La relación afectiva entre el cantautor chileno Manuel García y la Argentina viene desde su infancia y fue creciendo incluso con los años. Su padre, también músico, interpretaba repertorio popular argentino y a temprana edad Manuel conoció la obra de Atahualpa Yupanqui, un autor que lo marcó tanto como Violeta Parra. “Y luego con los años pudimos conocer a través de cintas piratas a Sui Géneris y en la adolescencia, con todo el rock latino, aparece la influencia de Soda Stereo. No recuerdo el primer día que fui a tocar a Argentina, pero se fue repitiendo en el tiempo”, dice el cantante y compositor chileno, quien se presentará este domingo a las 19 en Xirgu Untref (Chacabuco 875). Pero el hecho más significativo de su carrera, que tiene que ver también con Argentina, sucedió cuando grabó un disco a dúo con Pedro Aznar, Abrazo de hermanos (2019).
“Pedro Aznar se convirtió en una figura señera, una síntesis de alguna forma de la música argentina en Chile, porque trabajó con muchos artistas distintos y geniales”, sostiene García. “Aznar nos traía conciertos en los que veíamos que en un escenario podía convivir perfectamente folklore y rock; cantar canciones que había grabado con Charly pero también citar alguna cosa de la Pampa argentina con una caja tradicional andina o algún tema de Violeta Parra o Víctor Jara. Con su estilo, Aznar convoca todavía a sus conciertos a todo el mundo chileno de la música. Son los únicos conciertos donde va un rockero, gente del jazz, de la música clásica, de la trova, la canción o el folklore”, dice sobre la influencia del músico argentino. “Entonces, si tuviéramos que hablar de un enamoramiento con Argentina y luego de un casamiento, ese disco sería el casamiento. De alguna forma yo me formé en Argentina sin estar allá, porque los pasos más profesionales los di justamente por generosidad del equipo de Pedro Aznar”.
En septiembre del año pasado, el trovador chileno repasó toda su obra en un concierto en el Centro Cultural Kirchner y ése registro se puede escuchar ahora en el disco Manuel García en Buenos Aires (2023), que acaba de publicarse en plataformas digitales. Allí incluyó una versión en vivo de “Los dinosaurios”, de Charly García, junto a Lito Vitale. El concierto que brindará en Xirgu se titula El Caminante y tendrá que ver con ese repertorio, además de incluir canciones populares chilenas. “El caminante va por el mundo con sus afectos y defectos y se plantea canciones que tienen que ver con cantar y contar historias personales, sociales y de amor”, adelanta el cantautor. “Es un concierto a piano y guitarra que vamos a enriquecer con algunas canciones que vayan dando una panorámica histórica del Chile de hace cinco décadas atrás, porque estamos conmemorando cincuenta años de historia desde 1973, que fue el Golpe de Estado, hasta la fecha”, dice. “En un concierto mío se puede escuchar un poco de rock-pop, algo más folk, algo más trovero, también algo de folklore y por qué no alguna cosa electrónica”, explica sobre las canciones de su pluma.
El año pasado, el músico chileno publicó El Caminante (2022), un disco retrospectivo para celebrar sus cincuenta años de vida y en el que repasó sus canciones a través de duetos de lujo: Mon Laferte, Silvio Rodríguez, Lenine, Eva Ayllón, Muerdo, El Kanka, Francisca Valenzuela y Pedro Aznar. “Por un lado, es un disco que tiene dos características: está muy conectado con las personas que cantan, porque las admiro y las quiero. Y por otro lado, los referentes importantes como Silvio Rodríguez y Pedro Aznar son gestiones que hizo mi representante y a las que llegó de manera muy mágica, porque son artistas a los que yo no hubiera molestado para una colaboración en un disco que de algún modo festeja mi música”, cuenta. Entre ellas, hay una versión de "El viejo comunista”, con Silvio Rodríguez. ”Aparece el sentido dialogante con la historia, porque hablar de comunismo en estos tiempos es muy delicado no solo por el tema político sino también desde el lado filosófico. Entonces, era interesante poder dialogar con un genio de las características de Silvio Rodríguez en una canción acerca de una temática que aún es una preocupación social para muchos y muchas”, entiende.
-¿Y creés en la canción como un artefacto cultural, social y político que puede mover algo en el otro, modificarle su mirada sobre la realidad?
-Yo soy de una generación en la que nos formamos entendiendo la política y la sociedad desde la canción porque no teníamos tampoco más herramientas, todo estaba prohibido en tiempos de dictadura. Yo era niño en el año setenta, es decir que toda mi adolescencia y juventud ocurrió en la dictadura, si tenemos en cuenta que en el año 1989 se abrió una democracia muy débil y muy pálida en Chile. Entonces a nosotros nos formó no solamente Silvio Rodríguez sino que fue importante escuchar a algún artista popular en un transporte público o en una calle cantando a Víctor Heredia, por ejemplo. Tremendo, conmovedor, sin saber que eran canciones de Heredia. O la misma música de León Gieco, que nos acompañó y nos abrió los ojos. Entonces, yo ya no sé qué tanto artefacto político y social es la canción pero sí creo en ella cada vez más desde la filosofía del arte como una especie de ser dialogante. Si a la canción tuviéramos que darle una personalidad sería una conversadora.