En una entrevista televisiva el sociólogo y antropólogo Pablo Semán afirmaba que la principal experiencia para un relevamiento sociológico genuino que dé cuenta de la realidad social es recorrer las calles con ojos y oídos atentos.
Hay que dejar de lado los discursos abstractos que insinúan explicarlo todo ocultando el creciente y exponencial aumento de la pobreza, la indigencia y la exclusión social.
Una recorrida permite observar cómo cohabitan en la ciudad las grandes carteleras con eslogans y consignas vacuas, rostros sonrientes de mujeres y hombres que aspiran a ocupar poltronas legislativas o ejecutivas y el persistente aumento de personas en situación de calle cuyas vidas son cada vez más vulnerables.
La ciudad con altísimos índices de violencia que exhibe la opulencia en torres de edificios junto al río, y miles sin acceso a la vivienda.
La ciudad en la que los funcionarios se jactan del boom turístico y mana sangre en las calles cada día con crímenes horrendos que engrosan estadísticas infames.
El capitalismo con su arsenal de coartadas ideológicas y propagandísticas y la cruda realidad que se impone con irrefutable contundencia.
Más que teorías abstractas la insoslayable construcción de una crítica certera que denuncie las imposturas de la guerra social en sordina que posibilita la dominación, la explotación y la expoliación en beneficio del capital y su maquinaria aniquiladora.
Lo importante es lograr la concientización y la necesidad impostergable de las luchas autónomas sin burocracias ni mesianismos.
La emancipación integral para extirpar definitivamente toda servidumbre y sometimiento.
Carlos A. Solero