Los desarrollos tecnológicos para la producción agrícola con el crucial aporte de la comunidad científica fueron trabajados en una mesa del Congreso Productivo Bonaerense donde se mostraron expectativas sobre el avance de la industria del cáñamo y del cannabis medicinal, una nueva dimensión productiva a la que se apuesta en el mayor distrito del país.
En un número que crece, hasta mayo existían al menos 29 proyectos de investigación formalizados en el Ministerio de Salud que focalizan principalmente en estudios sobre la planta, de los cuales 12 se llevan adelante en territorio provincial. De Buenos Aires también es el presidente de la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME), el intendente de Castelli, Francisco Echarren, a cargo del organismo descentralizado bajo la órbita del Ministerio de Economía y con la tarea de implementar los objetivos planteados en la ley 27.669.
Gran potencial
“El estado actual es que estamos avanzando en evaluar las distintas autorizaciones y licencias que van a otorgarse en determinadas circunstancias. Estamos en pleno trabajo, esperemos que prontamente ya salga toda la reglamentación y seguir avanzando”, se esperanza Valeria Rudoy, integrante del directorio de la Agencia en representación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación.
Tras exponer en el Congreso realizado en Mar del Plata, la Licenciada en Ciencias Bilógicas planteó a Buenos Aires/12 que “se sabe que hay grandes potenciales en esto y que va a ser un avance interesantísimo, va a generar muchísimos puestos de trabajo y una nueva industria donde vamos a ser pioneros, porque pocos países están en esta línea. Apostamos a que va a ser realmente muy valioso y estamos queriendo posicionarnos dentro de la industria del cáñamo y el cannabis medicinal”.”.
El uso medicinal de cannabis es el que tiene mayor popularidad, pero no tanto se conoce generalmente de la potencialidad del cáñamo, considerada la fibra textil de origen vegetal más larga, suave y resistente. Por eso mismo, se utiliza en la industria textil, en la fabricación de cuerdas, papel, pintura, elementos aislantes, cosméticos e incluso sus semillas tiene uso alimentario.
“No es solo uso medical sino también industrial. El cáñamo industrial tiene mucho intereses y potencial de trabajo en varias áreas, se puede trabajar muchísimo en lo más sencillo que es el momento de la regulación, pero como tiene su contenido de THC, entonces hay que evaluar hasta dónde se va a regular”, explicó Rudoy. “Estamos trabajando, hay que pensar que es algo muy nuevo, la Agencia es una institución interministerial. Estamos viendo cada etapa y avanzando muchísimo para que con esta regulatoria se pueda empezar a trabajar”, aportó.
Mejorar las cadenas productivas
En la mesa de “Biotecnología como herramienta de trabajo” también se le dio magnitud al biodesarrollo, entendido como una estrategia tecno-productiva a partir de un modelo de prácticas innovadoras de producción en base al aprovechamiento de recursos, procesos y principios biológicos y formas de generación y aplicación de conocimiento para producir alimentos, energía, productos y servicios de manera sostenible, que conduzca al desarrollo de las comunidades y territorios en los aspectos sociales, productivos y ambientales.
La directora nacional de Bioeconomía, Dalia Lewi, hizo hincapié en la relevancia de “promover la articulación y vinculación entre la investigación, el desarrollo, la producción y la innovación”. La agrónoma resaltó que “acompañar a los desarrollos locales es el principal foco de esta gestión”, por lo que se apuesta a una profundización de la “eficiencia y mejoramiento de las cadenas productivas, la promoción de prácticas en equilibrio en el ambiente y la elaboración de productos agropecuarios y agroindustriales con altos estándares de calidad”.
Tecnologías caras
Sin correrse de ese objetivo, el coordinador del Programa Provincial de Mejoramiento Vegetal del Ministerio de Desarrollo Agrario, Raúl Cáttáneo, alertó sobre la necesidad de un rol activo del Estado para generar condiciones para que los pequeños productores puedan acceder a la biotecnología. “Son tecnologías caras, la gran ventaja es que cuando el Estado está presente podemos desarrollar productos y tecnologías que estén al servicio del productor. En nuestro caso, trabajamos con multiplicador, entonces una planta se entrega al multiplicador y ese es que le vende después a pequeños, medianos o grandes productores. Con el Estado presente logramos acceso a esa tecnología y material, porque si no el productor produce lo que hay en el mercado”.
Finalmente, ponderó que “lo que tenemos que lograr es bajar los costos con los desarrollos tecnológicos, con la importancia de la sustitución de importaciones, para que esa tecnología sea accesible a través de inversión pública para todas las cadenas productivas. Ya sea para un gran productor o un pequeño productor”.