Volvió el baile. El presidente Mauricio Macri intentó recuperar ayer un poco de la mística de las campañas anteriores y ensayó algunos de sus pasos en el escenario en el que cerró la campaña porteña junto con la candidata a diputada Elisa Carrió, el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta y la infaltable sonrisa de María Eugenia Vidal, que ha servido hasta ahora como parachoques contra todos los errores de campaña. Carrió prometió que si la votan, lo podrá echar del Congreso a Julio De Vido. El presidente se dirigió al votante, al que tuteó: “Pienso en vos todos los días y no bajo los brazos. No los bajes vos tampoco”.
No faltó nada de la histórica parafernalia de campaña del PRO (ahora con el sello de Cambiemos) en el acto en Ferro: ni las canciones de Tan Biónica, ni el rock remixado como forma de mostrar “juventud” (al decir de Jaime Durán Barba), ni tampoco los candidatos descontracturados y bailarines. Pero el trasfondo exudaba preocupación por el resultado en la provincia de Buenos Aires. La presencia de la gobernadora bonaerense (que deberá cerrar hoy sin Macri, dado que el presidente no mide bien en el conurbano) bastaba para dejar en claro cuán preocupados están. Como de costumbre, Carrió fue la encargada de sacar el esqueleto del closet.
“Esta elección está pareja y estamos ahí, pero no se sabe, es incierta objetivamente”, advirtió sobre la Provincia, el tema que nadie quería tocar. “Ahora, en octubre veo una victoria clarísima de Cambiemos. En octubre se polariza mucho más”, vaticinó Carrió. Luego hizo una serie de promesas: “Cuantos más votos tengamos, De Vido fue”, afirmó, en la línea de evitar temas económicos y de seguridad que planteó Durán Barba al que, por fin, le hizo caso.
Carrió, que había entrado con Memphis, “La Flor más bella”, se dirigió a los sectores populares con el pedido de que entiendan al Gobierno: “Espero que la sociedad y sobre todo los más pobres entiendan que nunca hubo tanto gasto social para esos sectores, la diferencia es que nosotros no decimos ‘Esto es propiedad de Mauricio’”. “Cuando se lo dan a cambio de los votos, se llama esclavitud y uso de los pobres, y si se levantara Evita los mataría”, afirmó en alusión a los peronistas.
La candidata porteña sorprendió con un pedido de disculpas por los “errores” de un año y medio: “Quiero pedirles en nombre de todos nosotros perdón por los muchos errores no forzados cometidos por nosotros, porque también como ustedes estamos aprendiendo a ser republicanos”, afirmó. Allí entrarían los Panamá Papers, el Correo Argentino, Avianca, Autopistas del Sol y el nombramiento de jueces de la Corte Suprema por decreto.
“Es muy importante que ganemos la elección pero también que peleemos cada voto para conseguir más diputados que apoyen a Mauricio en el Congreso”, planteó Rodríguez Larreta. “Seamos protagonistas del futuro y no espectadores del pasado”, dijo el ministro de Modernización y candidato a legislador Andy Freire, en clave pastor evangelista.
Macri, por su parte, eligió hablar de Venezuela: mientras la ONU reclama por la libertad de Milagro Sala y por la desaparición de Santiago Maldonado (del que el presidente sigue sin hacer mención), Macri pidió tener conciencia de “lo que están viviendo los hermanos de Venezuela, que no tienen la posibilidad de poder elegir en democracia”.
Macri le pidió a sus votantes que vayan el domingo a las urnas (según difunden, las encuestas del oficialismo marcan que podría haber una importante deserción o bien eso podría servir como argumento ante una derrota): “El domingo vayamos a votar y a decirle al resto de los argentinos que creemos en lo que estamos haciendo y que necesitamos que todos se sumen, porque la Argentina ya arrancó”, afirmó. “Tenemos que demostrar que este cambio que hemos decidido no fue porque nos parecía lindo, sino a conciencia”, dijo.
“Este es el comienzo de un largo camino. Y el domingo tenemos la gran oportunidad. Lejos de engancharnos con el enojo, con la agresión, vayamos a ejercer ese acto de la democracia con alegría, y digamos que éste es el camino y que queremos recorrerlo juntos”, aseguró Macri, quien destacó que “la Presidencia no se ejerce desde un escritorio y en los salones de la Rosada, y menos rodeado de gente que le diga a uno lo que quiere escuchar”. Lo seguían sus principales consejeros: el jefe de Gabinete, Marcos Peña y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, además de buena parte del gabinete y la vicepresidenta Gabriela Michetti, a la que tuvieron viajando por el mundo toda la campaña. “No queremos más parches, nos comprometimos a vivir con la verdad, con transparencia, con las manos limpias; ese carro que se había encajado en el barro, lo sacamos y empezó a andar”, aseguró Macri. “Si me llego a caer, que alguien me agarre”, pidió Macri antes de cerrar bailando o algo parecido con el ya clásico tema de Tan Biónica de “Ciudad mágica”, mientras caían globos celestes y blancos.