“En Corrientes hay un periodismo agazapado que no puede salir de la estructura de información que no sea la oficial. El pedido de justicia por Griselda Blanco está atado al eje de libertad de expresión y al aleccionamiento justamente por eso” dice Fabi Villa que pertenece a la Red de Periodistas de Corrientes. En los últimos veinte días la provincia sufrió un cimbronazo por el crimen de la periodista Griselda Blanco, quien tenía 45 años y era la comunicadora más conocida en Curuzú Cutiá, un pueblo de 50 mil habitantes a 320 kilómetros de la capital correntina.

A Griselda la mataron el 20 de mayo en su casa de la calle Pujol, su labor periodística era en la radio y a través de Facebook en donde realizaba vivos de dos horas varias veces a la semana: “Era quien se ocupaba de dar visibilidad a los problemas que tenía la gente del pueblo”, es la frase que resume lo que se comenta en  Curuzú, que quedó conmocionado por un caso que tiene como único imputado al empresario local y ex amante de Griselda,  Ricardo Holzwessing. Las certezas en la causa brillan por su ausencia y todavía no se sabe lo que sucedió y por qué la mataron.

¿Es un hecho perpetrado desde sectores del poder? ¿Por qué se apunta más a sus vínculos afectivos que a su labor como comunicadora en las hipótesis sobre su asesinato? ¿Qué particularidades tiene la labor periodística en la provincia y cómo se relaciona con el contexto político?

La Rial de Curuzú

En el pueblo todo el mundo sabía quién era Griselda Blanco, podían simpatizar más o menos con ella y con la forma que tenía de ponerse frente a la cámara: con mate y cumbia de fondo para hacer su programa “Hablemos claro”. Hay quienes dicen que “era como la Rial de Curuzú” porque contaba historias que nadie quería contar y además lo hacía a través de sus redes sociales. Sus vivos en Facebook eran una marca registrada, recibía pauta de la Municipalidad, pero si tenía que ir contra el intendente, lo hacía. Una auténtica mujer sin pelos en la lengua.

Una de las últimas denuncias que realizó fue contra el Hospital “Dr. Fernando Irastorza” por mala praxis. A través de Facebook llamó a una movilización por su amiga Débora Serrano: “Fue al hospital y en vez de volver a su casa la llevaron al cementerio”, decía a cámara. El encuadre era siempre el mismo, desde su casa y con la escenografía de una bandera argentina de fondo.

Según su versión, Débora fue a ponerse un catéter para la diálisis y murió durante el procedimiento. Griselda denunció a las autoridades del Hospital: “Justicia por Débora Serrano que murió en el hospital civil de Curuzú Cuatiá por mala praxis, los culpables que vayan presos inclusive los directores del hospital” decía en un posteo publicado en la madrugada del 20 de mayo, pocas horas antes de su asesinato.

La directora del Hospital es Mónica González, estuvo involucrada en irregularidades durante la pandemia por aplicación de vacunas a personas a las que no les correspondía la dosis. También se vió envuelta en una denuncia por parte de enfermeras que durante la pandemia reclamaban la falta de guantes, barbijo y vestimenta.

Otra de las denuncias de Griselda fue en marzo de este año, hizo visible la llegada  por  al pueblo de un comisario con denuncias previas de abuso de menores y a quien pusieron a cargo de la comisaría. En sus vivos de Facebook también venía denunciando las amenazas que sufría por parte de la policía: “Era su forma de hacer periodismo, lo máximo que pensábamos era que por ahí la iban a asustar, pero no que terminara así” dice un vecino de Curuzú que prefiere preservar su identidad.

En el pueblo ella era conocida, hacía un trabajo de comunicación social a través de las redes sociales, le hablaba a un público que seguía sus publicaciones y además tenía horarios de vivos: “La movida del pueblo era estar atentas a lo que decía Grisdelda Blanco, porque ella era muy sensacionalista, levantaba todo y muchas veces eran chismes pero otras no. Es decir, en el medio no dejaba de haber denuncias reales porque la gente le escribía y así ella empezó a tomar popularidad” cuenta otra vecina.

Algo sabía

A Griselda Blanco la encontraron el sábado 20 de mayo en el suelo de su casa, tenía signos de estrangulamiento con una soga, puñaladas y golpes en el cuerpo y la cara. El crimen se viralizó y la noticia de que habían asesinado a una periodista en Corrientes estuvo en todos los portales.

En la etapa de instrucción a cargo de la fiscal María José Barrero Sahagún, detuvieron al ex marido, Armando Jara, quien fue liberado por falta de pruebas. El segundo detenido fue Holzweissig, acusado de homicidio simple para quien la fiscal pidió un juicio abreviado. El pedido fue rechazado por el Fiscal General de la provincia, César Sotelo, diciendo que “la investigación se halla todavía en un estadio primigenio".

La abogada de los hijos de Griselda, Andrea Tribbia, sostiene que la causa debe tener la carátula de “femicidio”: “Nos constituimos como querellantes y en un principio sabíamos que había un homicidio con alevosía, ahora le pedimos a la fiscal que reconsidere la carátula” explica en diálogo con Las12.

En relación a las amenazas que podría haber recibido Griselda en las semanas anteriores a su muerte, Tribbia afirma que por ahora no tienen pruebas más allá de las del imputado, pero señala que Armando Jara -que además de ser ex pareja de Griselda trabajaba con ella- borró el contenido de su Whatsapp antes de encontrarse con Griselda por última vez: “Da la impresión de que él tenía miedo por algo que ellos sabían” explica la abogada.

“Todavía no tenemos pruebas de que las denuncias que Griselda hacía a través de las redes sociales tenga que ver con la causa, pero seguro que algo hay” dice la abogada constituída como representante de la querella en la causa.

A pocos días de ser asesinada, Blanco le envió a su abogada, Silvia Casarrubia ,  un audio que circuló por los medios: "Yo no tengo miedo pero a mí siempre me están amenazando por informar la verdad, lo único que hago es mi trabajo que es comunicar y siempre con la verdad, pero recibo mucha presión, muchas amenazas".

Provincia fronteriza y postergada

“Me parece muy grave lo que pasó con Griselda porque todo tiene el mismo origen, es una provincia atravesada por las familias feudales y de mucho dinero que controlan todo, incluso los gobiernos. Lo que empobrece a nuestra provincia y hace que pasen estas cosas es la misma matriz” cuenta Fabi Villa que junto a la Red de Periodistas de Corrientes organizaron una actividad el pasado 7 de junio para pedir justicia por Griselda en el marco del día del periodista.

Villa recuerda que este no es el único caso en la provincia: “es algo que pasa muy seguido pero que no toma trascendencia a nivel nacional”. En 2009 Hernán González Moreno apareció muerto con un tiro en la cabeza, se habló de suicidio pero en aquel momento sus familiares aseguraban que a Hernán lo habían matado. Era un periodista cercano al ex gobernador Arturo Colombi y el hecho se produjo dos días antes de las elecciones. Otro caso que conmocionó a la provincia fue la muerte del sindicalista y senador correntino Rubén Suarez que tenía 52 años en 2019 y apareció en el Río Paraná en un supuesto suicidio.

“Vivimos en una provincia fronteriza que está postergada, que es ultraconservadora y entonces quienes luchamos por otra forma de ejercer la profesión o de vivir estamos silenciados. Y yo creo que lo que le pasó a Griselda, además de ser un crimen atroz, un femicidio, también es un crimen que busca aleccionarnos para que el miedo nos hunda” concluye Villa.

Periodistas en red

El caso de Griselda plantea algunos debates en relación al trabajo de las comunicadoras en la provincia, la libertad de expresión y por supuesto el rol de las mujeres como periodistas: “Es fundamental el trabajo en red entre nosotras para dar cuenta de cómo estamos trabajando cada una y ver que cada contexto es distinto. Obviamente no es lo mismo trabajar en un diario con las secciones bien armadas, que en comunicación institucional o en una FM de un pueblo” señala Maria Itatí Fernandez, comunicadora correntina y parte de la Red.

“Para mí el principal problema que tensiona la labor periodística de las mujeres es la matriz patriarcal, somos pocas las mujeres que hacemos política por ejemplo. En los medios generalmente la tarea nuestra está reservada para otros temas y la mirada de las mujeres es subestimada frente a los planteos de los varones. El caso de Griselda no sé si tiene relación con su ejercicio profesional estrictamente, pero habilita muchas preguntas en relación a nuestro trabajo” cuenta Gabriela que también es periodista correntina pero prefiere no dar su apellido.

Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional dijo en un comunicado que el Estado debe garantizar la debida diligencia en la investigación ya que “se trata de una profesión fundamental para la convivencia democrática, la libertad de expresión, la transparencia y máxima rendición de cuentas a la que deben ser sometidos los agentes estatales o que cumplan un rol público”.

Por su parte la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN) exigió al poder judicial “una investigación transparente”. Carla Gaudensi es Secretaria General de Fatpren y Secretaria adjunta de Sipreba, para ella es fundamental la discusión hacia adentro de los sindicatos sobre como redoblar los esfuerzos para impedir que avance la ola reaccionaria que quiere meter miedo: “El crimen de Griselda expone con toda crudeza este panorama. Primero porque se trata del crimen de una trabajadora de prensa que venía investigando temas vinculados al poder y de esa manera se intenta configurar un mensaje aleccionador contra todas las trabajadoras de prensa”.