por eso, queremos que la gente se entere y hable. Se acerque a este problema y genere sus propios discursos porque lo que está en juego en sus propias vidas. El cambio climático ya llegó. Pero puede ser peor”.