“Un recorrido por la música, la palabra cantada y el juego”. Esta es la invitación que Mariana Baggio extiende a grandes y chicos de la mano de A Otra Cosa Mariposa, su nuevo proyecto musical. Luego de la serie Barcos y Mariposas, que incluyó cinco títulos, la reconocida cantante y compositora se zambulle de lleno en una nueva aventura. Y este domingo, a partir de las 16.30, en Dumont 4040 (Santos Dumont 4040), subirá al escenario junto con su banda para compartir el flamante repertorio. Las entradas pueden ser adquiridas a través de Alternativa Teatral: publico.alternativateatral.com/entradas83596-mariana-baggio-y-su-banda?o=14
Con un espíritu lúdico, A Otra Cosa Mariposa es fruto de un trabajo colectivo. Para dar vida a las 15 canciones que conforman el material, Baggio se propuso trabajar con distintos arregladores y productores, entre los que asoman nombres como Andrés Rubinztsyn, Pablo Spiller, Ezequiel Finger, Gabriel Spiller y Matías Arce. El resultado: un cancionero divertido que combina guiños a tradicionales juegos infantiles con historias de simpáticos insectos y animales.
Y entre las novedades, destaca la presencia de la voz y la imaginación de los más chiquitos a través de un formato de "mini canciones" que completan con frescura la propuesta.
“Fue un desafío feliz hacer este disco”, sintetiza Baggio, quien viene de ofrecer un primer recital con entradas agotadas. “Las devoluciones que voy recibiendo son hermosas. Siempre me emociona cuando mi música empieza a sonar en otras voces. Y cuando escucho a chicxs y grandes cantando las canciones nuevas me da mucha alegría”.
-Este disco es el primero que realizás luego de la serie Barcos y Mariposas. ¿Qué implicó tener que asumir esta nueva búsqueda?
-Me propuse trabajar la producción y los arreglos con distintos músicos y fue una experiencia maravillosa. Cada uno a su manera y con su interpretación de mis ideas fue aportando colores variados entre sí y novedosos respecto a los discos anteriores. Disfruto mucho la parte de "vestir" las canciones, y hacerlo de esta forma me divirtió especialmente.
-En esta ocasión, las infancias toman un papel protagónico. Se escuchan sus voces y algunas mini canciones fueron inventadas por ellas. ¿Cómo surgió esta idea y por qué te interesó incorporar este material al proyecto?
-Una parte importante de mi contacto con la música y las infancias son mis talleres de iniciación musical para chicxs. En ellos, entre otras cosas, inventamos canciones. Y a esta altura de mi trabajo docente, no exagero si digo que tengo cientos de canciones inventadas por chicxs. Algunas bellísimas. Siempre tuve ganas de compartir algo de esa parte de mi trabajo y este disco, que intenta tener una personalidad diferenciada de los anteriores, fue una buena oportunidad para eso. Por otro lado, mientras fui armando este proyecto, escribí junto a mi coequiper Mauri Ermann un libro que se llama Cómo Compongo. En ese trabajo se cuenta nuestra experiencia de composición con las infancias, por lo que eso ha sido un tema importante en mis pensamientos en estos últimos años.
-Hay algunos ejes temáticos que atraviesan el disco, como por ejemplo la aventura, el juego y el mundo animal. ¿Cómo encontrás la inspiración?
-Todos los días de la semana recibo en mis talleres a grupos de chicxs de distintas edades. Y en general, la inspiración la encuentro escuchando, observando su interés, su juego y sus historias. Otras veces la inspiración puede venir de un recuerdo, o de algo que me da ganas de contarles a los chicxs. Por ejemplo, como en el caso de la canción "Kiba", que cuenta cómo era mi gato cuando recién llegó a casa, chiquito e imparable. Esto fue durante la pandemia, y mis alumnxs lo conocieron por Zoom. En cada clase me iban preguntando dónde estaba, qué estaba haciendo y yo les contaba alguna anécdota. Esto, finalmente, se transformó en una canción.
-¿Qué desafío tiene hacer música para las infancias?
-Lxs chicxs son completamente sinceros. Ellos nunca intentan quedar bien y tampoco tienen ningún tipo de compromisos. Por lo cual, si una canción les despierta curiosidad o interés, entonces seguramente es genuino. Para mí el desafío de hacer música para las infancias tiene que ver siempre con la empatía. Porque hace mucho tiempo que uno no es niño. Pero hay algo que siendo adulto se puede ablandar y soltar, para poder entrar en un estado que te permite conectar. Y este es el desafío: lograr entrar a ese estado para entender por dónde va el juego, la sensibilidad y el interés de lxs chicos hoy, y encontrar las palabras y la música para decirlo.