Hace menos de una semana, Tom Holland confesó haber quedado destrozado por el trabajo en The Crowded Room. Experiencia que le supuso a la joven estrella, protagonizar la ficción, encargarse de la producción y someterse al rigor de uno de esos papeles que juegan con la psiquis. Aquí encarna a Danny Sullivan, un joven arrestado por su participación en un tiroteo en la Nueva York en 1979. ¿Es un sociópata o un inocente con olvidos demasiado convenientes? Quien debe resolver este rompecabezas mental es la curiosa interrogadora Rya Goodwin (Amanda Seyfried de The Dropout). Los tres primeros episodios ya están disponibles en Apple TV+, los siete restantes se alojarán cada viernes en la plataforma de streaming.
Su personaje exige lugar en el amplio arcón del llamado “narrador no confiable” bien representado en el cine por Los sospechosos de siempre, Vanilla Sky, La isla siniestra y Joker, entre otros. El mayor inconveniente de la entrega creada por Akiva Goldsman es que no hace nada por salir de los usos y costumbres del subgénero donde hasta el propio protagonista descree de su coartada. Más cuando desde la primera escena, Danny aparece mirándose en un espejo distorsionado. En definitiva, Holland guardó el traje de Spiderman por un rato, y puso todos los que caben en la cabeza de su criatura.