Desde sus orígenes, el Hip Hop ha sido un ámbito musical exclusivamente masculino. Este es un problema al que se ha enfrentado Florencia La Negra Buggiani, una artista, gestora cultural y militante oriunda de Mar del Plata y radicada en la ciudad de La Plata que en 2021 lanzó su primer EP “Del barrio a la tarima” y creó la Productora musical “RUDAS colectivas”. Desde distintos lugares, estos dos proyectos buscan combatir el aspecto excluyente de la escena del rap platense generando espacios inclusivos para mujeres y disidencias.
En el último tiempo su carrera musical creció notablemente y su productora empezó a llenar eventos con line-ups llenos de raperas. Hoy planea estructurar su productora como una cooperativa que dé trabajo a cada vez más mujeres y sueña con crear un sello musical de Rap.
-Tu primer EP lanzado en 2021 se llama “Del barrio a la tarima” ¿Qué lugar tiene el barrio en tu identidad?
-Tanto el barrio como Mar del Plata tienen mucho que ver con mi identidad. Fue en mi barrio, Etchepare, al fondo en Mar del Plata, donde conocí el Hip Hop. Llegó para quedarse cuando era chica, cuando todavía no había Youtube y el internet todavía era una novedad. Entonces llegaba de a poco, con alguien que viajaba o traía algo que había escuchado y la gente empezaba a trabajarlo. Se crearon distintas crews y nosotros teníamos una que se llamaba “Callejeros Natos” que básicamente era un grupo de amigos que nos juntábamos a hacer freestyle en la calle. En mi casa siempre hubo mucha música. Mi vieja es profesora de música y siempre hubo folclore y rock nacional. Mi papá trajo algo más internacional, el disco y el funk. Pero el rap fue un descubrimiento propio que además tiene muchas menos reglas. Por eso para mí siempre fue una herramienta que me dio muchas libertades para expresarme, algo propio. Entonces, el rap de mi barrio y el mar, que entre amigos marplatenses artistas nos reímos porque está siempre presente en nuestras canciones, son parte de mi identidad.
-En Etchepare, el segundo tema de tu EP, decís “la vida conmigo es apática” ¿A qué te referís?
-Me pasaron muchas cosas. Justamente, de mi barrio nos tuvimos que mudar porque nos entraron a robar y nos sacaron absolutamente todo. Para mis padres fue muy duro y yo lo sentí como una traición. Antes de que yo saque el disco, mi papá falleció de un paro cardíaco. Algo repentino. Eso fue un empujón para seguir haciendo música. De hecho, “Etchepare” lo terminé de escribir después de su muerte, entre bronca y dolor, pero con el impulso de aprovechar ese dolor para crear, para que nazca algo.
-¿Cómo surge tu nombre artístico de “La negra” Buggiani?
-En toda mi primaria recibí bullying por vivir en un barrio alejado de la ciudad. Fue en una escuela privada que mis viejos me habían mandado porque había recibido una beca y creían que era lo mejor siendo su primera hija. A mí me molestaban constantemente por vivir en un barrio alejado, porque mi viejo era camionero y me iba a buscar a la escuela con su camión y por mi piel color marrón. Por eso siempre me decían “negra pobre”. A los nueve años pude hablar de esta situación y mis padres me cambiaron a una escuela pública. Ahí conocí nuevos amigos que ya no me insultaban porque era un espacio más diverso, con más marrones como yo. En la adolescencia uno de mis mejores amigos empezó a usar el apodo “negra” como lo usaba mi familia, con cariño. Eso me ayudó a aceptar mi piel y no dudar de que me gustara. Hoy me apropié el apodo en ese sentido y como forma de militar por algo que durante un tiempo me dio vergüenza.
-Si bien hiciste música desde chica, en los últimos años empezaste a compartirla ¿Qué cambió?
-Varias cosas. Yo creo que una de las más importantes fue la ola del feminismo y el transfeminismo que me hizo ver que yo también podía ocupar espacios. Sobre todo en el hip hop, un espacio exclusivo para varones. Lo que nos llegaba a Mar del Plata era por ejemplo Eminen. No teníamos referentes mujeres. A los 18 años, me fui a trabajar afuera y empecé a conocer nuevas perspectivas y personas que me incentivaron a estudiar. Pero sobre todo, fue un click llegar a estudiar a La Plata porque es una ciudad que abraza muchísimo la cultura. La facultad de artes también, ahí encontré mi espacio en el que pude empezar a compartir lo que hacía.
-¿Ahí formás “RUDAS colectivas”?
-Sí, ahí en 2018 conocí a una chica también de Mar del Plata con un programa que se llamaba “Domingos de Rap”. Con ella empezamos a hablar de la problemática que significaba que no haya espacios en La Plata donde las mujeres y disidencias pudieran hacer rap. Había espacios de rap, pero no podían subir mujeres.Las únicas mujeres trabajando en los eventos ocupaban otros espacios, como fotógrafas por ejemplo. Empezamos a buscar estos espacios en La Plata, conocimos a otra chica y formamos la productora RUDAS. El primer evento que realizamos lo hicimos en el espacio cultural Guajira. No teníamos expectativas, pero fue sorprendente. Se llenó de 200 pibas con un line-up todo de mujeres artistas del hip hop que no tenían espacios. A partir de ahí empezamos a trabajar a full con la productora, buscando proyectos para apoyar como el de Shitstem, Violeta Cala y un montón de chicas a las que les abrimos las puertas. En paralelo, empecé a trabajar mi música y a armar mis primeras maquetas. Filmamos el videoclip de mi primer tema “Soy negra” con un grupo de gente muy grosa que se ofreció a hacerlo. Ahí también gané la beca PAR de la Universidad de La Plata, que nos dio un impulso económico muy importante para sacar nuestros próximos temas en plena pandemia.
-Después de varios años trabajando ¿Cómo ves la escena de hip hop en La Plata hoy?
-Mucho mejor. Hay una lógica más comunitaria de construir espacios seguros para que todos puedan expresarse. Por otro lado, sigue pasando que queda relegado a un ámbito underground. Por lo menos en su formato original, que todavía sigue existiendo y que tiene letras políticas que expresan discusiones sociales y culturales, no tiene espacios culturales de gran difusión. En La Plata, por ejemplo, el centro de esa escena ocurre en una casa que sólo puede compartir su dirección por privado. A mí me interesa mucho la esencia militante del rap y creo que todavía está muy bajo tierra.
-¿En qué estás trabajando ahora?
-Estoy trabajando con Shitstem desde RUDAS. Formamos un equipo de 24 mujeres trabajando en todas las áreas. A mí me hubiera encantado que cuando tenía 17 años viniera una negra como yo y me mostrara que se podía hacer Hip Hop no sólo arriba del escenario sino en todas las áreas musicales. Hay muy pocas productoras en la industria, muy pocas managers. En RUDAS somos todas mujeres y disidencias. Nos tomamos la tarea como una militancia. Nuestro camino ahora es hacernos cooperativa. Nosotras siempre decimos: autogestivas, pero no precarias. Trabajamos siempre para fortalecernos y tener un marco cada vez más profesional que nos permita separarnos del ámbito hostil que es la industria. Por momentos es frustrante porque constantemente nos hacen maldades por ser mujeres en la industria. Nos ningunean a pesar de llevar una vida haciendo esto. Nos amenazan con no contratarnos por pedir cosas razonables que a otros sí le aceptarían. Queremos ocupar espacios, arriba y atrás del escenario. Un poco la búsqueda es esa: crear espacios que nos permitan mostrarnos. Mi sueño es crear un sello discográfico que dé espacio a mujeres para que puedan ocupar todos los roles que componen un equipo de producción musical.