La guerra más sucia emerge de nuevo en la contienda que enfrenta a Rusia y Ucrania. La guerra sucia y la desinformación, que hace imposible saber a ciencia cierta en estos momentos la responsabilidad de la destrucción de la presa ucraniana de Kajovka este martes y que rusos y ucranianos insisten en atribuirse unos a otros, jaleados por las fuerzas belicistas europeas.
Ambos contrincantes tratan ahora de sacar la mayor tajada propagandística y mueven sus tácticas para adaptarse al cambiante tablero de la conflagración, que, de momento, deja a decenas de miles de damnificados por la rotura de la presa.
Ucrania pide la reunión inmediata del Consejo de Seguridad de la ONU para abordar este "acto terrorista" y acusa a Rusia de "ecocidio" por el presunto sabotaje de la presa. Moscú niega cualquier responsabilidad y responsabiliza de la rotura del dique a varios ataques ucranianos con misiles.
El Kremlin también acusa a Kiev de "terrorista" y dirige la mirada a Crimea, pues uno de los canales de suministro de agua principales de la península está en el embalse de Nova Kajovka. Cuando Rusia se anexionó Crimea en 2014, Ucrania cortó ese canal y causó una grave crisis, pues Nova Kajovka abastecía el 85 por ciento del agua dulce hacia la península y tuvo que ser sustituido por otras fuentes.
El trasiego de agua potable a Crimea desde Nova Kajovka fue reanudado tras la invasión, una vez que la orilla oriental del Dniéper fue capturada por las tropas rusas.
La UE no se lo piensa dos veces y acusa a los rusos
La Unión Europea, sin esperar a disponer de pruebas fehacientes sobre la autoría del ataque, inmediatamente ha acusado a Rusia de la destrucción de la presa. Según el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, Rusia es responsable de un "crimen de guerra" por su supuesta voladura del embalse.
El intercambio de acusaciones entre Moscú y Kiev, y su eco en Europa sin exigir pruebas recuerda el sabotaje en septiembre del gasoducto Nord Stream, que trasegaba el gas ruso hacia Europa Occidental, y cuya autoría aún se desconoce. Aunque las pistas apuntan a Kiev, Bruselas rechaza siquiera considerar tal opción.
¿Un colapso de la presa por anteriores daños?
No obstante, dada la magnitud del desastre de la presa de Nova Kajovka y su inevitable influencia sobre el curso de la guerra, no parece que los autores de la voladura vayan a quedar en el anonimato mucho tiempo. Eso si es que no fue una rotura producto de daños previos, como ya han señalado bloggers militares rusos tras examinar las fotografías por satélite de los días anteriores al colapso de la presa y que ya mostraban un deterioro en el muro principal de contención.
Esas teorías apuntan a que el hundimiento del muro pudo ser consecuencia de ataques ucranianos ocurridos días antes. "La destrucción de la prensa no tiene sentido para ninguno de los contendientes", subraya Ruslan Leviev, fundador del Equipo de Inteligencia de Conflictos, citado por el diario The Moscow Times.
Importancia de la presa
Nova Kajovka está en la parte de la región de Jersón controlada por los rusos. El muro de la presa, de 30 metros de altura y 3,3 kilómetros de longitud, une las dos orillas, occidental y oriental, del río Dniéper, una de las fronteras naturales entre Ucrania y los territorios ocupados por Rusia desde el comienzo de la invasión el 24 de febrero de 20022.
Levantada en tiempos de la Unión Soviética, cuando a nadie se le hubiera pasado por la cabeza que un día Rusia se enfrentaría a sangre y fuego a Ucrania, Nova Kajovka es una de las seis grandes presas que seccionan el cauce del Dniéper, un río que divide el territorio ucraniano en dos, en un eje norte-sur hasta su desembocadura en el Mar Negro.
El embalse tiene una superficie de 2.155 kilómetros cuadrados y un volumen de 18 kilómetros cúbicos de agua. La reserva de agua regaba amplias superficies de cultivos en el sur de Ucrania, suplía con electricidad a decenas de miles de personas y servía para suministrar la energía de los condensadores de turbina y los sistemas de seguridad de la planta nuclear de Zaporiyia, a unos 160 kilómetros cauce arriba del Dniéper.
La seguridad de esa central atómica de Zaporiyia, la mayor de Europa, fue una de las primeras preocupaciones tras producirse la rotura de la presa. Pasadas las primeras horas, la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) indicaba que no veía "ningún riesgo inmediato de seguridad nuclear en la planta".
La OIEA constató que tampoco habría problemas con la refrigeración de la central, pues el agua necesaria puede ser llevada desde un lago artificial cercano, preparado para tales efectos.
El colapso de la presa puede trastocar la contraofensiva ucraniana
Si desde el punto de vista humano, la catástrofe de Nova Kajovka aún tardará en ser solucionada, desde el punto de vista militar lo ocurrido podría cambiar muchos planes a corto y medio plazo.
El Comando Sur del ejército de Ucrania inmediatamente indicó al conocerse la tragedia que la intención de Rusia había sido impedir a las fuerzas ucranianas cruzar el río Dniéper en su tramo meridional. Esta era precisamente una de las zonas donde podría estar preparándose el avance hacia los territorios ocupados de la contraofensiva en marcha y la propia carretera que cruzaba la presa podría haber sido uno de los tramos de transporte utilizados.
La carretera sobre la presa era uno de los únicos dos lugares de cruce del Dniéper al sur de la ciudad de Zaporiya antes de que comenzara la guerra. El otro era el puente Antonivsky, desde la ciudad de Jersón, y fue volado por los rusos cuando se retiraron de esa localidad en noviembre.
"El propósito es obvio: levantar obstáculos insuperables en el camino de avance de las fuerzas ucranianas y ralentizar el justo final de la guerra", afirmó el asesor presidencial ucraniano Mykhailo Podolyak. Un dato que puede sustentar la responsabilidad rusa en la voladura de la presa nos remonta a noviembre de 2022, cuando las tropas rusas se replegaron de Jersón, capital de la región del mismo nombre. Esa ciudad y otras localidades en la ribera oeste del Dniéper fueron ocupadas en las primeras etapas de la invasión rusa.
Sin embargo, acosadas por el ejército ucraniano que trataba de envolverlas, las tropas rusas empezaron a retirarse y finalmente cruzaron el Dniéper hacia el este.
En esta orilla oriental se atrincheraron y conformaron varias líneas defensivas con artillería, campamentos y puestos de mando, pero no en la orilla, sino a varios kilómetros del cauce del río y de aquellas zonas que podrían ser anegadas en caso de una inundación por la destrucción de la presa.
El mando ruso, evidentemente, asumía la posibilidad de que alguien podría volar el embalse de Nova Kajovka en caso de una contraofensiva ucraniana.
Lo hizo Ucrania para despistar, dicen los rusos
El Kremlin señala que el "sabotaje" ucraniano de Nova Kajovka tiene varios objetivos. Uno de ellos es privar de agua a Crimea y otro movilizar a las tropas ucranianas estacionadas en Jersón hacia otras líneas del frente sin temor a que esa ciudad sea atacada por los rusos, afirmó el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú.
Otro de los objetivos ucranianos, según Shoigú, era distraer sobre "los fracasos en la contraofensiva" iniciada en la región de Donetsk, donde se han incrementado los ataques a gran escala ucranianos desde hace tres días. El Ministerio de Defensa ruso anunció el lunes que tales ataques habían sido frustrados.
Fueran los rusos o los ucranianos quienes volaron el dique de Nova Kajovka, lo cierto es que esta acción afectará a la contraofensiva ucraniana. Uno de los posibles escenarios bélicos contemplados por los ucranianos era el del delta del río Dniéper y la lengua de tierra al sur desde donde se podría haber lanzado un ataque anfibio masivo sobre la península de Crimea. Tras la destrucción de Nova Kajovka, queda un terreno anegado de agua que se convertirá en una zona de lodo y fango donde la maniobra de grandes contingentes de soldados será muy complicada.
El retraso en la contraofensiva puede permitir que los F-16 lleguen a tiempo
El retraso en la contraofensiva, que será una de las consecuencias de la voladura de la presa, también podría beneficiar a Ucrania. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, está siendo presionado por parte de sus aliados occidentales para que lance ya su ofensiva con las muchas armas ya recibidas. Pero Zelenski sigue reclamando los cazas F-16, que considera indispensables para apoyar a sus batallones motorizados y sus fuerzas de infantería.
Los pilotos ucranianos de esos aviones tienen todavía muchas semanas de entrenamiento en varias bases europeas. Y no está tan claro que los gobiernos de Europa respondan al unísono para enviar F-16 a Ucrania.
Ahora bien, la movilización de la contraofensiva lejos de Crimea podría animar a los europeos a ceder esos aviones. Nadie en la OTAN o la UE cree seriamente que una negociación con Moscú conllevará la devolución a Ucrania de esa península, durante siglos considerada rusa y donde se encuentra la principal base naval de Rusia en el Mar Negro y el flanco oriental europeo.