La crisis económica en la Argentina ha impactado fuertemente en el sector de pequeños y medianos productores agrícolas. Se trata de un segmento que además de garantizar un alimento sano y barato para los argentinos, tiene capacidad de exportación y de sustitución de importaciones.
“Es necesario y urgente una política pública integral de acceso a los alimentos y que apunte a ocupar el territorio de la Argentina. Que las producciones de todo el país puedan llegar a través de un mercado de cercanías a un precio justo y con alimentos sanos”, reclama Juan Manuel Rossi, presidente de la Federación de Cooperativas Federadas (FeCoFe), que nuclea, en 10 provincias, a 53 cooperativas dedicadas a la actividad agrícola, ganadera y de producción de alimentos elaborados.
Cooperativas que exportan
Un reciente informe del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) junto con la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional y el Ministerio de Relaciones Exteriores destaca que en 2022 las cooperativas del país exportaron 160 productos a 121 destinos, pasando de una participación en el comercio internacional del 2,4 por ciento en 2018 al 4,4 por ciento en 2022.
A nivel interno, según datos del Ministerio de Agricultura de la Nación, los pequeños y medianos productores son responsables del 60 por ciento de los alimentos frescos que se consumen en el país, generando el 53 por ciento del empleo en el sector.
Sin embargo, la falta de crédito y acceso a la tierra, el aumento de la tasa de interés, los insumos y maquinarias importadas, los alquileres, la sequía y el avance del agronegocio --con excedentes producto de la concentración económica y la especulación financiera-- han puesto en jaque a este sector.
“Las medidas que se van tomando son en función al modelo agroexportador, más allá de algunas iniciativas sueltas. Es necesario que todas las instancias del Estado nacional, provincial y municipal generen políticas de comercialización propias de los productores. Ahí es donde, por oferta y demanda, van a bajar los precios. Porque por el canal de comercialización establecido, que es concentrado, es muy difícil intervenir en la cadena”, opina Nahuel Levaggi, coordinador de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) y ex director del Mercado Central.
Fecofe y la UTT, junto al Movimiento Nacional Campesino Indígena Somos Tierra, la Federación de Organizaciones Nucleadas de la Agricultura Familiar y Bases Federadas --un espacio disidente de la conducción actual de la Federación Agraria Argentina--, conforman la Mesa Agroalimentaria Argentina, que en 2020 le presentó al nuevo presidente Alberto Fernández leyes como la de Acceso a la Tierra, ley de Arrendamientos Rurales, ley de Protección y Fortalecimiento de los Territorios Campesinos y de la Agricultura Familiar, ley de Segmentación de las Políticas Impositivas y Agrarias y ley de Financiamiento y Fomento del Cooperativismo y la Transición Agroecológica.
Ninguna de estas medidas han sido tomadas en cuenta. Por ejemplo, la ley de Acceso a la Tierra ya es la cuarta vez que ingresa al Congreso Nacional. La iniciativa propone crear un Fondo Fiduciario Público de Crédito para la Agricultura Familiar (Crepaf), para facilitar el acceso a créditos destinados a la adquisición de inmuebles rurales y la construcción de viviendas para las familias productoras que carezcan de tierra propia. Más del 80 por ciento de las familias productoras de alimentos alquilan la tierra.
Mucha tierra poco alimento
Según datos del 2018 del Censo Agropecuario Nacional (CNA), el 40 por ciento de las tierras cultivadas está en manos de solo 1200 familias y empresas. En sólo tres décadas se perdieron 156 mil establecimientos productivos. En su mayoría, de menos de 50 hectáreas.
De las tierras cultivadas en el país, un millón de hectáreas están destinadas a legumbres para consumo humano, frutales y hortalizas. Mientras que 30 millones se destinan a commodities para la exportación (soja, maíz, trigo, girasol, algodón).
Argentina es uno de los países del mundo con mayor concentración de la población en las ciudades. Solo el 8 por ciento de su población vive en zonas rurales produciendo alimento para el mercado interno. En este sentido, desde la UTT se viene implementando un plan de Colonias Agrícolas para desconcentrar las población urbana y disminuir los índices de pobreza, aumentado la oferta de alimentos sanos a través de emprendimientos productivos. Entre ellos está la producción de bioinsumos que permiten reemplazar la importación de agrotóxicos.
“Es un programa agrario que se centra en garantizar el plato de los argentinos y las argentinas. Nace de la Mesa Agroalimentaria Argentina, pero también de la historia de lucha de todas las organizaciones campesinas e indígenas. Justamente en función de entender el alimento como un derecho y ver que en nuestro país el modelo agrario siempre estuvo en mano de los grandes intereses concentrados. Nunca hubo un modelo agrario popular”, comenta Levaggi.
* Integrante de la Coordinación Nacional de la UTT