La Cristal Fluo, mandamás de la escena drag poteña, da la pauta: “¡Quiero tips para mis chicasss!”, y prolonga esas consonantes últimas con su distintivísima cadencia de E.T. lactante, imitada a viva voz y en su propio rostro por fans que la idolizan vía instagram y cada domingo acuden al show que encabeza. La Greenville se acaba de esconder, a saltos de antílope, por entre el público que se amontonó para mejor ver su lipsync. Llovieron tips, o propinas, porque según el uso yanqui de los shows de drags, a mejor performance, más billetes.
Sale gente a fumar, mientras adentro suenan Rihanna o RuPaul. Se barajan coreos y se scrollean teléfonos. La vereda de calle Gurruchaga, con mesas copadas, es desde luego pasarela y también a esta altura punto panorámico de yire. El agite barrial de Palermo es voyeur de estas efervescencias que se encadenan desde los dos baños rotulados como “WO” y “MAN” hasta el escenario vidriera, cuya persiana debió bajarse dado lo escandalizante del último lipsync.
La cita semanal, que comenzó como un testeo veraniego y vespertino hace pocos meses, fue afianzándose en uno de los espacios más temidos por cualquiera que haya (sobre)vivido a un fin de semana álgido: la noche del domingo, aunque sin jengas ni cuponeras, pero sí concursos.
Según Cristal, “los domingos son grises y no hay nada para hacer”, y con una idea inicial de producir veladas temáticas -las hubo dedicadas a los 80 y a los 90, por caso-, ahora lo central es la batalla que define a la mejor performance de la noche. Leo García, Benito Cerati y Karina Noriega ocupan las bancas de juradxs. Atención: no se exige montaje para presentarse, “porque acá cada quien viene como quiere y participa igual… además es domingo y esto es un juego”. La convocatoria creció tanto en los últimos dos meses que existen planes para expandir la escena lipsync a otras noches de la semana.
Hay sorpresas: Leo hace un cover de Virus, en peluca y angora rosa chicle, y Benito, qué atrevimiento, se mete con “I feel love”. Aullidos, camparis, tropiezos, instagram stories. Entre performances, el himno marica que Katy Perry le donó a este 2017 es separador universal, y debe escucharse a varias propiedades de distancia un coro que dice, otra vez y otra más, “swish swish, bish”, que viene a ser algo como “hasta nunca, maldita”. Mientras, a su ritmo y como si nada, repican cercanos dos pares de stilettos. Hay que ir volviendo a casa… o no.
Lipsync for your tips and life, todos los domingos desde las 21, Peuteo Bar, Gurruchaga 1867.