Este sábado 3 de junio se cumplió un nuevo aniversario del Ni una menos. Ya pasaron 8 años de esa primera manifestación masiva y popular, que surgió cuando miles de mujeres y femineidades nos juntamos en las calles cansadas de sentir que nuestras vidas no valían nada. Por primera vez le exigíamos a nuestros representantes una solución urgente y la erradicación de la violencia ante tantas pérdidas evitables.

Según el observatorio Ahora Que Sí Nos Ven, que recopila datos sobre los femicidios ocurridos en Argentina, desde el inicio de la movilización en 2015 hasta el día de la fecha, se registraron un total de 2282 de femicidios y travesticidios en el país. Marchas multitudinarias se realizaron en distintos puntos para gritar «Vivas nos queremos». También se convocaron diferentes foros y asambleas nacionales de familiares de víctimas de femicidios y desapariciones, bajo el lema «Nos escuchamos y nos organizamos». Este movimiento que nació como un grito desesperado, que sale de las entrañas, pidiendo una respuesta inmediata ante tanto horror, sigue sin ser escuchado. ¿Qué están esperando lxs políticxs? ¿Por qué no hay planes serios para terminar con esta catástrofe? ¿Por qué el femicidio de casi una mujer por día no es prioridad en sus agendas? Ninguno de lxs partidos que pelean las próximas elecciones siquiera lo menciona.

Fueron muy fuertes los testimonios desgarradores de las mamás, papás y familiares de las víctimas reunidxs en Plaza de Mayo: es imposible no ser empáticxs con cada uno de ellos. Resultan escalofriantes los relatos de la gente de Jujuy, como las familias de Iara Rueda y de Alejandra Nair y de otros casos de esta provincia, que demuestran que el Estado estuvo ausente. Es importante mencionarlo porque en este mismo lugar en que reina la desidia, existe una convención constituyente que quiere prohibir el derecho a protestar en la calle. Cuando una escucha a estas mamás, además de conmoverse hasta las lágrimas, inevitablemente piensa: y si estas familias no pueden salir a las calles a pedir justicia ¿qué van hacer? Porque todo lo que ellas cuentan es que nadie las escuchó, que por más que hablaron nadie les hizo caso. 

La mamá de Iara Rueda contó que tardaron seis días en comenzar a buscar a su hija. ¿Podemos discutir la herramienta de salir a las calles a pedir ayuda? ¡No! Las acciones de organizarnos, de abrazarnos, de acompañarnos son fundamentales y las únicas herramientas que tenemos ante un Estado responsable y ausente. Está claro que solo con medidas estatales va ser difícil de erradicar esta violencia patriarcal instalada durante siglos en nuestra sociedad. Se hace patente esta mentalidad en los testimonios de mamás que fueron a denunciar y quienes en vez de un accionar inmediato, encontraban como respuesta la voz inquisidora de un comisario preguntándoles cómo habían criado a sus hijas. Eso aún no cambia. Lo que sí puede modificarse es que se puede actuar rápido, y así quizás evitar muertes.

Los años pasan y las muertes aumentan. ¿Qué hace falta para que los femicidios sean una prioridad en nuestro país? Siempre hablo de la importancia de la memoria para la sociedad. ¿Recuerdan como nacía el Ni una menos en Argentina? El 2015 fue un año bisagra para nosotrxs, el femicidio de Chiara Páez generó algo que hasta ese entonces nunca había ocurrido. Chiara era una adolescente de Rufino, Santa Fe. Los que la conocían cuentan que podía ser como cualquier chica de 14 años de nuestro país. Tenía amigxs y una familia que la quería, era amante del hockey y le quedaban muchos sueños por cumplir. Su asesinato conmocionó a la opinión pública. No estábamos preparados para tanto horror. Según trascendió en ese entonces, Chiara estaba embarazada de dos meses de su novio del barrio, Manuel Mansilla, quien la presionaba para que lo abortara. Ella se negó y una semana después su cuerpo fue encontrado en el patio de la casa de él. Esta terrible historia impulsó este movimiento masivo y popular, que desde el año 2015 no ha dejado de crecer, expandiéndose a nivel internacional y generando acciones en Latinoamérica y en el mundo. A pesar de la lucha, los gritos, los pedidos y la visibilidad los femicidios siguen en aumento.

Según el observatorio Lucía Pérez de Violencia Patriarcal, en lo que va del año 2023 se han registrado 140 femicidios y travesticidios. Hay 145 desaparecidas (llevamos 842 dias sin Tehuel) y se contabilizan 133 tentativas de femicidio. Ocho infancias fueron asesinadas en femicidios, tenemos 76 huérfanxs por este tipo de crimen que ya dio motivo a 155 marchas y movilizaciones contra la violencia patriarcal, y a la denuncia de 384 funcionarios públicos. Las cifras causan espanto: la cantidad de asesinatos de mujeres que ocurren en Argentina y en todo el mundo es alarmante. Y es muy difícil recopilar datos exactos. Por eso quiero destacar el trabajo que realizan los diferentes observatorios feministas.

Sabemos que cada femicidio es una tragedia para la sociedad y sobre todo para las familias y seres queridos de las víctimas, por lo que es importante continuar trabajando en la concientización y prevención de la violencia machista y patriarcal, en la promoción de la igualdad de género. El movimiento Ni Una Menos ha sido clave en esta lucha contra la violencia de género en Argentina. Cada aniversario del #3J nos debe hacer reflexionar y tiene que ser una llamada de atención a nuestrxs representantes y a toda la sociedad sobre la importancia de erradicar la violencia de género en todas sus formas y manifestaciones.