Páginai12 En Brasil
Desde Brasilia
¿Fronteras calientes entre Brasil y Venezuela?. Junto al congelamiento de las relaciones diplomáticas entre Michel Temer y Nicolás Maduro, quien retiró a su embajador tras denunciar el “golpe” contra Dilma, comenzaron a surgir informaciones (no siempre fidedignas) sobre problemas en los 2.200 kilómetros de fronteras prácticamente despobladas entre ambos países. A raíz de la crisis venezolana hubo un incremento del número de personas que ingresan diariamente a comprar alimentos, y algunas a radicarse, en la localidad de Pacaraíba, de 5 mil habitantes, en el extremo norte de la provincia de Roraima.
Temer recibió oficialmente una propuesta para enviar a las Fuerzas Armadas hacia la región presentada por la gobernadora de Roraima, Suely Campos, perteneciente a un partido aliado al gobierno federal, publicó ayer el diario Estado de San Pablo.
“El presidente se mostró muy atento a nuestro problema y dijo que se reunirá con el ministro de Defensa (Raúl Jungmann) para tratar este tema” declaró la gobernadora Campos .
La situación en el norte brasileño es “delicada” y el gobierno tiene que estar preparado para “todas las hipótesis” declaró recientemente el ministro Raúl Jungman. El titular de Defensa ha viajado con frecuencia a la Amazonia, donde se reunió con autoridades de Colombia y Perú, para “progresar” en el intercambio de informaciones y en las operaciones militares contra el narcotráfico.
El ministro es uno de los funcionarios que mejor expresa la voluntad oficial de multiplicar el número de soldados junto a Venezuela y dentro del país en misiones relacionadas con la seguridad interna. Fue Jungmann uno de los articuladores del despliegue del Ejército en mayo pasado en Brasilia durante una manifestación que exigía la renuncia de Temer y en julio fue quien participó en la articulación para el envío de 8,5 mil soldados a Río de Janeiro.
El proyecto de militarización de la frontera con Venezuela que está en la mesa de trabajo de Temer supone el despliegue de unos “3.500 efectivos “ , reportó ayer la estatal Radio Nacional, en un informe donde se mencionó que debido al flujo de inmigrantes cada vez más numeroso aumentó el “tráfico de drogas, de personas y de armas”. La radio del gobierno subrayó la “preocupación” de las autoridades ante ese cuadro de situación.
Paralelamente el general Gustavo Dutra, jefe de la Primera Brigada de Infantería de la Selva se reunía con la gobernadora Campos para tratar la situación.
El mes pasado la autoridades de los estados de Roraima y Amazonas habían solicitado fondos federales para reforzar servicios públicos como la educación y la salud, que habían “colapsado” a raíz de la demanda incrementada por la llegada de los inmigrantes. El escenario casi apocalíptico descripto en la narrativa oficial no coincide con lo mostrado por organismos independientes.
La agencia de Naciones Unidas para los Refugiados ACNUR y entidades humanitarias vinculadas a la Iglesia Católica reportaron datos preocupantes sobre las penurias sufridas por los venezolanos y el negocio de los traficantes de personas. Los informes de estas organizaciones no hicieron eje en la supuesta amenaza que representan los desplazados venezolanos sino en la “xenofobia” y “explotación” de la que son víctimas, especialmente los indígenas que se acamparon en la ciudad de Manaus, capital de Amazonas.
Como se ve, el tema ha conquistado un espacio cada vez mayor en la agenda informativa y en los escritorios del poder: la semana pasada el comandante del Ejército, general Eduardo Villas Boas demandó más presencia castrense en los 17 mil kilómetros de fronteras secas, para controlar el ingreso de drogas y armamento utilizado por los narcos en las favelas de Río.
Por cierto la armas incautadas en los morros cariocas no sólo llegan de afuera de Brasil, una parte de ellas es originaria de los robos frecuentes en cuarteles militares y policiales brasileños.
Por lo pronto estos indicios muestran la disposición de Temer de insistir en la escalada con Venezuela, en línea con el parecer de Washington. Guerra diplomática o militarización de la diplomacia.
Si la iniciativa prosperara dará lugar a un foco de tensión capaz de poner en riesgo la estabilidad en una región geopolítica delicada como es la Amazonia, siempre presente en el radar de Estados Unidos. A propósito, dentro de dos meses efectivos norteamericanos participarán en los ejercicios militares que realizarán la Amazonia, junto a otros países de la región, denominado América Unida.
Mientras en el Palacio del Planalto se evaluaba colocar militares frente a Venezuela, en Perú el canciller Aloysio Nunes Ferreira participaba de la cumbre regional que trató la situación en Caracas.
El ministro de Exteriores prácticamente dinamitó los puentes de diálogo hacia el país caribeño donde, dijo, impera una “dictadura”. El canciller y recomendó a sus colegas acciones que conducen al aislamiento diplomático del gobierno bolivariano. Confirmando la política externa iniciada con el gobierno de facto en mayo del año pasado.