De izquierda a derecha, en la foto vemos a un niño esclavizado, a una niña de nombre Justa y a su madre. En el epígrafe de la foto que apareció el 20 de mayo de 1905 en la Revista Caras y Caretas, se pueden leer los nombres de ambas, pero la descripción del chico es: “el morenito criado en la casa”. La nota se publicó varios años después de que fue tomada la foto, y el periodista aclara que Justa se había casado, para el momento de la publicación, con un tal García Fernández . Junto con esta imagen se publicaron 13 más. Son fotos de niñas aprendices de piano de familias aristocráticas de Buenos Aires. Además, encabezando la nota hay una foto de Carlos Lambra, profesor de todas ellas. Esta última fue tomada en 1885, año en que falleció el músico.
El término “moreno” que utiliza el periodista apelando a la corrección política, todavía se suele utilizar para suavizar la voz “negro”, que según define la RAE "moreno, o que no tiene la blancura que le corresponde". En este caso, además, el diminutivo pegado a la palabra “criado” terminan de componer una imagen tensa y difícil de digerir hoy en día. Cabe destacar en el año 1860, tras la reforma de la constitución de 1853, Buenos Aires se incorpora como una provincias más de la naciente república Argentina, y desde ese momento se termina la esclavitud como institución legal. No obstante no son pocos los testimonios que dan cuenta cómo esta práctica siguió siendo parte de la dinámica social durante algún tiempo más.
Sobre Carlos Lambra, el profesor de la niña Justa, y su particular vida versa la nota conmemorativa. Lambra nació mujer, era de origen inglés perteneciente a una familia de la nobleza, con la cual, según afirma el periodista, nunca tuvo buena relación. En 1855 llegó a Montevideo como primera cantante de una compañía de ópera, ya utilizaba en ese año el apellido artístico de Lambra. El éxito que tuvo hizo que cambiara de rumbo y se quedara a vivir aquí. Su vida giró a partir de ese momento entre los conciertos y las clases de piano. Según la crónica, tuvo muchos problemas con las familias aristocráticas en Montevideo así que un día se presentó ante sus estudiantes con un traje y les comunicó su nuevo nombre, Carlos. Así se presentó en Buenos Aires, y según explica el periodista fue también motivo de críticas locales. El talento como profesor, de todas maneras le permitió cosechar alumnas en la ciudad y de eso trabajó hasta 1885.