Nacido en Buenos Aires, Juan Diego Botto tenía 4 años cuando su madre, la actriz y directora Cristina Rota decidió trasladarse a Madrid con sus tres hijos. Dos años antes, en 1977, había desaparecido su esposo, Diego Fernando Botto. La pareja se había conocido en el teatro San Martín, cuando ambos integraban el elenco de Romance de lobos, la obra de Valle Inclán que Agustín Alezzo estrenó en 1970: “Yo no estaría en este mundo si no fuera por este teatro”, resume el actor en la entrevista con Página/12, en la que manifiesta su satisfacción por actuar finalmente en su ciudad de nacimiento y habla de Una noche sin luna, espectáculo unipersonal de su autoría que con dirección de Sergio Peris-Mencheta presentará en la sala mayor del Teatro San Martín por sólo 5 funciones, desde el miércoles 21.
Centrada en la figura de Federico García Lorca, la obra fue estrenada en noviembre de 2020 y desde entonces Botto ya dio dos veces la vuelta a España representándola, al tiempo que obtuvo los premios más prestigiosos del país. Se trata de un monólogo que tiene muy en cuenta al espectador, integrado por fragmentos de obras, poemas y conferencias del autor del Romancero gitano. Leyendo la monumental biografía de Ian Gibson, el actor cuenta que el espíritu de la obra de Federico lo llevó a imaginar una obra para dos personajes. Pero el director lo convenció para que fuera un unipersonal: le propuso que interpretara él mismo al poeta y a sus antagonistas. Botto asegura percibir conexiones entre la España de hoy y la de los años ’30, especialmente sobre cuestiones como el chauvinismo y el resurgimiento de la extrema derecha: “pensé que debía hacer algo al respecto”, cuenta, y destaca que toda su actividad teatral está guiada por la necesidad de referirse a la realidad y sus injusticias.
También actor de cine y realizador (se lo recuerda en Martín (Hache), de Adolfo Aristarain), Botto distingue: “Es bonito pensar que el cine queda para siempre, pero el teatro es incomparable, por la adrenalina que genera ese viaje en el que uno está en escena, sin cortes”. Sin embargo, el actor confiesa que aún hoy, durante los tres primeros minutos de cada función le surge un temor impreciso que luego se diluye en una gran sensación de placer. El nombre del espectáculo se relaciona con la detención de García Lorca, en agosto de 1936: “Cuentan que la última noche del poeta, aquella terrible, la del molino cerca de Víznar donde esperó la muerte, fue una noche sin luna”, es uno de los textos del programa de mano.
-¿Cómo refleja el espectáculo los últimos años de Federico?
-Tomando en cuenta sus cambios. Son tiempos en los que toma decisiones políticas muy claras por las cuales es amado por unos y odiado por otros: se vincula con los republicanos, se interesa por la reforma agraria, firma muchísimos manifiestos políticos, se decide a acercar la cultura a las clases populares. Hasta el momento, la obra de Lorca había sido considerada desde lo folklórico. Y al poner a la mujer en un lugar protagónico, deseante, fue muy criticado. Por homosexual, por feminista y también por no ser suficientemente español.
-¿Cómo es esto?
-Lorca hizo muchas entrevistas y, como se hace ahora también, sus opiniones fueron sacadas de contexto, como cuando dijo “El chino bueno está más cerca de mí que el español malo”. Dijo además que había sido un gran error haber echado de España a moros y judíos.
-¿La visita de Lorca a Buenos Aires tiene un lugar en el espectáculo?
-Sí, porque es un momento muy importante para él: por primera vez gana dinero como autor, recibe el tratamiento de un verdadero ídolo de masas y esto lo comparte con sus padres, con mucho orgullo.
-¿Se nota en los materiales que elegiste la ausencia de las restricciones que antes pesaban sobre la obra de Lorca?
-Sí. La familia tenía mucho recelo con que se hablara de la vida sentimental de Federico. Pero para entender bien su obra hay que conocer algunas cosas. Poeta en Nueva York , por ejemplo, no se comprende si no se sabe que él venía huyendo de un amor y que ese viaje le cambia la vida. Como cuando luego visita Cuba: es la primera vez que se encuentra lejos de sus padres, solamente atento a pasarlo bien.
-Decís que comenzaste a escribir teatro de un modo casual. ¿Tus obras se relacionan de alguna manera?
-Yo escribí obras sobre Argentina y sobre el exilio. Cuando terminé Una noche sin luna pensé que era la primera vez que escribía una obra enteramente española. Pero luego me di cuenta de que había escrito sobre un hombre torturado, sobre un desaparecido y que todo giraba en torno de la memoria. La ausencia de mi padre marcó toda mi infancia y es allí donde aparecen las obsesiones que se repiten en la vida.
*Una noche sin luna, Teatro San Martín (Corrientes 1530) desde el miércoles 21 al sábado 24, a las 20 hs. El domingo 25, a las 17 hs.