“Una cabeza pelada es hermosa, son las normas de la sociedad las que nos afectan”. El 23 de junio de 2017 la historia del drag cambiaba para siempre: durante la final de la novena temporada de Rupaul Drag Race la drag queen Sasha Velour, en una batalla de lipsync contra Shea Couleé, se arrancó su peluca mostrando una calva orgullosa y dejando caer pétalos de rosa por todo el escenario. Este ‘reveal’, este acto de revelar más artilugios de manera inesperada, describe a una drag queen que todas las veces tiene algo más para dar. Su charla y sus performances son una mezcla de activismo y homenaje a referentes queer. Desde hace más de cinco años los pétalos de rosa siguen cayendo, envolviéndonos en jardines de una reina que, si bien tiene coronita, busca construir un mundo mejor.
“Pienso en mi madre cada vez que muestro mi cabeza pelada porque ella perdió su pelo cuando comenzó su tratamiento contra el cáncer y pensó que había perdido su oportunidad de ser hermosa”, dice y en un acto de transmutación explica que para ella ser una performer calva, hermosa y femenina es un homenaje, porque así veía ella a su madre Jane. La mirada 360º de Sasha sabe que estos parámetros normativos atacan a todes (cis, hetero, cuir o no), así que plantea una cruzada: hay que hacer que estas ideas de belleza y lo que es aceptable en esos términos, se expandan.
Explorar la "fealdad"
Sasha en escena puede darle vida a monstruos que enternecen y enamoran, desde Gollum hasta un vampiro, pasando por muebles del living hasta mamushkas, ella brinda nuevas texturas al significado de lo estético. “No deberíamos tenerle miedo a ser ‘feos’, hay demasiada presión -incluso en el arte drag- por lucir de cierta manera”, dice y revolea unas uñas perfectamente rosa con puntitos blancos para hacer comillas al aire, porque sabe que ese ‘feos’ responde a una norma que ella erosiona cada vez que actúa. Explica que al principio de su carrera temía no poder alcanzar esa belleza tradicional y eso la llevó a explorar en la ‘fealdad’ hasta encontrar encanto donde menos lo esperaba. Hoy puede habitar todos los tipos de hermosura, hasta gestar la de su propia invención y convidarla en una lluvia de rosas que corona su calva y se resignifica ahora que sabemos su origen conceptual.
“Para mí drag es comunidad”, expande al hablar. En su definición incluye a la audiencia y toda la energía que esta entrega con su arenga. Suma también las comunidades que se generan en los backstage y los lazos que se dan incluso entre el público. Quienes seguimos shows como Rupaul Drag Race sabemos que este tema de charla ha sido muchas veces la semilla de encuentros que luego mutaron a grandes afectos. Desde el ritual de mirar el episodio con amigues como si fuese “el partido” hasta mandarnos audios para criticar las decisiones del jurado, todo nos une en las órbitas de este universo con lugar para todes.
Según Velour, el drag es político por dos razones y la primera es que esto ni siquiera lo decidimos nosotres. Si ser cuir está politizado, la feminidad está politizada, ¿la sexualidad? politizada, entonces cómo no va estar politizado un hecho que reúne esto y tanto más. La segunda es que al no tener gatekeepers (guardianes) que conserven todo de una sola e irrevocable manera, siempre habrá nuevas voces que traigan nuevas perspectivas y “por eso es tan radical”. Durante toda la charla sus ideas son aullido que buscan eco en la variedad de voces e identidades, y las invita a ser parte. Lo hace porque sabe que nuestros activismos, nuestras batallas, nuestras sociedades demasiadas veces pasan por alto alguna necesidad importante, entonces es ahí que aparece una nueva energía para tomar el micrófono y sacudirnos en reclamo y visibilidad. En su momento fue ella misma, cuando entró al Werk Room (taller de trabajo) del reality show de Rupaul y se presentó diciendo: “AAAAAAAAAAAAAAH”. Ahora, años y kilómetros de escenario y mundo después, invoca a que quienes tengan la posibilidad abran el camino: “Debemos ser flexibles y abrir espacios, no solo transformar nuestra apariencia con maquillaje sino también transformar nuestros espacios y ser más considerados con la gente que quiere venir a ser parte”.
Glamour y contenido político
Decir que Sasha Velour es “camaleónica” es quedarse cortos, ella vuelve mutante el mismísimo adjetivo, como si de una estrella de mar se tratase, de cada parte suya que se desprende nace una nueva entidad, pero esta vez hecha show, dibujo, cómic y ópera. Su última pieza viva es un libro llamado The Big Reveal. En este manifiesto ilustrado la artista abre un diario personal que va desde sus abuelas y sus ideas de libertad y glamour hasta la pasión con la que habla de ese otro linaje, el queer, el que heredamos no por sangre sino por historia. “Una de mis más grandes inspiraciones a la hora de crear mi drag fue Sylvia Rivera, ella era una mujer trans que también se identificaba como drag queen”, explica. Rivera fue no solo una de las grandes figuras que lideró la resistencia de StoneWall en 1969, sino que años después en un picnic ‘lésbico-gay’ tomó el micrófono y le gritó a todas esas personas lo que estaba pasando con sus hermanas travestis y trans en necesidad y urgencia. Sylvia levantó su voz por todes, incluso por esa gente que a veces el resto del colectivo no respetaba, ella trató de cambiar eso. Cuando la trae como ejemplo Sasha comparte: “Me hace dar cuenta de que el drag es un lugar para defender nuestra comunidad. Eso me hace querer montarme y ser radical en mi propia vida”.
El caballo de Troya que es la producción artística Velour siempre contiene un arsenal de datos, información, nuevas personas a descubrir y nombres a sellar en nuestra memoria. Mientras en el desafío de imitar celebridades de Rupaul Drag Race algunas participantes se dedican a parodiar, el ejercicio de Sasha consistió en materializar, cuasi como una medium, y darle su cuerpo a una Marlene Dietrich en una interpretación exquisita y llena de referencias históricas. Exponerse a Sasha implica quedar bañado de nuevas ideas. En su canal de YouTube, entre la variedad de propuestas, una consiste en que a través de máscaras se invoque a distintas personalidades para contar la historia del drag. Desde Izumo No Okuni, creadora del teatro Kabuki, hasta la famosa vedette trans Coccinelle, todes son narrades por la hipnótica y aterciopelada voz de Velour (la palabra ‘velour’ en inglés significa terciopelo, no hay duda).
Para ella la importancia de mantener vivas estas memorias es porque todas estas personas que nos precedieron “son nuestra familia. Son gasolina para enfrentar el odio y discriminación que aun hoy persiste”. Repasar sus historias también es vital porque nos enseña que nuestra creatividad tampoco es algo nuevo, que venimos de tradiciones que han existido desde hace mucho tiempo, que todo este saber ayuda a combatir la desinformación y que conocer nuestras raíces grita que “existimos desde siempre y no nos estamos yendo a ninguna parte”. Porque en momentos quizás tan difíciles como los actuales, donde las derechas parecieran no dejar de avanzar, cuando a Sasha se le pregunta por su esperanza, dice: “Me inspira la resiliencia de las personas mayores de la comunidad, sé que hubo tiempos terribles y así y todo encontraban momentos para celebrar”. Y no solo de combativa nostalgia se nutre su energía: además cuenta que en estos años de carrera, al viajar tanto pudo ver la amorosidad de tantas familias (de todas las maneras que una familia puede ser) acompañándose, que al final del día siente que “vamos a estar bien”.
Parte de todas esas vueltas al mundo fue su visita a la Argentina en 2017. Cinco años después le preguntamos con qué se encontrará el público y los ojos le brillan al contar que serán sus piezas favoritas, unas doce o trece, y que todas fluirán en una noche mágica llena de “reveals y política”. Su arte escénico es visualmente impecable y preciso. Desde proyectar sobre su cuerpo e ir jugando con la imagen, hasta los vestuarios que dejan caer no sólo pétalos sino narrativas que hacen de la butaca una nave espacial sin gravedad. Saber que en pocas horas todo eso pasará de la pantalla a un teatro es motivación suficiente para no perderse este show que hace repensar el drag. Y hasta incluso quien no pueda presenciarlo esta vez sabe que el material audiovisual que hay en sus canales está curado para brindar la máxima fantasía. Sasha adelanta que en esta fecha también habrá artistas locales: “eso es muy importante para mí”. Este espíritu viene del espectáculo que realiza en Estados Unidos llamado ‘NightGowns’ donde además de su presencia invita a performers con distintos lenguajes que ofrecer. De nuevo, Sasha Velour abre el juego para que pasado, presente y futuro, para que escenario y público, se fusionen en un abrazo radical para seguir creciendo porque como explica en su libro “el drag encarna la posibilidad queer que existe dentro de cada uno de nosotros: las infinitas formas en que se puede vivir el género, el buen gusto y el arte”.
¿Volverá Sasha Velour a participar en Rupaul Drag Race? El reality que tiene quince temporadas ya emitidas cuenta con un formato de All Stars donde las participantes que no se llevaron la corona pueden regresar para una segunda oportunidad. Este año se realizó una edición especial de este repechaje pero con competidoras que ya habían ganado sus respectivas temporadas. Este cambio de juego resultó interesante para la ganadora de la temporada 9, en especial porque la última temporada norteamericana la ganó otra reina y amiga de Velour: Sasha Colby, quien brindó en su paso por el programa espectáculos de alta calidad y mensajes políticos muy poderosos. Entonces imaginar a las dos Sasha juntas podría hacer que acceda. “Fue muy divertido (participar) la primera vez, amo hacer drag y amo llevarme a nuevos desafíos, así que tomaría cualquier oportunidad”, dice dejando una gran puerta (¿al Werk Room?) abierta.
En una charla con la revista Vogue la drag reinante y activista trans Sasha Colby explicó que ella es “la encarnación de todo lo que quieren erradicar”, refiriéndose a los políticos de derecha que continúan aprobando leyes que prohíben el arte drag en diferentes estados norteamericanos. ¿Cómo se les debería responder a estos grupos odiantes? Para Velour la respuesta es una: amor. “No es tiempo de ser tímidos”, dice e invoca a que toda la comunidad y aliades se hagan presentes, que acompañen. “Los tiempos han cambiado y esa es la razón de estos ataques, entonces debemos presionar más aún para obtener protección legal y verdadera igualdad”.
Alejandra Pizarnik desde su poesía nos decía que la rebelión consistía en mirar una rosa hasta pulverizarnos los ojos. Los pétalos de Sasha parecen invitarnos a pulverizar los obstáculos que no nos permiten brillar y florecer: “Mi consejo es que no se desalienten, a todos nos pasa, si seguís trabajando en lo que crees, fiel a tu misión, eventualmente las cosas encajan”, dice Velour. Una vez más el arte de Sasha Velour, sea en formato libro, show o charla, se revela brillando tanto que se convierte en reflector y hace del mundo un escenario. Nos invita a darlo todo nosotres mismes, por el arte, por el amor, por la comunidad, por el drag, por quienes nos antecedieron, por el hoy y por el futuro. La corona de Sasha es para todes.
Sasha Velour se presentará este domingo 11 de junio en el Teatro Coliseo de Buenos Aires con su show ‘Intermission’.