Cristina Fernández de Kirchner le pidió al juez Marcelo Martínez de Giorgi que investigue si Revolución Federal tenía planes para asesinarla. La presentación de la vicepresidenta se concretó después de que se conociera un mensaje en el que un contacto de Jonathan Morel hablaba de una “actividad bala” cinco días antes de que Fernando Sabag Montiel intentara asesinarla en la entrada de su departamento de Juncal y Uruguay. CFK, además, le reclamó al magistrado que llame a indagatoria a Rossana Pía Caputo, hermana del exministro de Finanzas Luis “Toto” Caputo, por haber supuestamente financiado al grupo ultraviolento que reclamaba “bala” para el kirchnerismo mientras se paseaba con guillotinas y antorchas encendidas.
Morel, el fundador de Revolución Federal que la semana pasada estuvo nuevamente en Comodoro Py, tenía agendada a una persona bajo el nombre de “Dali Revolución”. Este contacto, que aún no está identificado en el expediente, podría ser la clave –entienden los abogados de CFK, José Manuel Ubeira y Marcos Aldazabal– para reconstruir un entramado criminal que se inició más de un mes antes del intento de magnicidio.
El 22 de julio, a Dali Revolución le llega un video que mostraba cómo “manifestantes autoconvocados” amenazaron de muerte a CFK. Ella responde entonces: “Lo que fue agresivo fue el mensaje de amenaza de muerte (...) que no es mala idea. Tengo una 9mm. Cualquier cosa me avisan”.
El 25 de julio, Sabrina Basile comparte una convocatoria a “defender el campo” en la Sociedad Rural Argentina (SRA). Dali Revolución responde en ese momento: “Tengo una 9mm y el mástil de la bandera (el consolador de la Cerruti) y tengo gas pimienta”.
El 22 de agosto, los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola piden condenar a CFK a doce años de prisión e inhabilitación perpetua. Ese día hay una gran congregación de gente en la zona de su departamento de Juncal y Uruguay. Entre los que van están Morel y Leonardo Sosa, otro de los fundadores de Revolución Federal. Sosa es especialmente violento: intenta voltear vallas y agrede a un policía de la Ciudad que lo quiere detener.
El 25 de agosto, Morel comparte un video sobre la llegada de CFK a su casa –rodeada por la militancia–. “Una granada ahí”, responde Dali Revolución. “Mi límite es la 9mm que tengo”.
Después de compartir ese video, Morel hace un Twitter Space en el que dice cuál sería su idea para matar a CFK: “Hoy, por ejemplo, veía cómo Cristina saludaba a La Cámpora y a la militancia y decía ‘lástima que a mí ya me conocen la cara porque si no sabes cómo me infiltro ahí una semana y espero que baje’. Pero yo te juro: si a mí no me conocieran los nenes de La Cámpora, yo voy, te canto ahí la marcha peronista días seguidos y, en cuanto puedo, pasa a la historia. Después me linchan. Pero paso a la historia”.
El 27 de agosto, Dali Revolución le escribe a Morel: “Yo no estoy en el grupo pero contá conmigo (para) la actividad bala. Tengo unas ganas de usar mi 9mm”.
Ese sábado, Sabag Montiel estaba mezclado entre la multitud que fue a apoyar a la vicepresidenta. Intercambia unos mensajes con Brenda Uliarte y le dice que ya no vaya porque CFK ingresó al departamento. Uliarte, en paralelo, le dice a su amiga Agustina Díaz: “Mandé a matar a la vice Cristina. No salió porque se metió adentro”.
El 28 de agosto, dos integrantes de Revolución Federal –Sosa y Gastón Guerra– entran al edificio donde vice CFK: van a visitar a su vecina Ximena de Tezanos Pinto.
“En Revolución Federal parecen haberse discutido delitos concretos, vinculados con el uso de armas de fuego. Y, por el contexto, bien puede intuirse que no se trata de cualquier delito”, remarcaron los abogados de CFK en su presentación. “Muy probablemente la ‘actividad bala’ tenía como objetivo a CFK’”, señalaron.
En esa línea, Ubeira y Aldazabal le reclamaron a Martínez de Giorgi que investigue si Revolución Federal únicamente quería amedrentar políticos o si sus integrantes estaban dispuestos a pasar a ejercer la violencia política. Además, le dijeron al juez que indague si actuaron en tándem con Sabag Montiel, con Uliarte y con Nicolás Carrizo –los principales imputados en la causa por el atentado que se investiga por separado–.
Uliarte se sabe que participó de la marcha de las antorchas convocada por Revolución Federal el 18 de agosto del año pasado. Según deslizan los abogados de CFK, podría haber estado en, al menos, otra actividad. Una integrante de ese grupo sugirió que podría haber sido ella –bajo la identidad de “juanargento” la que les escribió a su cuenta de Twitter para preguntar: “¿Lo hicimos bien?”
La clave parece estar en identificar a Dali Revolución, algo que ya reclamó el fiscal Gerardo Pollicita. Juan Grabois, que es querellante en la causa, sugirió que podría tratarse de Lidia Margarita Casciano. La querella de CFK marcó que otra posibilidad es que fuera Angélica Dalila Monti, que en distintos medios de comunicación fue señalada como la pareja de Morel.
El financiamiento
“No ha sido convocado a declarar ningún integrante del Grupo Caputo aún cuando el financiamiento de Revolución Federal es evidente”, marcaron los abogados de CFK y reclamaron que el juez indague a Rossana Pía Caputo, que aparece como el nexo más evidente con Morel y con la carpintería que montó en Boulogne –después de aprender el oficio por YouTube–. El lunes, al salir de declarar ante Martínez de Giorgi, Morel responsabilizó a la vicepresidenta por haber tenido que cerrar su negocio.
El vínculo de Morel con Caputo Hermanos es un misterio. Según la versión oficial, Rossana Caputo entró supuestamente a una carpintería de barrio. Compró unas mesitas que se rompieron y, aun así, le encargó 144 mesas de luz, 144 respaldos de camas, 48 banquetas y 60 mesas ratonas para un emprendimiento en Neuquén. Si efectivamente fue a la carpintería, Caputo debió advertir que el negocio no tenía capacidad y Morel terminó subcontratando. Lo curioso, señala la querella de CFK, es que algunas de las empresas subcontratadas ya eran proveedoras de Caputo Hermanos. Para Ubeira y Aldazabal, no tiene sentido que Morel haya estafado a una firma como Caputo Hermanos. “Lo que sí tiene sentido es que Rossana Caputo o el Grupo Caputo en general hayan financiado a Revolución Federal”.
Los abogados de CFK resaltaron una serie de rarezas, comenzando con pagos millonarios en efectivo. La otra es que Morel supuestamente inició su relación laboral en enero del año pasado pero hubo un gran caudal de pagos en mayo, cuando casualmente fundó Revolución Federal.