Las cuatro elecciones provinciales cumplidas ayer registraron porcentajes entre aceptables y altos de participación, afrontando una ola de frío general. Se describen en esta columna y en otras notas de Página|12, sin escrutinios completos. En dos se elegían gobernadores, San Luis y Tucumán. Esta es la más relevante en este aspecto por su población, la sexta entre las provincias argentinas.
Se impuso por goleada el oficialismo encabezado por Osvaldo Jaldo, con una diferencia que parece superar pronósticos previos de por sí optimistas de los compañeros locales. El peronismo arrasó en un distrito que sabe serle fiel, mayoría absoluta. Presentismo superior al 84 por ciento, casi idéntico al de cuatro años atrás. Alto, en ambos casos.
Otro ganador de la jornada, Juan Manzur, podrá refrescar sus ambiciones nacionales. Manzur se ilusiona con postularse a la presidencia o integrar fórmula como vice. Acaricia el proyecto desde que fue designado jefe de Gabinete por el presidente Alberto Fernández, en el remoto 2021. Se hace “medir” desde entonces, con floja suerte. El contexto actual (en el que los gobernadores piden espacio) y su éxito de ayer le dan un relativo envión dentro de la inconclusa interna del Frente de Todos (FdT).
Juntos por el Cambio redondeó floja performance provincial, distante de sus ínfulas de alzarse con la provincia. Jaldo, sonriente y contenido, “atendió” a los referentes nacionales cambiemitas nombrándolos de a uno en fondo, en yunta con sus comprovincianos vencidos. Manzur no cabía en sí de gozo.
El desempeño de Ricardo Bussi suena patético, malas nuevas para el diputado libertario Javier Milei. “Ricardito” es un facho redomado con experiencia y rodaje local. Estuvo a un tris de ser gobernador en 1999 y sacó 13,78 por ciento de los votos en 2019 en comicios similares a los de ayer. La caída en picada y la distancia con el peronismo emiten señales que no se deben transpolar linealmente a lo nacional pero tampoco ignorar. Bussi era (y es) el mejor aliado “del interior” que se había agenciado Milei. E hizo sapo… En Tucumán, los tres tercios te los debo.
La movida de la Corte Suprema de Justicia no quebró el proceso democrático ni las preferencias “populistas” de la mayoría de los tucumanos. A pura intuición, uno sospecha que fortaleció el sentido federal. Los dirigentes no cantaron “para la Corte que lo mira por tevé”, aunque el espíritu de esa consigna transitó el Jardín de la República. Los oídos de los supremos habrán zumbado de lo lindo.
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Los portales que registran escrutinios electorales son cada vez más sencillos y amigables. Progreso político tecnológico, todo bien… igual ayer los resultados tardaron horas en llegar. En Tucumán se entiende porque el sistema de acoples incuba una cantidad asombrosa de listas, de candidatos (más de 17.000 en distintos rangos), de fiscales por mesa.
En San Luis porque contienda reñida y coso, porque la ley de Lemas enmaraña a los votantes, los fiscales y a los recuentos.
En Corrientes nadie supo bien por qué: autoridades legislativas, no debería pasar. Pero fue ocurriendo.
En Mendoza se implementó la Boleta Unica Electoral (BUE) en papel, considerada por las ONGs y por dirigentes de derecha una panacea, un prodigio. Falló… ¡y bué!
Igual a las 22 horas ni un numerito, en tantas comarcas, con escenarios diversos.
Pocos motivos para alarmarse, ninguno para indignarse. Las rutinas democráticas valen por los niveles de compromiso, por el sufragio universal y obligatorio, por el peso de las decisiones populares, por la limpieza. Un rato más o menos… qué importa salvo a los periodistas que escriben contrarreloj.
Las personas politizadas, los candidatos, los fiscales fueron consiguiendo pistas. Los movimientos geográficos de referentes o funcionarios nacionales y provinciales proveyeron indicios nítidos. Los gobernadores peronistas o aliados del Norte Grande rumbearon desde relativamente temprano hacia Tucumán: el catamarqueño Raúl Jalil, el santiagueño Gerardo Zamora, el formoseño Gildo Insfrán, el riojano Ricardo Quintela. Los desplazamientos olfateaban aroma de victoria. El ministro del Interior Eduardo Wado de Pedro armó un viaje dichoso.
En la otra coalición, la exministra Patricia Bullrich enfiló hacia Mendoza para congratular a su correligionario favorito, el diputado Alfredo Cornejo, que ganaba en las Primarias y se ratificaba favorito para las elecciones de septiembre. Una disputa peculiar que justifica una lectura fina, para los próximos días. Cornejo fantaseó con integrar fórmula presidencial con “Pato”. Se despegó a tiempo, fue a lo seguro y está cerca de ser reelecto tras el intervalo de un mandato, una hazaña para el esquivo sistema mendocino.
En San Luis los datos venían por goteo y las dos listas se daban por ganadoras. La de Jorge “Gato” Fernández, que representa al peronismo del gobernador Alberto Rodríguez Saá. Y la de Claudio Poggi, un exgobernador peronista que lleva los colores locales de Juntos por el Cambio y el apoyo del senador Adolfo Rodríguez Saá.
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Esta columna cierra a la medianoche del domingo, sin datos completos. No se sabe aún quién ganó la intendencia de San Miguel de Tucumán, seguro que será una mujer porque los cambiemitas y los peronistas llevan una encabezando sus respectivas boletas.
En San Luis, Poggi iba sacando ventajas y podía suponerse que la tendencia no cesaría.
El calavera no chilla, a nadie le gusta entregar una nota sin el panorama completo pero lo más importante, como siempre, lo hizo la gente común, participando, eligiendo, incidiendo en el futuro de sus terruños. Otra jornada para celebrar, sin la furia y los gritos que propalan con toda intención las subculturas mediáticas.