La diputada del Frente de Todos, la periodista Gisela Marziotta, se refirió este miércoles al caso de persecución judicial y la proscripción de la Vicepresidenta Cristina Kirchner durante un encuentro organizado por el Parlamento Europeo.

En el marco del Foro Mundial de “Women 's Political Leaders” –Mujeres Políticas Líderes–, la legisladora apuntó contra el rol de las noticias falsas y la desinformación en los procesos de lawfare.

“A partir de la desinformación en la República Argentina tenemos lo que denominamos la guerra judicial, donde se crean un conjunto de causas para perseguir a los líderes políticos”, sostuvo Marziotta.

En este punto, expuso el ejemplo de la dirigente de la Tupac Amaru y presa política Milagro Sala para ilustrar dos casos paradigmáticos de cómo se lleva adelante el lawfare, en el marco de la conferencia titulada “¿La verdad es cómo la creamos? Navegando hechos alternativos, desinformación y teorías conspirativas”.

La guerra judicial en Argentina

“El caso paradigmático de lawfare es el de nuestra actual vicepresidenta y dos veces presidenta elegida por el voto popular, Cristina Fernandez de Kirchner, quien ya hace años viene sufriendo la persecución judicial, a partir de la desinformación que se viene instalando no solo desde los medios de comunicación sino también de todas las herramientas de comunicación que hoy tenemos, como las redes sociales, y del poder económico como tres patas que triangulan una operación sistemática sobre líderes políticas populares, basada en la mala intención”, expresó la diputada al comenzar su participación.

En el panel se debatió sobre el papel de la desinformación y las nuevas tecnologías y su influencia en la vida política. En el mismo se encontraban las eurodiputadas Francis Fitzgerald (Irlanda) y Marina Kaljurand (Estonia); y las congresistas nacionales de distintos países Naz Baloch (Pakistan); Domani Doré (Guinea) y Kira Rudik (Ucrania).

Marziotta contextualizó la situación en Argentina, al referirse a que este año se cumplirán 40 años de la recuperación de la democracia, luego de la etapa más oscura de la historia argentina con la última dictadura cívico-militar, y recordó a los y las compañeras desaparecidas por el plan sistemático que se llevó adelante en toda la región.

“Hoy da la impresión de que se vuelve a instalar nuevamente, pero a partir de la desinformación” sostuvo. No solo haciendo alusión al caso de la vicepresidenta, sino también al caso de la presa política de la dirigente social Milagro Sala, detenida hace 7 años y por la cual ya presentó un proyecto de Amnistía.

La estrategia de las fake news

“La estrategia consiste en crear una atmósfera de sospecha y rechazo hacia ciertas figuras políticas, basada en noticias e información falsa que se transmite en los principales programas de televisión, radios y atiborra los portales de noticias y diarios. Las redes sociales, en suma, pobladas por cuentas falsas, sirven para profundizar este proceso, con el catalizador, además, de que no hay ningún tipo de control sobre la veracidad de los contenidos”, expuso.

A continuación, la diputada afirmó: “sabemos que no se puede transformar la realidad para que los más humildes puedan levantar cabeza, para distribuir la riqueza y ofrecerle al pueblo la oportunidad de tener una vida digna, sin tocar los intereses de los sectores históricamente privilegiados. Fueron los sectores concentrados los que, por sentirse amenazados, impulsaron una ofensiva contra estas dos mujeres”.


Sobre el intento de magnicidio

También se detuvo en el intento de asesinato de Cristina Fernández como ejemplo de materialización de los discursos de odio y la violencia política: “Me parece fundamental subrayar este hecho porque es un claro ejemplo de cómo estas narrativas se hacen cuerpo, se materializan en actos concretos”.

Y añadió: “Estas discursividades terminan por construir y justificar un entramado simbólico y una conducta de rechazo a la diferencia, a lo ‘otro’ y ‘los otros’, que terminan siendo acusados, perseguidos, violentados. Clausura la posibilidad de tolerancia, de diversidad de diferencia o disidencia, que es la base misma de la vida democrática”.

Una legislación para cambiar el rumbo

En el último tramo de su exposición, la diputada esbozó los ejes sobre los cuales se podría avanzar con legislación para luchar contra la desinformación, las noticias falsas y los discursos de odio. Hizo hincapié en tres aspectos: la educación, la práctica periodística y la regulación en redes sociales.

“Tenemos que apuntar a la formación ciudadanos reflexivos y críticos respecto de lo que ven, leen y escuchan, como base fundamental del sostenimiento y la ampliación de derechos en donde todos y todas hagamos uso de libertad de expresión, sin que eso provoque daños a nuestra democracia”, apuntó.

Educación

En relación a la educación, sostuvo que era fundamental “recomponer el tejido social que destruyen las políticas neoliberales tanto en términos materiales como simbólicos, para que haya espacios en los que los chicos y chicas puedan formarse, aprender a usar la tecnología como herramienta emancipadora en lugar de usarla de manera acrítica, para incentivar la lectura, que de ninguna manera puede ser arrasada por las pantallas, y para generar vínculos con sus pares, para que crezcan entendiendo que vivimos en una sociedad y que la solución a todos los problemas no es individual, sino colectiva”.

El buen periodismo

Luego se centró en la importancia del buen periodismo en la actualidad, al afirmar que “con la vorágine de las redes sociales en donde circula información falsa de todo tipo, justamente la buena práctica periodística se vuelve más necesaria que nunca, para indagar, investigar, chequear la información y ofrecer versiones veraces de la información que circula. Pero para ello es necesario que los y las periodistas tengan una formación seria y que no se pueda decir cualquier cosa en los medios de comunicación”.

Regulación de redes sociales

Finalmente, se refirió a la regulación de redes sociales no desde una perspectiva de censura, sino para pensar el rol que deberían tener los Estados. “¿Quién define lo que circula en las redes, lo que es correcto e incorrecto?”, preguntó y agregó: “Hoy son las empresas de plataformas las que tienen esta potestad, aún tratándose de temas que hacen a la vida común de los ciudadanos y ciudadanas de todo el mundo. El Estado tiene que hacerse presente en este escenario, no bajo la forma de censor, sino como regulador y educador”.

“Fortalecer vínculos entre las personas”

Para cerrar la exposición, Marziotta sostuvo que habitamos un mundo de información y tecnología que debemos comprender para pensar formas de vida más justas.

“Nuestro desafío es tratar de entender el funcionamiento de este nuevo mundo para luego intervenir, teniendo siempre en claro qué tipo de sociedad queremos construir: si vamos a dejarnos arrastrar por el individualismo mezquino o si vamos a buscar generar y fortalecer vínculos entre las personas, crear comunidad allí donde hay individuos dispersos.

La respuesta y la salida siempre es colectiva, si pensamos en que nuestro objetivo es transformar la realidad para que las mayorías populares puedan vivir una vida digna de ser vivida”, concluyó.